Tomado de la columna de Guillermo Cabrera Alvarez en Juventud Rebelde
Diré lo que sabes, pero alguien me recordó que debe decirse qué se siente en cada oportunidad que tengamos pues nunca se sabe si habrá otra. Es tan inmenso el espacio que llenas en mi corazón que se desborda. Tú eres culpable de que te quiera así, pues nadie como tú canta esas melodías de tu tierra española, que escuchabas cuando eras tan joven como ahora. Nadie, ni mi madre, que es abejita reina, me inspira tanta confianza ni me comprende como tú. Los abuelos saben aceptar con menos tropiezos los nuevos aires de las nuevas criaturas que se incorporan a esta infinita tarea de transformar el mundo. Tengo tanto que aprender de ti: a hechizar a todos con recetas de cocina, saber de memoria esos dicharachos sabios de tu lenguaje. Tenemos que terminar la libreta para no olvidar ninguno. Deseo que mis nietos tengan una abuela tan refranera como la mía. Me enorgullezco de que seas una experta en crucigramas y admiro que, aunque solo estudiaste hasta sexto grado, estás ávida de conocimientos, de lecturas, y resuelves cálculos matemáticos con tanta o más rapidez que yo. Disfruto cada noche contigo, leyendo la poesía de José Ángel Buesa, que casi nos sabemos de memoria. Cuando el amor es verdadero se alimenta de pequeños momentos, aunque se repitan. Hoy, en este precioso colectivo donde habita la fantasía, quiero recordar lo que ya sabes: Te quiero. Tu nieta devota, Geidy.
jueves, abril 05, 2007
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