Desde Venezuela
LA PACHOTADA DEL GENERAL PERUANO
El general Donayre en su delirio y con la copa alzada
ELIGIO DAMAS
Según el DRAE, donaire significa “discreción y gracia en lo que se dice”. Y hasta “chiste gracioso y agudo”.
Pero no fue nada gracioso, nada inteligente ni demostrativo de grandeza, menos sutil, pero si macabro, que aquel General peruano expresase, no como una simple pachotada, pero si en una sabrosa pachanga, que “Chileno que aquí entre no sale, y si lo hace será en una urna o en una bolsa negra”. Y es casual que el alto jefe castrense, se apellide Donayre o para más señas Edwin Donayre (¿?) Gotzch.
Habiendo sido filmado y grabado diciendo cosa tan ruin, desagradable y ofensiva, dejó muy mal parado al ejército peruano y contravino la proverbial generosidad y solidaridad latinoamericana del pueblo de César Vallejo, por lo que Donayre fue destituido vergonzosamente por el presidente Alan García. Pero el alto oficial se defendió diciendo que “solo había dicho una pachotada”. Después de ver el video, oír su indelicado discurso y observar las circunstancias en las que se celebraba aquella reunión informal, uno en conmiseración con el milico, como llaman los sureños a los militares, podría pensar que quiso decir, al excusarse, “nada de lo que se dice rascao (do) o borracho vale”.
Pero no dejó de extrañarnos que después de decir a “El Correo” de Lima, que presentaría disculpas, no al pueblo peruano al cual ofendió y amenazó, sino al general Oscar Izturieta Ferrer, Comandante General del Ejército de Chile, asegurase que solamente se trató de “una pachotada- disparate, aclara el redactor- en una reuniòn de amigos”. Y abundó que emitió esa opinión “dentro de un ambiente de chanza, de pachotada, entre amigos personales”.
El video muestra, como los “amigos personales” del general, entre quienes aparecen otros militares, subalternos suyos, que le toman como una referencia, se gozan aquel “disparate” o más bien expresión macabra e inamistosa, como si fuese un chiste genial. Aunque, como decimos los venezolanos, las indiscreciones, disparates y vulgaridades de los borrachos de la alta o con poder, son cosas graciosas a los oídos de los adulantes. Y hasta decimos que un tipo como Donayre Gotzch, por sus apellidos y alta posición, nunca se emborracha, sólo se entusiasma.
Expresiones como las que profirió el altísimo jefe, que revelan racismo, xenofobia, odio y son susceptibles a deformar a otros, justamente suelen manifestarse cuando quienes las anidan, se encuentran entre amigos personales. Es en esa intimidad y envinagrada, donde la gente acostumbra desnudar el alma. El “chiste” o disparate, como le calificó el periodista, en aquellas circunstancias, es un mensaje directo, una gran carga cultural inducida y coherente con intereses subalternos Y ese era justamente el sitio y ambiente apropiado para hacerlo.
Pero es curioso además que el americanismo, la palabra pachotada o patochada, en su grafía difiere de una región a otra, también tiene connotación distinta en este continente. En mi pueblo, en la parte oriental de Venezuela, pachotada, se refiere a una expresión hostil, agresiva e irrespetuosa. El DRAE mismo así la recoge. Es decir, una pachotada es una cosa seria y peligrosa. Pero en otras partes, como parece ser en el Perú, se le entiende como decir un disparate o una sandez y así se toma en el “Pequeño Larouse”.
El general Donayre, quien poco tiene de donaire, discreción y gracia, al intentar disculparse, si habló como el último texto mencionado, optó por presentarse como un disparatero o un personaje que gusta hablar sandeces o pendejadas como decimos los venezolanos. Y hasta pudo preferirlo así para encubrir sus verdaderas intenciones. Más vale a veces pasar por idiota o hablador de bolserías que reconocer malos procederes.
Uno concibe lo expuesto en la última expresión, porque no se puede entender que quien haya alcanzado la posición y responsabilidad de Donaire Gotzch, aunque se pase de ahora en adelante pidiendo disculpas por lo que dijo creyendo hacer un chiste, si esto fuese verdad, haya cometido semejante error. Hay errores que se pueden perdonar, como hay personajes o majestades a quienes no les está permitido cometer aquellos como el que confesó Donayre. Ya no puede escudarse que el video, como recurrentemente hacen sus amigos en Venezuela, es un montaje.
Hace ya unos cuantos años, Mario Vargas Llosa, escribió una novela que laureada fue, titulada “La ciudad y los perros”, donde cuenta acerca de la formación aberrante que se daba en un colegio militar peruano, al parecer la “Academia Militar de Chorrillos”. Allí también se formaron muchos militares golpistas, amigos del Pentágono, que se dispersaron por el continente. Pérez Jiménez, por ejemplo, estudió en esa institución.
Por eso, uno no se asombra, que “en un ambiente de chanzas y pachotadas, entre amigos personales”, como dijimos que declaró Donayre, al diario “El Correo”, de Lima, el alto oficial haya expresado lo que su pecho atesora. Allá en Chile, los milicos que amamantó Pinochet, los mismos que asesinaron a Allende y burlaron los derechos soberanos del pueblo del gran Pablo Neruda, en la intimidad, no es descartable, paguen con la misma moneda.
A los gorilas, entendiendo como tales en este caso, no a esos probadamente inofensivos animales del África, sino a los feroces milicos de la derecha, sobre todo de algunos países del sur, les une el desprecio por sus propios pueblos y, con más razón, a los que les son ajenos. Por eso Donayre, sin gracia alguna y repuesto de la resaca, sólo se le ocurrió pedir disculpas de sus pachotadas, al militar de más alta jerarquía de la nación donde se acorrala a los Mapuches.
Son gorilas. No Pablo Neruda y César Vallejo.
jueves, diciembre 04, 2008
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario