PUBLICADO POR: Frank Díaz Rey
ESPEJOS
José Alejandro Rodríguez
epe@juventudrebelde.cu
29 de Agosto del 2009 23:26:55 CDT
A excepción de aquel espejo engañoso que en el oro de mi infancia le aseguraba a la bruja que era la más hermosa del mundo, esas lunas de plata están hechas con el azogue de la sinceridad. Nos devuelven la imagen tal cual somos, con los surcos y las nieves del tiempo.
Las sociedades también necesitan espejos para mirarse y detectar sus arrugas; las cuales, a diferencia de las que marcan los rostros humanos, sí son reversibles. Y nuestro socialismo requiere observarse sistemáticamente, sin aferramiento a imágenes idílicas, ni engañosas pretensiones de si somos el mejor de los mundos.
Lo digo porque en mi largo y amoroso constructivismo de reflejar los problemas de la sociedad, para que esta perdure, me he topado en no pocas reacciones a la crítica sincera, con un lastre que ciega: el parapeto, ese síndrome del «serrucho»; algo así como que quien enjuicia, te está horadando el suelo para desbarrancarte.
La enfermiza obsesión por cuidar «la imagen» del país, del ministerio, la empresa o el territorio —muchas veces más recurrente que la preocupación por los propios desaguisados de la realidad— en ocasiones es paranoia por el destino de tu puesto, tu cargo y algunas bagatelas más, cuando de lo que se trata es de mejorar la realidad.
En otros, obedece a una extendida confusión que no pocos asumen, quizá sin mala intención: los problemas (del país, del ministerio, la empresa o el territorio) no deben dilucidarse públicamente, porque demeritan las reales conquistas de la Revolución.
Y esa ceguedad, de la cual beben oportunistas e indolentes, con cargo o de filas, puede alimentar la sensación de que todo anda bien. Lo más pernicioso es que confundamos la realidad con los deseos y, aferrados a los nobles paradigmas de nuestra sociedad, no descubramos dónde, cuándo y con qué intensidad la realidad cotidiana los desmiente. Ese sería el peor servicio a la Revolución.
Un principio científico predica que para solucionar algo torcido primero hay que reconocerlo y dilucidarlo. Mucha resistencia hubo largo tiempo a aceptar que en nuestra sociedad ya se incubaban larvas de la corrupción. Esa fue una mala palabra, como si nos condenara, con tanta honradez acumulada. Al final, estamos erigiendo una Contraloría General de la República.
Algunos han llegado a percibir el ejercicio sano de la crítica —que, por cierto no debe quedar en ella, si no en acciones y transformaciones— como una concesión de flojos; como darle las armas al enemigo. Lo cierto es que el misil más peligroso que podemos ofrendarle a quienes quisieran desmantelar una obra de 50 años es el silencio, la simulación, la doble moral, la conformidad, la desactivación de la intransigencia ante los males que se incuban y desarrollan ante nuestros ojos.
El socialismo europeo desapareció porque extravió el visor de lo que realmente sucedía, y la brújula para rectificar la ruta. Esa lección no puede olvidarse, como tampoco la tragedia de Dorian Grey, aquel personaje del escritor irlandés Oscar Wilde que, obsesionado por el narcisismo, escondió su retrato, para no ver las muecas que iba ganando con los desatinos de su conducta. Cuba tiene suficiente luz como para verse en su espejo, y corregir sus fealdades.
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Jose Luis - 30 de Agosto del 2009 7:34:59 CDT
Desde chico he leido la prensa cubana con la esperanza frustrada de leer articulos como este.Ocultar o disfrazar los errores no solo hace mal al gobierno,tambien desacredita la prensa.Muy valiente de su parte y ojala la luz de la que habla Ud ilumine a los que toman decisiones
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jesus loureiro s,anchez - 30 de Agosto del 2009 7:42:58 CDT
Excelente enfoque Alejandro. Esta debe ser la lupa que sistemáticamente radiografíe nuestra problemática nacional, dia y noche, con la vigilia insomne de los edificadores del socialismo cubano. Mano a la obra, con firmeza, la limpieza moral del pueblo, encarnando los verdaderos valores de tanta historia combativa, reclama ya recargar sus baterias para enfrentar tantas conductas impropias, bajezas humanas y corrupciones, con ambiciones desmedidas de grupúsculos que resultan muy peligroso para el futuro de la Patria y para no agotar el manantial donde han de beber los pueblos de Nuestra América y de toda la humanidad, como muy bien dijo Raúl n los años sesenta cuando se nos acusaba de exportar revoluciones. Cada generación tiene su marco de actuación para cambiar y progresar en bien de los pueblos, y en estos momentos estelares que se extienden nuestros principios y objetivos,con la formidable Revolución Bolivariana, el ALBA y UNASUR, donde se crece la juventud latino americana y también el crisol de generaciones que se mantienen en lucha perenne. Por tanto, Alejandro, esto debe ser una lucha de todos, sin tolerancias ni complicidades y con la divisa que no se admita la impunidad para acabar con este lastre social de tarifar y vender certificados muy por encima de sus precios oficiales, servicios públicos y otras corruptelas para el enriquecimiento público de los que dañan al pais. Te envío un saludo hermano desde esta humilde trinchera de la Asociación de Amigos de Latino América y del Caribe en las Islas Canarias
lunes, agosto 31, 2009
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