A un grupo de amigos (a),
Acabo de recibir este escrito de Yndamiro Restano, un cubano ejemplar. Es lo mejor que he leido en mucho tiempo. Les ruego que hagan lo mismo,
Su amigo,
Bernardo Benes
La Cuba que se soñó a sí misma
Por Yndamiro Restano
Por primera vez , después del triunfo revolucionario de enero de 1959, la iglesia católica cubana es una. Tanto el arzobispo Wenski en Miami como el Cardenal Jaime Ortega en La Habana, son sacerdotes del amor, que están por encima de los intereses mezquinos y los resentimientos, que agitan las pasiones de los hombres pequeños y de la política chiquita. Mientras los discípulos de Maquiavelo mienten, manipulan, reprimen, matan y se convierten en seres deshumanizados compulsados por su amor al poder; los discípulos de Cristo liberan, aman y construyen puentes entre la sombra y la luz: seducidos por el maravilloso poder del amor. Por supuesto, todo en el mundo, menos el amor, es teatro. Al final, los discípulos de Maquiavelo, son falsos y temerosos, son esclavos de sus propias ambiciones, se convierten en fichas más altas o más bajas, pero en fichas al fin del obsceno juego de los intereses. Entonces, las naciones necesitan de los santos y de los filósofos, porque los politicos pequeños enceguecidos por subir y subir ; se han olvidado de las raíz de la existencia que es el amor. Todo es vanidad, dice la palabra de Dios.
Han coincidido en Miami y en La Habana, dos santos, dos hombres de Dios: La iglesia católica cubana es una como es uno el amor, como es una Cuba, nuestra querida patria, para todos los cubanos. Todo cambia. Cambiamos nosotros, cambia el paisaje, pero el amor siempre permanence. Pasan los gobiernos, pero Cuba siempre seguirá navegando hacía la luz. Pasaremos nosotros, pero siempre habrán santos y hombres de Dios, que nos recuerden que en la vida no hay nada más importante que amar.
El gobierno actual de Cuba, ha iniciado una amnistía para los presos politicos. Liberar a los presos por causas políticas le otorga credibilidad al gobierno y alivia el sufrimiento de estas personas y de sus familiares. Ese es el camino: ofrecer flores y no espinas y sobre todo saber que sin dignidad no hay existencia humana posible. Sin dignidad, sin respeto a las libertades esenciales del ser humano, la gente se convierte en un espectro y en el mejor de los casos, en una pieza mecánica de un aparato de poder. La libertad de la nación unicamente la garantizan los seres humanos libres. El siervo vende su dignidad a cambio de protección: esto es más viejo que el mundo.
Hoy, una suave claridad empieza a iluminar a Cuba. Ya sabemos que no se puede hablar de justicia desde la falta de libertad porque la falta de libertad es la peor de las injusticias. Ya sabemos que si para defender una causa: hay que ocultar la verdad o revelarla a medias o desfigurarla: Entonces, esa causa, no vale la pena. Ya sabemos el valor de la solidaridad: y estamos de regreso. En fin, quisimos irnos de nuestra amada Cuba, me refiero a una fuga en el plano espiritual, no a los que se marcharon fisicamente, pero siguieron llevando la Cuba profunda en el alma. Ser cubano es algo más que vivir en Cuba. Obviamente, lo que sucedió es que subestimamos a Cuba, creíamos que ser cubano era permanecer en nuestra bella y sensual geografía y nos fuimos separando del espíritu de lo cubano y copiamos y nos deslumbramos con fórmulas ajenas. Pensamos que el marxismo-Leninismo y otras doctrinas importadas, eran más avanzados, que nuestras propias ideas emancipadoras. Pero todo fue inútil: no se puede construir la Cuba ideal sin la raíz de la Cuba real: porque todo se marchita.
Todos nos equivocamos, porque olvidamos la sabiduría martiana. Cuánto nos aconsejó el Apóstol que no nos guíaramos por teorías extranjerizantes.
Pero nadie se amilane: Cuba es amor, Cuba es poesía, Cuba espera por todos sus hijos: La Cuba que se soñó a si misma y se ha hecho realidad en sus santos, en sus poetas y en sus héroes.
domingo, agosto 08, 2010
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