La salud de mercancía al corazón del enfermo
Por Lorenzo Gonzalo,
26 de Agosto del 2009
Para sortear la confusión de muchos, respecto a la discusión que tiene lugar en Estados Unidos en la búsqueda de una solución a la crisis de la salud en el país, lo primero que debe entenderse, es que se trata de un debate para enmendar una camisa rota, no para fabricar una nueva.
Estados Unidos está hoy en mejores condiciones de evolucionar hacia una mejor forma de sociedad que en ninguna de las crisis anteriores que amenazaron la estabilidad del sistema. En la medida que avance el tiempo, de no surgir situaciones anómalas atípicas como resultó la Guerra Civil del Siglo XIX, agresiones de envergadura que pongan realmente en juego la estabilidad territorial o asuntos por el estilo, la tendencia debe continuar machando en una dirección evolutiva como la existente en el presente.
La crisis que llevó a Roosevelt al poder, culminó con la creación del llamado “Nuevo Trato”; de la época de los Hippies surgió “La Gran Sociedad”, inaugurada por Lindon B. Jonson; con Nixon se despertó una conciencia, apagada poco después por una nueva fiebre del oro negro, referente al ahorro de combustible y nuevas leyes disminuyeron su consumo aproximadamente en un 30%. Con la crisis del Siglo XXI surgen las ideas, aun sin nombre, de Barack Obama, reclamando la función del Estado como algo necesario, intrínseco y esencial a las sociedades actuales.
Una prueba de la existencia de condiciones sociales mucho más proclives al establecimiento de cambios al sistema, podemos verlo en las discusiones sobre el seguro de salud.
La solución, aunque para algunos puede parecer fácil, no tiene similitud con ningún país europeo, donde el Estado siempre tuvo una importancia diferente a la existente en Estados Unidos, esencialmente porque la estructuración del Estado estuvo menos constituida en sus orínenes por agricultores, dueños de negocio y comerciantes, no sólo en términos de influencia, sino por una mayor ausencia de esos sectores en sus de mecanismos funcionales.
La pureza cultural, junto a la forma económica del nacimiento de Estados Unidos, no tiene parangón en ningún otro país.
Los criterios individuales capitalizaron el peso específico en el nacimiento del Estado y de las ideas de libertad, igualdad y fraternidad de los pensadores europeos, sólo subsistió, con carácter privado, la primera. Esta última tuvo vigencia exclusiva, en especial durante los cien años iniciales, para los poseedores de bienes.
Para documentar lo anterior es bueno recordar que la Enmienda XIII, prohibiendo la esclavitud, es aprobada en 1866, noventa años después de la separación del territorio continental ocupado por las Trece Colonias.
En el año 1870 fue necesario aprobar la Enmienda XV para puntualizar que el voto no se podía negar a una persona por motivos de raza o por haber sido esclavo.
El 18 de Agosto de 1920 se aprobó la Enmienda XIX, por la cual se le concedió a la mujer el derecho al voto.
Nos parece que nada mejore para documentar el carácter puramente individual del surgimiento del Estado en Estados Unidos que esas enmiendas, las cuales significaron un cambio sustancial del espíritu de la Constitución original.
El sistema de salud creado a lo largo de los años en Estados Unidos no es ajeno al desarrollo social y económico del país. En la vida social no existen tales divorcios entre el surgimiento de las instituciones y las condiciones existentes, aunque siempre media un tiempo a veces largo, para ajustar los cambios a las nuevas condiciones, porque las estructuras institucionales, una vez surgidas, se enraízan, perduran y luego se hacen reacias a los cambios cuando el crecimiento social las rebasa.
Estados Unidos, a diferencia de las demás colonias, nació capitalista. La supeditación a la corona británica de las Trece Colonias siempre fue relativa y las imposiciones económicas de naturaleza feudal, sucumbieron ante los grupos sociales que comandaban las Compañías a las cuales se les había concedido derechos de explotación de los territorios, por su Majestad de turno.
Dentro de un esquema social de esta naturaleza, nació el sistema de salud.
La discusión en Estados Unidos referente a un seguro universal de salud, es algo relativo y sujeto aún a esos criterios.
Considerando la historia de la atención médica, donde su práctica se convirtió en una plaza de mercado, que galopantemente dio lugar a una gama de “productos” sofisticados, no podemos esperar que las soluciones actuales conduzcan a descocer plenamente, las cortinas de damasco y oro que se inventaron para la complacencia de ciertos sectores en detrimento de otros.
El sello de las primeras discusiones estará más centrado en el tipo de atención, que al hecho mismo de garantizar la salud de todos.
Un nuevo sistema de salud no será montado en Estados Unidos sin pasar previamente por un desmantelamiento progresivo de toda la fantasía comercial creada a su alrededor.
La medicina, siendo un sector cuya finalidad primaria es curar, ha sido convertida en éste país, por distorsiones del concepto de mercado, en un producto más de las grandes vidrieras. Sin embargo, las condiciones para rescatarlo, de las avenidas donde medran aisladas las fastuosas tiendas de la vanidad y devolverlo a la esperanza de los dolidos, están creadas y como todos los grandes logros de la humanidad, su solución nacerá de la ponderación y la racionalidad.
El día llegará que la medicina en Estados Unidos dejará de ser mercancía de los mercados para alumbrar en el corazón de los enfermos.
sábado, septiembre 12, 2009
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