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Guerra de Afganistán: Salen a la luz 92.000 informes confidenciales sobre las masacres militares
92.000 documentos secretos sobre las acciones del Ejército de EE.UU. en Afganistán están siendo ahora misma publicados y analizados por toda la prensa internacional, tras la publicación de WikiLeaks.
Kaos. Internacional | David Ballota/ Nacion Red - GARA | Hoy a las 0:18 | 195 lecturas
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La servicios de inteligencia de Pakistán (ISI) ofrecían a los talibanes entre 15.000 y 30.000 dólares para asesinar a ciudadanos indios en Afganistán. EE.UU paga cada año 1.000 millones de dólares a Pakistán para “gastos de guerra” en Afganistán. El ataque contra la embajada india en Kabul, el 7 de julio 2008, fue concebido con meses de anticipación y ejecutado a petición del ISI . La operación costó 120.000 dólares.
*Según Amnistía Internacional la documentación filtrada evidencia, a pesar de todo, que en junio de 2009 el entonces comandante en jefe de EEUU de las fuerzas extranjeras en Afganistán, el general Stanley McChrystal, puso en marcha un nuevo reglamento para hacer un seguimiento de los incidentes en Afganistán. Desde que dejó el cargo en junio de este año, su sucesor, el general David Petraeus, ha recibido presiones por parte de los oficiales militares y de los legisladores estadounidenses para levantar el reglamento que ofrece más protección a los civiles.
*El 4 de marzo de 2007, un convoy de marines de EE.UU., que llegaron a Afganistán tres semanas antes, fueron alcanzados por una furgoneta-bomba. Los infantes de marina hicieron una frenética huida, abriendo fuego con armas automáticas y disparando a discrección. Alcanzando a adolescentes en los campos, conductores en sus coches, ancianos… Diecinueve civiles desarmados murieron y 50 resultaron heridos.
*El ministro de Asuntos Exteriores y vicecanciller alemán, Guido Westerwelle, declaró en Bruselas que el material publicado por Wikileaks debe ser revisado a fondo por el gobierno.
*El coronel Dave Lapan, portavoz del Pentágono, califica de “acto criminal” la filtración de WikiLeaks.
*Varios de los 92.000 informes confidenciales hechos públicos hoy por WikiLeaks incluyen advertencias para no informar a los aliados de Estados Unidos desplegados en Afganistán. Por ejemplo cuando se ordena ejecutar a un presunto miembro de al-Qaida localizado en una escuela coránica. El ataque se realizó. Cinco misiles estadounidenses mataron a siete niños. Ni rastro del terrorista que se creía localizado. Estas unidades especiales, con licencia para matar, ayudaron a las tropas alemanas a deshacerse de aquellos “insurgentes” que les molestaban. Ejecutándolos en el desierto.
*Dos acciones de las tropas españolas han sido localizadas por The Guardian (1, 2, 3) entre los miles de documentos clasificados. En uno de ellos se puede leer:
Un coche con dos civiles afganos que venía por el mismo camino se echó a un lado para dejar pasar a un convoy español, pero del último vehículo de la columna militar salieron disparos que mataron al pasajero e hirieron al conductor.
El ejército español aseguró que los disparos mortales se produjeron cuando el vehículo trató de “meterse” en el convoy.
*Las tropas francesas ametrallaron un autobús lleno de niños en 2008, hiriendo gravemente a ocho de ellos. Una patrulla de EE.UU. también ametralló un autobús, hiriendo o matando a 15 de sus pasajeros, y en 2007 las tropas polacas bombardearon con morteros un pueblo durante la celebración de una boda matando a casi todos los invitados, entre ellos una mujer embarazada. El ataque fue una venganza. Polonia confirmó ayer que abandonará Afganistán en 2012 (o quizá antes).
*En una “batalla” en una aldea en Afganistán, los soldados holandeses dispararon contra once civiles, cuatro de ellos fallecieron y los demás resultaron gravemente heridos.
*The Guardian edita un magnífico tutorial para desenvolverse entre los 92.000 documentos (des)clasificados.
Conferencia de prensa de Julian Assange en el El Club Frontline de Londres:
La verdadera historia de este material es que la guerra es una maldita cosa… las muertes continuas de los niños, los insurgentes, las fuerzas armadas … el pueblo mutilado … esta es la historia de la guerra desde 2004.Esto es el equivalente a la apertura de los archivos de la Stasi.El curso de la guerra tiene que cambiar. La manera en que se tiene que cambiar todavía no está clara.El ejército de EE.UU. es un barco inmenso que es muy difícil de revertir y la cubierta de arriba comienza en la parte inferior y se traslada a la parte superior. Es muy difícil adoptar una nueva política.EE.UU. ha reclamado del Gobierno de Australia (Assange “reside” allí) que me vigile e informe sobre mí.La primera crónica de la mayor filtración de la historia
7:18. Han sonado las alarmas en la Casa Blanca, que esta noche enviaba un mail a varios periodistas en el que les advertía, preparando el escenario, de que “Wikileaks no es un medio de comunicación objetivo, sino más bien una organización que se opone a la política de EE.UU. en Afganistán”. A lo que Julian Assange, fundador de WikiLeaks, que estaba esperando, contestaba:
¿Pueden los documentos originales considerarse no objetivos?
92.000 documentos secretos sobre las acciones del Ejército de EE.UU. en Afganistán están siendo ahora misma publicados y analizados por toda la prensa internacional. Tres medios han tenido acceso a ellos unas horas antes. The New York Times, The Guardian y Der Spiegel. Los tres han recibido los informes simultáneamente tal como había planeado Julian Assange.
Éstos incluyen extractos de los comentarios que el presidente Obama ha hecho en las cuestiones abordadas en los documentos clasificados.
Los documentos desvelan que Pakistán o sus servicios de espionaje se reunían directamente con los talibanes en sesiones secretas de estrategia para organizar redes de grupos combatientes para que luchen contra soldados estadounidenses en Afganistán, e incluso para tramar asesinatos de líderes afganos.
Los informes recogidos entre enero de 2004 y diciembre de 2009 son a juicio del jefe de la sección de investigación de The Guardian, David Leigh, “la mayor filtración en la historia de los servicios de Inteligencia”. Acciones comando, operaciones encubiertas, errores y muertes de civiles.
Por ejemplo se detallan las acciones de las unidades secretas (Task Force 373) de las fuerzas especiales que tiene como objetivo “señalar” a los líderes talibanes para ejecutarlos, evitando que sean juzgardos o detenidos. Reciben las órdenes directamente del Pentágono operando fuera de la cadena de mando de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad ( ISAF ).
También se hace referencia en la documentación a los mil millones de dólares que EE.UU envía a Pakistán anualmente. ¿Para sufragar a los servicios de inteligencia que ayudan a los talibanes?
Los informes dejan ver que se ha engañado a la opinión pública internacional. The Guardian editorializa al respecto. La situación real es mucho peor de lo que se nos ha contado. España mantiene tropas en Afganistán.
En un comunicado, el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, el general James Jones, ha indicado que las filtraciones “ponen en peligro las vidas de los estadounidenses y de nuestros socios”.
El presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, John Kerry –uno de los más cercanos aliados demócratas de Obama– ha declarado que los documentos filtrados generan “serios interrogantes sobre la realidad de la política estadounidense hacia Pakistán y Afganistán”.
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De los Papeles del Pentágono sobre Vietnam al clic en la guerra afgana
Expertos y asesores en materia de ciberseguridad estadounidenses analizan ya los desafíos que supone la reciente filtración a través de Internet de decenas de miles de documentos relativos a la guerra en Afganistán. Mientras, el Pentágono trata de minimizar su alcance y el senador y ex candidato demócrata a la Casa Blanca John Kerry negó que se pueda comparar con la filtración en 1971 de los llamados Papeles del Pentágono sobre la guerra de Vietnam.
La difusión desde Internet de archivos secretos del Pentágono sobre la guerra en Afganistán ha encendido las alarmas de los analistas y de muchos gobiernos sobre la ciberseguridad, en una época en la que basta un clic para hacer públicos decenas de miles de documentos.
James Lewis, experto en ciberseguridad del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) de Washington, asegura que el caso Wikileaks tiene un aire a déjà-vu. «Me recuerda a los Papeles del Pentágono», asegura, en referencia a la publicación, en junio de 1971, de un estudio secreto del Departamento de Defensa de EEUU sobre la guerra de Vietnam de 1956 a 1971 y que ponía en la picota a los sucesivos gobiernos al demostrar que habían alimentado el conflicto con ataques a Laos, Camboya o a la propia Vietnam del Norte.
Pero la diferencia entre estos papeles y la filtración a Wikileaks es que «Daniel Ellsberg -quien filtró el dossier precisamente al diario «New York Times»- entregó el fajo de documentos a un periodista», señala Lewis. «Hoy en día, puedes entregar más documentos y darlos a conocer a todo el mundo».
El caso de los Papeles del Pentágono ha sido objeto de estudio y de análisis en las facultades de periodismo. Se refiere a la filtración de un documento de 7.000 páginas que había sido encargado en 1967 por el entonces secretario de Defensa, Robert McNamara.
Meses para fotocopiarlo
Uno de los expertos encargados de su elaboración, Daniel Elssberg, tardó meses en fotocopiarlo y se lo ofreció a un reportero del diario neoyorquino, Neil Sheehan. Antes, había intentado sin éxito filtrarlo a varios senadores estadounidenses.
Las motivaciones de Ellsberg fueron repetidas por el fundador de Wikileaks, Julian Assange, en su comparecencia del lunes en Londres. El empleado del Departamento de Estado adujo la injusticia de la guerra de Vietnam y confesó que filtró los papeles con la esperanza de que aumentara la ya entonces mayoritaria oposición a la guerra, que a la postre supuso la primera gran derrota militar del imperio de EEUU.
Pero ahí acaban, de momento, las coincidencias. Cuando el «New York Times» comenzó a filtrar los documentos, la Administración de Richard Nixon demandó al diario por dañar la seguridad nacional y un tribunal de apelaciones ordenó detener su divulgación. Ellsberg decidió entonces ofrecer su «primicia» a otros diarios, que siguieron publicando su contenido.
Meses después, el Supremo de EEUU acabó dando la razón al «Times» en una sentencia histórica que tiene su lugar en los anales del periodismo.
De la misma manera, y volviendo a la actualidad, Wikileaks apela al secreto de las fuentes para negarse a revelar la, o las, personas que le habrían suministrado los más de 92.000 documentos y que cedió para su publicación a los diarios «The New York Times» y «The Guardian», además de a la revista alemana «Der Spiegel».
La tesis oficial insiste en apuntar a Bradley Manning, analista de inteligencia militar actualmente detenido en una base estadounidense en Kuwait y sospechoso de haber suministrado a la misma Wikileaks un vídeo que mostraba un ataque aéreo por un helicóptero estadounidense que mató a varios civiles. No falta, sin embargo, quien asegura que una filtración de semejante magnitud no puede haber sido realizada por «un soldado desairado».
Sospechosos
El Gobierno estadounidense ya ha comenzado a investigar quién o quiénes están detrás de la filtración. El coronel Dave Lapan anunció una amplia investigación y, tras señalar que el soldado Manning «es alguien a quien estamos analizando de cerca», precisó que no es la única persona investigada.
Para James Lewis, el Pentágono tratará de buscar a los culpables de la filtración en el seno de sus empleados. Pero en la era de la información masiva, el experto señala como imperativo «repensar la manera como se guarda la información sensible». «Cuando el papel era el rey, el Gobierno transmitía documentos estampados con el sello de top secret a gente de confianza con la certidumbre de que no los iba a filtrar. En la era del papel, eso funcionaba, más o menos, pero no sirve para la era informática».
Con Internet, «compartimos información al utilizar una tecnología que permite prácticamente a todo el mundo tener acceso a bases de datos (...) Pero la manera como controlamos el acceso (a esa información) está basada en un viejo modelo. No queda otra cosa que la confianza. El Pentágono tiene confianza en sus empleados. Es una buena cosa, pero no es suficiente».
Nuevos tiempos
Don Jackson, de la sociedad SecureWorks, especializado en la lucha contra cibercriminalidad, aporta su propia reflexión: «Antes de Internet, nadie se fiaba de una cosa extraña como Wikileaks». Pero ahora, «un periódico no puede publicar 90.000 documentos. Wikileaks lo puede hacer en unos segundos».
Para Tom Conway, de la sociedad de seguridad informática McAfee, «es necesario hacer más complicada la difusión de información», y señala como posibles medidas el bloqueo del acceso a Internet en las oficinas de ciertos empleados o el bloqueo de información.
«Si alguien normalmente descarga 50 megabits por día y se pone, de repente, a descargar 9.000, debería sonar la alarma», añade Conway. «Puede ser que no haya nada anormal o que haya una explicación plausible. O puede ser que no».
ESTADO ESPAÑOL
Entre los miles de documentos se han descubierto dos relativos a acciones del Ejército español. En una de ellas se narra que un civil que viajaba en un coche que se echó a la cuneta al paso del convoy español murió por disparos de éste.
Capturado
El Pentágono confirmó que uno de sus soldados ha sido capturado y que ha sido hallado el cadáver de su compañero, hasta ahora desaparecido. Es la primera vez que confirma una captura de este tipo, anunciada el domingo por los talibán.
IRÁN
El presidente iraní, Mahmud Ahmedineyd, negó que Teherán esté ayudando a los talibán, como afirman los documentos secretos. «El origen de todo el problema es la intervención de EEUU en Afganistán, que dura ya veinte años», insistió.
El Pentágono trata de calmar a un soliviantado Congreso
El jefe del Estado Mayor de los Ejércitos de EEUU, almirante Michael Mullen, se mostró «consternado» por la difusión pero minimizó su alcance y aseguró que las informaciones ya habían sido tenidas en cuenta por el Gobierno.
«Hay que hacer todo lo posible para que fugas como ésta no se repitan», declaró el almirante desde Bagdad. No obstante, insistió en que esos informes habrían sido ya tomados en cuenta el año pasado en la redefinición de la estrategia estadounidense en Afganistán y de las relaciones con Pakistán. «De las informaciones que he podido ver, no hay nada que no haya sido tenido en cuenta en la revisión de nuestra estrategia».
El alto cargo militar añadió además que la mayor parte de los 92.000 documentos filtrados son «informaciones sobre el terreno y datos en bruto».
El Pentágono trata así de calmar los ánimos de muchos representantes del Congreso estadounidense, que han alertado de que la filtración pondría en riesgo la seguridad de sus soldados sobre el terreno. El presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara de Representantes, Ike Shelton, se mostró «preocupado» y calificó su publicación de «imprudente». No obstante, hizo un llamamiento a no tener en cuenta «informes caducados», en referencia a los documentos que alertan de que los servicios secretos paquistaníes (ISI) colaboran con los talibán.
El senador Kit Bond, responsable republicano en la Comisión de Investigación del Senado, instó a «meter entre rejas» a los autores de la filtración.
La influyente senadora demócrata Dianne Feinstein instó al jefe del Pentágono, Robert Gates, a «lanzar una investigación completa y a pedir cuentas a las personas responsables».
Desde el sector demócrata opuesto a la guerra, Dennis Kucinich señaló que esos informes «no sólo prueban que nuestra presencia en Afganistán es contraproducente, sino que confirman las sospechas de que el ISI suministra ayuda a los talibán». El senador Russ Feingold instó a aprovechar la filtración para «una nueva estrategia, que comience con un calendario para la retirada de Afganistán y acometer nuestra prioridad número uno, destruir a Al-Qaeda». GARA
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