Por: Roberto E. Bermúdez Rojas
Para responder al artículo periodístico reseñado como “La derrota de Chávez” http://www.elpais.com/articulo/opinion/derrota/Chavez/elpepiopi/20101003elpepiopi_10/Tes, en el Diario EL PAÍS de España y escrito por el Señor Mario Vargas Llosa, quien ha conseguido en su haber múltiples premios internacionales y varios Doctorados Honoris Causa en diversas universidades del mundo, en sus casi 75 años de existencia, con una vocación de escritor manifiesta, que define su personalidad a lo largo de su historial. Habilidades demostradas en la destreza de su técnica y el virtuosismo del lenguaje narrativo que se le acuñan en el repertorio de sus obras. Así que hablar del Sr. Vargas Llosa, es hablar de una fructuosa inteligencia demostrada en la sumatoria de sus publicaciones. No obstante, este señor es la representación de ese derroche de talento racional, el mismo que demostró Hitler al hablar y proponer la superioridad de una raza. Es muy parecido a esa capacidad y astucia demostradas por los asesinos en serie y que ha sido muy bien representados en el cine de ultra horror como Hanibal en el Silencio de los Corderos, o en propuestas más recientes que rebasan cualquier imaginación o ficción como es el Ciempiés humano. Es importante recordar que el Señor Mario Vargas Llosa, es uno de los representantes más genuinos de lo que conocemos hoy en día como la Ultra Derecha y dónde sus postulados más idílicos tienen que ver con la convicción de un paraíso una vez que la izquierda y centro izquierda declinen o desaparezcan, cuando todos como borregos piensen lo mismo, cuando los sindicatos y la irreverencia del colectivo se desvanezcan, cuando ya no exista el cuestionamiento al orden establecido, aceptando el sagrado orden neoliberal. Con la clara intensión de instaurar un país de aburridos, no de ciudadanos dignos, sino de borreguillos felices, bajos luces de neon, juegos artificiales y ciertas satisfacciones superfluas tal como se da en los juegos de azar que dan cierta sensación de poder y lujuria.
Bajo este marco referencial, nos preguntamos, quién es Mario Vargas Llosa para hablar de las elecciones parlamentarias venezolanas, incluso con un total y manifiesto desconocimiento de nuestra realidad, para hablar entre otras cosas de cifras electorales, voto popular amañado. Por qué, esa osadía de insultar con epítetos descalificadores hacia el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela y que por supuesto indignan a los venezolanos, que no se corresponden con el estatus literario que le han otorgado sus doctorados honoris causa y todas sus distinguidas premiaciones. Bajo que argumentación se empeña el Señor Vargas Llosa en decir que la oposición obtuvo el 52 %, cuando todos sabemos que solo el PSUV sacó un considerable caudal de votos gruesos, mientras la llamada oposición, fraccionada, no suma por ningún lado la referida cantidad. Acaso no es manipulación mediática, tratar de repetir la misma mentira una y mil veces hasta llegar a confundir a gran parte de nuestra sociedad venezolana. Estoy convencido que no hacerle frente a los cuestionamientos del Señor Vargas Llosa, es dejar que se insulte deliberadamente por alguien ajeno a nuestro gentilicio y nacionalidad la inteligencia del venezolano.
Algo que es necesario recordar y aclarar, es que las reglas del juego fueron aceptadas previamente por todos los participantes en estas elecciones parlamentarias 2010, tanto por el sector oficialista y los llamados opositores. No se entiende, si eso que llaman “oposición”, y que todos conocemos como la suma de pequeños factores políticos, porque incluso, hasta los votos del PPT (Partido Patria para Todos), que se mantuvo deslindado desde el comienzo de la campaña electoral, tanto del oficialismo como del sector que representaba la MUD, intenten adjudicarse unos resultados como factor monolítico, como sí lo logró el Chavismo a través del PSUV. En este sentido, no se comprende cuál ha de ser la gran preocupación de la llamada Mesa de la Unidad Democrática, sobre todo por la “victoria” obtenida, será que existe el temor que algunos de los factores incluidos no lleguen incluso al día de la instalación de la nueva Asamblea Nacional cuando ya hayan vendido el alma al mejor postor. O será que algunos de esos factores, de los más recalcitrante y reaccionarios, intenten alguna jugada antidemocrática tal como se ha presentado en Ecuador, y que luego de haber sido frustrada la intentona aparecen majaderas excusas haciendo creer que eran simples reclamos de un sector, en cuyo caso miembros de la policía nacional ecuatoriana se prestó a tan burdo juego.
Ahora bien, citando textualmente al Señor Vargas Llosa en el referido artículo, tiene mucha razón cuando afirma: “…la oposición venezolana carecer de líderes, no tener al frente a figuras carismáticas que arrebaten a las masas”. Acá coincidimos de manera contundente, ya que mientras se pretenda fabricar líderes virtualmente, desde ciertos laboratorios clandestinos, desde medios de comunicación que pudieran tener mucha penetración, pero personajes al fin que no hacen el menor esfuerzo por construir junto al colectivo acciones precisas para superar tantos problemas que aun aquejan a la sociedad venezolana, y que gran parte de esa responsabilidad se la debemos a los muchos años de abandono y desidia a la que estuvo Venezuela hasta hace pocos años y que tiene que ver con lo concerniente a: educación, ciudadanía, seguridad, salud, vivienda, trabajo entre otros. Así que no se trata de fabricar otro Chávez. Es que deben entender que hasta que no se construyan propuestas serias que convenzan al colectivo será difícil sacar del juego democrático al Presidente Constitucional elegido por la mayoría de los votos del pueblo venezolano.
Es interesante como el Señor Vargas Llosa queda en evidencia al declarar lo que pudieran ser sus verdaderas apetencias o intenciones de llegar algún día al poder, si es que la circunstancias se lo permitan, nos preguntamos ¿dónde? Para ello se cita textualmente parte de su escrito cuando afirma: “La existencia de un caudillo carismático supone siempre la abdicación de la voluntad, del libre albedrío, del espíritu creador y la racionalidad de todo un pueblo ante un individuo al que se reconoce como ser superior, mejor dotado para decidir lo que es bueno y lo que es malo para todo un país en materia económica, política, cultural, social, científica, etcétera”. Cuando analizamos detenidamente el discurso, estilo y/o manera en que está redactado el referido artículo, lleno de una prepotencia, de una arrogancia de un endiosamiento como absoluto dueño de una verdad, nos parece que si está en lo cierto, al reconocerse como ser superior, por eso se insiste, intentar desmotar este tipo de entramado es develar los insumos, los preparativos o condimentos con que estos señores pretenden mostrarse. No es más que aquella vieja analogía en la fábula del lobo vestido de cordero.
Por último, nos parece muy interesante como se asume las desdichadas pretensiones de esa oposición tanto a mediano como a largo plazo, en referencia a la tarea a asumir, la cual no ha de ser nada fácil, y no será mientras no asuman con responsabilidad el quehacer político que les corresponde, contemplado detalladamente en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Mientras insistan en intentar transitar por los caminos verdes, al margen del Sistema Democrático, tendrán la respuesta de un pueblo, que con mucho sacrificio ha conquistado una serie de logros que durante más de 98 años en el pasado siglo jamás soñó. Y no será con palabritas bien estructuradas, con manipuladoras frases y párrafos tras otros, pero con todo el veneno y ponzoña para tratar de anular la voluntad del colectivo. Así mismo, no importa que la revolución tenga que hacer uso de ucases o tengamos que acudir a las ánforas para definir lo que ha de ser nuestro destino. Así que bajo una ciudadanía responsable, como verdaderos patriotas venezolanos, hagamos lo que tengamos que hacer para fortalecer nuestra democracia y por ningún motivo, bajo ningún pretexto no nos dejemos engañar con el miedo al coco, al hacernos creer que estamos frente a un período tenso para Venezuela y el futuro de la libertad para toda la América Latina. Saludos
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