A PARTIR DE HOY OBAMA
-Capital político y cuenta regresiva
Por Marcelo Sánchez
Hoy martes 20 de enero del año 2009 asumirá la presidencia de los Estados Unidos de América un joven estadounidense negro cuyo mensaje político parece emparentar con el ideario fundacional de Abraham Lincoln y los paradigmáticos Franklin D. Roosevelt y John F. Kennedy entre otros.
Luego del juramento de rigor sobre la misma Biblia que lo hiciera Lincoln en su tiempo, ante el Congreso de la Unión y el pueblo reunido frente a la fachada oeste del Capitolio, el cuadragésimo cuarto presidente de la nación se instalará con su familia en la mansión presidencial o Casa Blanca donde residirá al menos durante los próximos cuatro años y donde lleva la gentil encomienda de la humanidad de despedir para siempre a un expresidente "de cuyo nombre no quiero acordarme".
Son muchas, tal vez exageradas, las expectativas desatadas dentro y fuera del país en torno a la poderosa personalidad y las intenciones ciertas del nuevo presidente, así que como por las reiteradas promesas de campaña, implícitas o expresas, encaminadas a rectificar el rumbo errático de esta gran nación devolviéndole la credibilidad maltrecha por las atrocidades de la anterior administración republicana.
Por mi parte, sugiero a mis lectores se conceda a Obama los acostumbrados cien puntos iniciales de gracia pero, al mismo tiempo, permanecer atentos a su desempeño presidencial. Entonces, en base a los hechos, comenzaría o no la cuenta regresiva del capital político que el pueblo ha depositado en sus manos con la esperanza de una sabia y provechosa mayordomía que honre sus palabras.
En relación con la América Latina en general y Cuba en particular, también Barack Obama anticipó políticas más sensatas y cierta disposición a enfrentar y resolver los diferendos mediante el diálogo respetuoso y las negociaciones dentro del marco de las normas y organismos internacionales.
Al respecto, transcribo una interesante observación del periodista cubano Jorge Gómez Barata: "La interrogante del momento no es si Barack Obama modificará la política norteamericana hacia América Latina, sino a qué ritmo lo hará y cuales serán los perfiles. No hay opción: Estados Unidos cambia respecto a América Latina o América Latina cambia respecto a Estados Unidos.
"En esa ecuación donde, desde una óptica pragmática, los pasos deberían ser previsibles, Cuba es el fiel de la balanza; no porque sea una país importante, peligroso o de un significado geopolítico singular, sino porque es como una pauta, una asignatura pendiente y un asunto que el tiempo, la ineptitud y la mala fe han convertido en lastre".
Sin embargo, no estaría de más esquivar los extremos. Nadie debe permitirse soñar cosas dulces, relamiéndose por adelantado con las mieles de una fácil reconciliación tan atropellada como falsa. Tampoco sería prudente despreciar los avances discretos en esa dirección.
Es decir, el justo medio, manteniendo la tensión dialéctica entre ensoñaciones y andaduras por cuanto a pasos cortos, cuidadosamente calibrados, es posible llegar muy lejos y con mucha más seguridad.
Dice la vieja sentencia que "del lobo un pelo", y yo no la interpreto necesariamente como un mensaje de resignado consuelo; más bien como una alerta al ejercicio de la astucia política respecto a la importancia de las pequeñs victorias.
De todos modos, lo importante es garantizar que el "pelo" sea capaz de amparar unos pocos elementos fundamentales no negociables: soberanía nacional, respeto recíproco, diálogo en igualdad de concidiones y renuncia a las posiciones de fuerza. Con ese "pelo", o con ese poco, es suficiente para comenzar. Ahora es el momento. Para luego sobradamente tarde pudiera ser.
martes, enero 20, 2009
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