viernes, junio 06, 2008

"FELIZ SERÈ CUANDO TUMBEMOS AL MONSTRUO"

Desde Venezuela


"FELIZ SERÈ CUANDO TUMBEMOS AL MONSTRUO”

Opiniones escuálidas sobre Chávez.


Eligio Damas


Las dos damas pasan de los cincuenta años. Por cierto, y esto no envuelve una actitud censurable, mal pensamiento, remordimiento o rencor, no por casualidad son de apariencia muy acomodada.
Cuando llegué a la oficina de la CANTV a resolver un problema de mi línea telefónica, encontré asiento entre ellas. Antes de esto, habían entablado una conversación acerca del gobierno y, por supuesto, sobre el presidente Chávez. Lo deduje por las primeras palabras que de ellas escuché. Quedé, sin proponérmelo, como en medio de la línea de fuego, pero no porque se disparasen entre sí, sino ambas contra el jefe del Estado.
Con ellas, por matar el tiempo, intercambié unos comentarios sobre la educación en general, ya que una de ellas, educadora, emitió unos juicios a los cuales debí contrarrestar; en ese menester procuré no hacer especificaciones que pudiesen conducir a una situación no deseada. Estando en eso, la otra dama expresó:
Ya que ustedes son educadores, ¿me podrían decir qué opinan del currículo escolar bolivariano?
La profesora se adelantó y dijo, “bueno tiene algunas cosas positivas, pero en general no es nada bueno para el futuro del país y sus educandos”.
Como mis años me han enseñado a cazar peleas en donde pueda obtener resultados positivos y sé bien que “no hay peor sordo que aquel que no quiere oír”, y que no es rentable gastar pólvora en zamuro, me limité a expresarle a la señora, de quien supuse tenía una respuesta elaborada, lo siguiente: “la mayoría de la gente que opina contra esa proposición gubernamental no la ha leído y le atribuye contenidos que no tiene. Sus opiniones son inducidas desde espacios, grupos e individualidades interesados en descalificarla. Dejan caer semillas donde creen hallar tierra fértil”.
La dama, ante este comentario, perdió tempranamente el control, por el sólo hecho de escuchar a alguien que no atacó a Chávez y su gobierno, más por lo sarcástico que dije, respondió sin tomar en cuenta a quien iba dirigido su argumento, con evidente imprudencia, poca inteligencia y mal gusto: “para mi que es malo, porque a ese señor no se le puede ocurrir nada bueno”.
Vea, mi estimada señora, dije con aplomo y dispuesto a enseñarle que la matriz que tiene, de tanto ver y oír Globovisiòn, según la cual los chavistas son desagradables, pugnases e ignorantes, no se corresponde con lo real, “si usted pudiese escuchar a la gente más allá de su espacio, quizás no tan lejos como pudiera creer, se asombraría de la abundancia de opiniones que contradicen la suya. Esa es su opinión; le pertenece, pero no es la de la mayoría de quienes aquí vivimos”.
La señora enrojeció y afirmó como si eso fuese suficiente para confirmar la validez universal de su opinión, que tres de sus hijos, graduados en universidades de prestigio, que trabajaban en PDVSA, “hoy están en el exterior por culpa de ese monstruo”.
La señora, pese a todo, es habilidosa. Sus hijos no se metieron en una huelga golpista, tampoco contribuyeron a ocasionar graves daños a nuestra industria petrolera y menos a la población toda. No, nada de eso. “El monstruo les botó”, según su juicio, no de la empresa petrolera, sino del país, por razón de gusto.
Pues vea señora mía, usted tuvo la dicha, respondí en el mismo tono de quien pone la música, que tres de sus hijos estudiasen en universidades donde los del pueblo todavía difícilmente entran y por eso, el gobierno ha tenido que abrir nuevos espacios para ellos. Por medidas como esas en el campo de la salud, salario, levantamiento de la autoestima y, para no cansarle, eso que ahora llamamos el empoderamiento popular, la mayoría no piensa como usted.
Y no se queje; sus hijos ahora en el exterior, seguramente con los títulos alcanzados en universidades donde pocos entran y viviendo en sociedades “modelos”, distintas a esta tan “malosa”, deben estar muy bien. Sea feliz aquí, tal como es, lo que tiene y con todo lo que de fuera viene. Con mucho menos que eso, millones vivimos en este país sonrientes.
“No lo seré cuando al monstruo de Miraflores le tumbemos”. Dijo esto mientras con evidente enfado se levantó y salió de la oficina; no esperó que le atendiesen. Porque Chávez les tiene locos.

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