JUNTO A MIS COMPATRIOTAS QUE ATRAVIESAN INDESCRIPTIBLES MOMENTOS DIFÍCILES…
Por Félix Sautié Mederos. E-Mail: fsautie@yahoo.com
Estimados lectores de POR ESTO! , les escribo con mi corazón profundamente conmovido y muy entristecido. No puedo hacerlo de otra manera, porque todas mis esencias humanas han sido golpeadas en estos últimos días ante el dolor y la desolación que dejó tras de sí a su paso por Cuba el Ciclón Gustav. En mis 70 años no son pocos los ciclones con los que directa e indirectamente he tenido contacto. En 1944 tuve una experiencia traumática que nunca he podido olvidar, pues en aquel entonces pasó por encima de la ciudad de La Habana un terrible ciclón. Pude ver con apenas 6 años, como las paredes de mi casa se abrieron completamente por las esquinas. Entonces no se me olvida que me sacaron de allí cargado en brazos bajo el aire y la lluvia. Fue terrible. Posteriormente he pasado de forma directa e indirecta muchos ciclones y hoy después de haber visto diversos recuentos de lo sucedido en Isla de la Juventud y en Pinar del Río, hablo de verlos porque en La Habana no hubo ese gran impacto, debo decirles que nada de las anteriores destrucciones de ciclones en Cuba, a excepto de las inundaciones en el Oriente cubano del ciclón Flora, es comparable con la destrucción y la desolación que ha dejado tras de sí este Ciclón. Las vistas aéreas muestran cientos y cientos de kilómetros de destrucción, como si todos esos parajes hubieran sido bombardeados sistemáticamente, casas sin techos ni ventanas, algunas sin paredes incluso, grandes depósitos de agua que volaron de la azoteas, torres de transmisión eléctrica derrumbadas, retorcidas, destruidas, árboles de todos los tamaños arrancados de raíz, naves de almacenamiento sin techos ni paredes, vigas retorcidas por todas partes, barcos sobre la tierra firme. Es algo que nunca he podido ver. Costará muchos esfuerzos recuperar lo perdido. Quisiera tener una mayor elocuencia y un mayor espacio para trasmitirles tanto dolor y tanta frustración. En medio de eso lo verdaderamente positivo fue que los sistemas de protección civil del país funcionaron de manera eficiente y previsora, eso nadie puede ni debería ignorarlo, reconocer lo bien hecho siempre es de nobleza y honradez que nunca debería faltar. No hay víctimas mortales, por lo menos hasta los momentos en que les escribo cuando ya el ciclón se encuentra por Estados Unidos. Estamos ante una angustia compartida, los que sufrieron los embates directamente y son víctimas de sus destrozos y los que no los sufrimos en específico dada nuestra ubicación geográfica, pero nuestras esencias humanas y patrióticas se resienten profundamente por el dolor del prójimo y para los que somos más viejos por esa impotencia que nos traen los años vividos de no poder estar físicamente en la forja común y directa con nuestros hermanos sufridos. El amor infinito por la vida, la solidaridad humana de dar de lo que tenemos para los que menos tienen, el llamado a la conciencia de los que puedan ser solidarios desde las más diversas latitudes del mundo son cosas que todos podemos hacer de acuerdo con nuestras posibilidades y ubicaciones. Las más grandes obras han crecido desde las más pequeñas acciones que no han esperado porque nadie se las oriente. Son cuestiones de la conciencia, del permanente contrapunteo entre el bien y el mal dentro de los cuales se mueven nuestras conciencias y nuestras voluntades. Y en las cuestiones de la conciencia, no hay que esperar, hay que actuar, hay que moverlas. POR ESTO! , jueves 4 de septiembre del 2008
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