Desde Venezuela
LECTURA SENCILLA DE LO ACONTECIDO CON EL REFERENDO
ELIGIO DAMAS
Lo primero que emana de estos resultados, cuantitativamente considerados, es que en gran medida se corresponden con los del 23 de noviembre. La diferencia de votos entre un sector y otro, es bastante aproximada. Un elemental ejercicio matemático, con las cifras del tercer boletín, parecen confirmar lo afirmado.
La prédica opositora del fraude y carácter truculento del CNE, que encontró eco en el rector opositor Vicente Díaz, un agente eficaz, salió derrotada contundentemente.
Es inobjetable que el propósito fundamental del proceso revolucionario fue alcanzado con creces. Y ese no es otro que haber aprobado la enmienda que, entre otras cosas, permitirá al presidente Chávez, postularse para las próximas y otras elecciones. De igual manera, de ahora en adelante, cualquier ciudadano también podrá hacerlo, a los diferentes cargos elegibles, cuantas veces crea necesario y conveniente. En lo que a esto respecta, podríamos sentirnos realmente halagados y felices
Es natural que la oposición procure sacar provecho político al caudal de votos obtenido y lo exhiba, cual lo hizo en noviembre pasado, como una presa valiosa. Al parecer alcanzaron aumentar sensiblemente su votación, pese al mar de confusiones y dudas que generó entre sus electores. Esto y lo relativo a la transparencia del proceso, quizás fortalezca en ese ámbito, la idea de persistir en lo electoral. Y esto pareciera confirmarse de algunas declaraciones dadas por personajes opositores importantes.
Pero a aquella le duele lo ocurrido, por su debilidad en materia de liderazgo y por ende de candidatura para enfrentar al presidente en una futura contienda. Sin obviar las dificultades que tendrá para escoger a quien le represente y las secuelas que dejarán las fricciones e insatisfacciones.
El combate férreo contra la enmienda lo determinó el rechazo contumaz al presidente y a todo lo que de éste emane, de parte de los círculos más retrógrados y egoístas, convencidos que derrotarle es cuesta arriba.
Del otro lado, lo preocupante es que el nivel de avance de la cifra de votantes del gobierno no parece ser lo que debiera y lo que uno desea para la profundización y velocidad del cambio. No hemos alcanzado el nivel deseado para catapultar el proceso.
La próxima Asamblea Nacional, si nos atenemos mecánicamente, por puros fines pedagógicos, al caudal de votos mostrado por cada tendencia, podría estar integrada por una cifra de diputados opositores cercana al cuarenta por ciento. Esa circunstancia, significará para el gobierno, un cuadro político e institucional, más complicado que el actual. No hay que olvidar que, ahora mismo, controlan alcaldías y gobernaciones importantes.
A las dificultades existentes, derivadas de la estructura, aparato productivo, medios de comunicación, apoyo financiera externo y composición de clases, se le sumaría la posibilidad entorpecedora que la oposición podría ejercer desde la Asamblea Nacional.
Los ya habituales y rapaces actos de acaparamiento, especulación, disminución del ritmo productivo, guarimbas y diferentes formas de saboteo, se enriquecerán con el respaldo de bulla parlamentaria y argucias que allí los opositores puedan implementar, para lo cual tienen una rica experiencia.
El sector opositor manejó consignas poco inteligentes, cargadas de mala intención y poco respeto a la inteligencia como esa de ¡NO es NO! La que además pareció ser su arma fundamental en el debate, si no la única. Su trabajo electoral de calle no tuvo la intensidad del desplegado por quienes propugnaban el SI. Las fuerzas de esta tendencia se multiplicaron, ocuparon grandes espacios físicos y hasta realizaron movilizaciones gigantescas. El presidente desató todas sus energías, se multiplicó e hizo en poco tiempo la campaña electoral más intensa que candidato alguno haya realizado en nuestra historia. Además de las ejecutorias positivas del gobierno, reflejadas en cifras avaladas por la CEPAL y que el venezolano común percibe y disfruta.
Las cantidades de cinco millones y algo más de votos opositores y la cercana a los cuatro que se abstuvo, están integradas, por los rasgos de nuestra economía y sociedad, en su aplastante mayoría, por venezolanos que deberían estar del lado del proceso de cambio. Los oligarcas, como suele llamar el presidente a grandes propietarios y empresarios, beneficiados en exceso del sistema capitalista que prevalece en Venezuela, no son muchos. No obstante, han logrado a través de sus medios masivos de comunicación y alienación, artimañas y por debilidades, deficiencias, hasta equivocaciones nuestras, nuclear en torno suyo esa masa de partidarios. Y la correlación de fuerzas parece anclada.
Es bueno meditar acerca del aspecto comunicacional y como la oposición mantiene en esa área, tanto en lo informativo como en opinión, un dominio casi obsceno. Habrá que pensar en formas para lograr un equilibrio. Y recordar que esa arma la han manejado sin escrúpulo alguno.
Por eso, el reciente discurso presidencial, que llama a retomar las tres RR, propuesta surgida a raíz de la derrota del 2D, pareciera un reconocimiento de las dificultades, presentes y por venir. O lo que es lo mismo, la admisión de lo que antes dijimos; por lo que reclama “máxima eficiencia a sus colaboradores”, combate a la corrupción, impunidad y un gran esfuerzo por la seguridad en las calles.
Pues como acaba de admitir el General Muller, si bien los resultados son bastantes buenos, no representan el escenario óptimo esperado.
Uno, en un primer análisis y aporte, llamaría a revisar muchas cosas, hasta las formas comunicacionales y el discurso; pero primero al cumplimiento de tareas sencillas, como el servicio eficiente de electricidad y con otros derechos cotidianos de la gente.
Pero también, debemos llamar la atención sobre cosas puntuales como el desempeño del PSUV, organización que no debe desaparecer ni quedar arrinconada, la política de aliados que debe enriquecerse y colocarse en el nivel que le corresponde y abrir las compuertas totalmente para que la opinión del colectivo pueda llegar a donde debe.
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