Gracias por reavivar los sentimientos patrios
Por Félix Sautié Mederos . E-Mail : fsautie@yahoo.com
Crónicas cubanas
Recientemente los cubanos celebramos el inicio de nuestras luchas de independencia el 10 de octubre de 1868, fecha en que además los patriotas encabezados por el Padre de la Patria cubana Carlos Manuel de Céspedes otorgaron la libertad a sus esclavos como símbolo de rebeldía inclaudicable en contra de la oprobiosa práctica de la esclavitud.
Reavivar estas conmemoraciones para alimentar el espíritu e incentivar sus sentimientos más puros y humanistas es hoy, quizás como nunca antes, una necesidad impostergable, precisamente cuando nos afectan con fuerza inusitada la materialidad y el sin sentido de los que pujan por controlar absolutamente la vida de los demás, sin tener en cuenta la persona, la familia, la sociedad ni la Patria en su conjunto, así como lo que pudiera dañarse también por causa de los egoísmos, empecinamientos e intolerancias que subsisten en nuestro entorno.
La Patria Cubana no es propiedad de nadie en particular, ni de personas ni tampoco de grupos específicos. La Patria pertenece a quienes nacimos en sus ámbitos o a los que por voluntad propia se naturalizan legal y definitivamente en nuestro territorio y la asumen como tal. Pertenece en resumen a los cubanos en su conjunto piensen como piensen y se encuentren en donde se encuentren y, no admite exclusiones. Esto es algo que insoslayablemente debería ser respetado siempre en aras de la justicia y de la paz social como fundamento de las soluciones que tanto necesitamos hoy.
En estas circunstancias y coyunturas acaeció que el 10 de octubre de este año 2010 fue coincidente en el calendario con un domingo y, quiero testimoniarles lo que vivimos esa ocasión quienes participamos en una de las misas efectuadas en el Santuario Occidental de la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona y Reina de Cuba, ubicado en Centro Habana.
Un hermoso recinto de tres naves pletórico de símbolos de cubanía, que en lo alto del altar mayor primorosamente esculpido con sus colores originales lo preside el Escudo Nacional escoltando la imagen de la Virgen del Cobre y más abajo hacia el centro también esculpidos a todo color se encuentran los escudos de las antiguas 6 provincias de nuestro país con sus atributos característicos. En tanto que al costado izquierdo de ese altar según se entra por la puerta principal, se yergue la bandera nacional en un asta de maderas preciosas, junto con la bandera del Papa en el otro lateral extremo.
En ese ambiente de catolicidad genuinamente cubana transcurren las liturgias propias de la Parroquia y del Santuario Occidental de la Virgen de todos los cubanos, siempre cargado de recuerdos y de historias con profundas raíces populares en una zona característica de Centro Habana, en la que se encuentra el barrio Chino dentro de lo que hoy es el Consejo Popular de los Sitios, que son espacios urbanos poblados por familias muy humildes, quizás de las más humildes de la capital cubana, con un significativo asentamiento de cultos sincréticos y de mayoritaria religiosidad popular. Un conjunto poblacional característico donde se mezclan lo africano, lo hispánico y lo asiático fundidos para siempre en el crisol de nuestra identidad nacional.
Este domingo a que me refiero, las lecturas bíblicas resaltaron la necesidad de los sentimientos de gratitud, en las que se destacó el Evangelio de Lucas 17 del 11 al 19, que narra la curación realizada por Jesús a 10 leprosos acercándose a ellos en plena violación de las leyes judías del momento, que los excluían de la sociedad prohibiendo además el contacto con quienes tuvieran esas enfermedades.
Un tema importante de este relato evangélico es el hecho de que solo uno de los leprosos curados, precisamente el extranjero de origen samaritano, fue el único que antes de ir a los sacerdotes a legalizar su nueva situación de curado como establecía la ley, regresó a agradecerle a Jesús su gesto inusual y extraordinario.
El ambiente litúrgico nos recordó en consecuencia que “La gratitud nos pone en contacto con todo lo que la vida tiene de regalo” y que “Agradecer es tomar conciencia de lo mucho que necesitamos de los demás” al decir del padre Alberto García Sánchez S.J, en el editorial publicado entonces por la hoja “Vida Cristiana” que se reparte dominicalmente en todos los templos católicos de Cuba.
Muy significativo fue el sentimiento con que ofició en esa ocasión el Rector del Santuario Occidental de la Virgen de la Caridad y párroco del lugar, padre Roberto Betancourt, sacerdote cubano nacido en el poblado de San Luis en Santiago de Cuba, tierra de campesinos y de luchadores heroicos, quien nos emociona y nos pone a pensar regularmente con sus homilías encendidas por la pasión y el amor patrio.
Al final de la Eucaristía que les narro, el padre Roberto nos pidió a todos los asistentes que nos quedáramos unos minutos más y con palabras claras y directas habló del 10 de octubre de 1868 enlazando el hecho con los temas del agradecimiento, de la presencia de la Virgen de la Caridad en las luchas del pueblo cubano, así como con los sentimientos antiesclavistas y libertarios de quienes iniciaron aquellas gestas, encabezados por Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria.
Con especial cariño enfatizó que la Virgen del Cobre fue arropada y custodiada desde su aparición por los cubanos de a pie como le decimos hoy, negros, mestizos e hispánicos fundidos en un único pueblo, que por mi parte añado que es el Pueblo de Dios que nos incluye a creyentes y no creyentes. En ese momento, a solicitud del oficiante, todos cantamos el Himno Nacional con voces ahogadas por la emoción hacia la Patria Cubana, para la que Roberto, como simplemente lo denominan algunos de sus feligreses, pidió a Dios ayuda y bendiciones en los momentos extremadamente difíciles y complejos que hoy vivimos.
Gracias Padre Roberto, por recordarnos la máxima de Martí que “la Patria es Ara y no Pedestal” y por llamar a nuestras conciencias y encender nuestros espíritus por la Cuba que es de todos los cubanos de adentro y de afuera y que necesita transitar hacia un presente y un futuro de paz, prosperidad con amor, perdón y reconciliación de todos los cubanos sin exclusiones onerosas. Comparto con mis lectores estos sentimientos de Patria de, y, para todos. fsautie@yahoo.com
lunes, octubre 18, 2010
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