Saludos para todos. Lorenzo Gonzalo
Poder político cubano no enfrenta oposición
Por Lorenzo Gonzalo, 30 de Agosto del 2010
Decir que en Cuba hay fuerzas políticas que actúan como contrapartida del gobierno, es mostrar un desconocimiento de sus realidades o sumarse al carro de la propaganda mostrada por la prensa internacional, la cual está en gran medida influenciada por los medios estadounidenses.
Cuba es una mezcla de descontentos y esperanzas. La población en general, al igual que la del resto del Continente suramericano, tiene necesidades insatisfechas y aspiraciones. Aun en Estados Unidos, supuesta meca de la abundancia y país de extraordinarios recursos, hay grandes núcleos de población insatisfechas con una realidad opresiva, que contrasta con las riquezas que les rodean. La diferencia es que en esos grupos, el nivel de esperanza es menor que en Cuba. En éste último país existe, de modo extendido, una confianza en el proceso, que la distingue de aquellos otros con sistemas o proyectos sociales diferentes. Este es un sentimiento muy afianzado, a pesar de que algunos ciudadanos han perdido seguridad en cuanto a la capacidad de ciertos dirigentes históricos, al tiempo que una juventud educacionalmente preparada, duda de los conocimientos que otros, con alto poder de mando, puedan poseer para comprender los nuevos tiempos. Pero al margen de inquietudes que se canalizan por medios racionales, la sociedad mantiene confianza en el futuro y en la posibilidad de hallar ciertas vías que no sólo hagan eficiente la gestión, sino que conserven algunas de las ventajas del antiguo método paternalista de gobierno.
Pensar que la natural existencia de personas quejosas por la insatisfacción parcial de diversas necesidades primarias, ha dado lugar a la formación de una fuerza, capaz de entretener a los poderes reales del país en querellas por ejercer el mando administrativo del Estado, es un desconocimiento de su realidad o una mala fe de quienes lo divulguen.
Sin la intención de asumir, en términos absolutos, la defensa del tipo de democracia practicada en Cuba, la realidad es que en ese país no se han formado movimientos y mucho menos un movimiento, con las simpatías y el apoyo poblacional que define la existencia de fuerzas transformadoras dentro de una sociedad.
Los periodistas que visitamos periódicamente el país, sin ánimos de crearle impedimentos, entendemos cada vez más la dinámica del proceso.
Todo el mundo en las calles conoce los llamados disidentes. Las personas saben que la mayoría recibe dinero y recursos provenientes del presupuesto del gobierno estadounidense. Conocen que otros, por disgustos laborales, competencia en la dirección de cargos políticos o por un inmaduro personalismo, plantean la disolución del proyecto social, que con miles de dificultades impuestas desde el exterior, pretenden desarrollar amplios sectores en Cuba. Pero estas personas no han podido traspasar la barrera de sus propias casas o aquellas compuestas por unos pocos amigos, de forma que el gobierno, los organismos represivos del Estado y las corresponsalías extranjeras, lo tomen en serio. De presentarse una situación de esta naturaleza, los pequeños medios que circulan dentro del país, ciertas páginas internas de internet y la propia prensa oficial, habrían comenzado a hacerse eco del fenómeno.
Es cierto que en Cuba no existe una prensa sensacionalista de esas que, para sobreponerse a su incapacidad periodística, intentan convertir marginales o disgustados en líderes políticos. Pero en los países del Bloque Soviético tampoco existía esa prensa y sin embargo, las circunstancias levantaron tan grades dudas en sus poblaciones, que finalmente provocaron su disolución. En Polonia, la camisa de fuerza impuesta a los medios oficiales de prensa, saltó en pedazos y el Movimiento Solidaridad se abrió paso a la luz pública.
Cuba parece ser un caso diferente. Incluso la supervivencia del proceso comparada con China, no ha sufrido una experiencia semejante a la represión de Tianamen.
Sería bueno que los estudiosos sociales y los periodistas serios, analicen a cabalidad los hechos relacionados con los llamados disidentes. Es importante que la prensa en particular, informe al público internacional. Sin dudas que una visión mundial objetiva de ese proceso, especialmente de su realidad actual, ayudará a la creación de un clima de relaciones internacionales enfocado en las reales necesidades mutuas entre Cuba y el resto de las naciones. Especialmente con Estados Unidos.
Semejante entendimiento también permitiría al gobierno actual, levantar barreras de contención caducadas ya por su inoperancia, algunas de las cuales semejan un viejo vejestorio, cuyo único remedio es desecharlo por razones de sanidad.
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lunes, agosto 30, 2010
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