viernes, marzo 06, 2009

CONVERSACIONES CON UN TAXISTA EN LA HABANA

En una hermosa tarde dominguera, en el malecón de la Habana, quise abordar un taxi:
-¿Cuánto me llevas al Centro Internacional de Salud La Pradera?
-Diez pesos, es lejos eso.¬
Me respondió el chofer con claro acento cubano.
-Ok ¡Vamos que estoy apurado! -Le dije mientras abordaba el auto, el cual arrancó raudo hacia la Pradera-
Dicen que no hay otro azul como el del cielo de la Habana, pero ese domingo parecía que estaba más azul que otros días. Como a las dos millas noté que el taxista redujo notablemente la velocidad y al inquirir el porqué, me respondió:
-Lo que pasa es que estamos pasando por una zona restringida y aquí la ley es muy estricta.
Fue entonces que decidí inquirir más sobre ese asunto y de manera maliciosa, le pregunté:
-Entonces es verdad lo que dicen en Venezuela, de que aquí en cuba no existe la libertad, ustedes lo que son unos títeres.
Esta afirmación por su carga venenosa parece que le cayó como una piedra, porque de inmediato lo que produjo fue un profundo silencio.
-Ahora sí que rompí toda comunicación por mi torpeza. Tendré que conformarme con el silencio, lo que queda de camino.
Eso pensaba, pero la realidad era que estaba totalmente equivocado. El hombre había asimilado el golpe y lo que estaba haciendo era meditar lo que a continuación dijo:
-Aquí en Cuba no hay represión, lo que existe es una gran conciencia social, fíjese que casi no se ven policías armados, la gente asume su propia responsabilidad. Yo por ejemplo me como esa luz roja allí al frente, la del semáforo, esos policías me detienen, indagan las causas y de inmediato colocan en mi permiso de conducir una marca de doce puntos de penalización, a menos que esa infracción este asociada a otro delito, como por ejemplo influencia alcohólica, pues me tienen que dejar continuar la marcha. En el caso de la influencia alcohólica, pues me remiten a un hospital donde me realizan una prueba con un alcoholímetro, de dar positivo, me marcan los doce puntos de penalización y me llevan a mi casa en una patrulla y una amonestación. El carro queda detenido hasta el siguiente día, cuando lo puedo ir a buscar. (De tratarse de un funcionario público en funciones, la cosa es distinta, pues lo detienen y lo despiden del trabajo). Los conductores tienen hasta 36 puntos de penalizaciones, al llegar allí, pues le suspenden la licencia de conducir, pasarán tres años para tener otra oportunidad de optar nuevamente por una licencia, teniendo que aprobar un curso de suficiencia. Eso amigo mío, es libertad, lo que pasa es que hay que saberla administrar con conciencia. Es más que la que tienen los gringos, donde si te encuentran conduciendo en estado de embriaguez, pues te detienen de inmediato.
Entonces el que entró en profunda meditación fui yo, al pensar lo que sucedería cuando un conductor borracho, es detenido conduciendo en Venezuela. Tendría dos posibilidades: Ó pagas el soborno al fiscal y continúas tu irresponsable marcha etílica ó enfrentas a la justicia y vas preso pagando una multa millonaria.
De inmediato me dije:
-Este loquito como que tiene razón, pero lo voy a arrinconar a ver que dice:
-Oye, Parece que la ley de transito aquí en Cuba, verdaderamente es más democrática, pero qué me dices de otras áreas como la libertad personal. Nuevamente ocurrió un silencio, era como si estuviera cogiendo impulso para arremeter:
-Hace tres meses mi papá se cayó. Me tocó llevarlo a un hospital. Tenía ruptura de la cabeza del fémur, le tuvieron que injertar una prótesis, para hacerlo caminar nuevamente, fue enviado a un centro de rehabilitación donde luego de casi tres meses lograron su objetivo: mi padre logró recobrar su movilidad y regresó al hogar sano. ¡No me costó un centavo! Eso se llama libertad, libertad para enfermarse, libertad para curarse, libertad para vivir con seguridad social, donde el Estado asume todo el costo. No como en EEUU, donde para poder tener acceso a la seguridad social tienes que tener los recursos económicos que te permitan adquirir una póliza de seguros, si no la tienes, no eres nadie.
En ese momento el que calló fui yo, continué reflexionando:
-¿Qué pasaría en Venezuela, si Chávez, no hubiera tomado el poder en 1999? Seguramente los venezolanos muriéramos de mengua, con un sistema de salud privatizado, donde el pobre no tendría acceso. Solamente aquellos que tuvieran posibilidad de pagar una póliza de seguros ó los recursos necesarios pudieran ingresar a esos centros. Verdaderamente tiene razón, sin la posibilidad de tener acceso a la salud, no puede haber libertad. Él le está metiendo el dedo en el ojo al capitalismo.
Cambié el tema, como escurriendo el bulto, para preguntarle:
-Con lo relativo a la represión, ¿qué tienes qué decirme?
Con esta pregunta si es verdad que lo dejo frito, seguramente, no tendrá nada que decirme, pensé. Pero no, inmediatamente ripostó:
-De eso se encargan los CDR (Comités de defensa de la Revolución). Ellos son los que manejan ese tema, ellos advierten, reprenden cuando observan una conducta inapropiada, son conformados por los mismos integrantes de la comunidad, vecinos que forman los referidos comités. Sí un individuo comete una falta y hace caso omiso a las observaciones del CDR y nuevamente reincide, pues pasan la denuncia a la entidad policial respectiva, los cuales le hacen una visita domiciliaria y lo detienen, donde dependiendo del caso, podría ser enviado a centros de reeducación, creados para tales fines. Es el poder comunal el que tiene la última palabra. Si la falta en cuestión es más grave, pues serán los tribunales populares los que decidirán el asunto. Muy distintos son esos centros de reeducación a las cárceles de los países capitalistas, donde los reclusos lo que aprenden es a violar las leyes. Cuando logran salir de esos centros, se constituyen en verdaderas amenazas para el resto de la sociedad.
-¡Caramba!, me dije, lo más seguro es que este taxista, como casi todos los trabajadores de Cuba es un verdadero profesional universitario.
Sumido quedé en reflexión por lo que expresaba este hombre y fue cuando rematé con lo siguiente:
-Hace unos años pasó por aquí un huracán, como sucede todos los años, En ese entonces hubo en Cuba dos muertos, más que nada por imprudencia. Cuba es el único lugar del mundo donde se ha logrado aprovechar la fuerza de la naturaleza, para usarla en beneficio del país. Ellos han logrado a través de una serie de represas y túneles de diferentes tamaño y altura, contener la inmensa cantidad de agua que traen consigo estos fenómenos, logrando almacenar el preciado líquido, tan necesario para el consumo humano y para otros usos, evitando simultáneamente las desastrosas inundaciones, que son las que producen la mayor cantidad de pérdidas humanas. El exceso de agua la vierten nuevamente al mar a través de canales, construidos para tales fines. (Estaba poniendo en práctica lo aprendido en interminables conversaciones con amigos(as) de La Pradera y las declaraciones de Raúl). El mismo huracán llegó a los EEUU, a la costa de población de afro descendientes: Dallas, donde el fenómeno produjo cientos de fallecidos, como producto de las inundaciones inmediatas. Luego vendría lo peor y es lo que Chávez llama el Capitalismo salvaje, resulta que el fenómeno amenazaba también con inundar zonas altas, donde viven personas ricas, pues entonces sin la menor compasión supuestamente volaron la represa, para evitar inundaciones a su sector, lo que sucedió como consecuencia a esto fue, que se produjeron miles de personas fallecidas por ahogamiento, por la terrible inundación que esta acción produjo. Se le había dado más valor a las propiedades que a las vidas de tantos hermanos de color, en su mayoría.
El taxista me miraba de reojo, con respeto y admiración. Proseguí con mi impresionante relato:
-El huracán en cuestión lo llamaron Catrina. Entonces ocurrió un acontecimiento, que la historia de la humanidad recordará como uno de los hechos más abominables de la época contemporánea del país más poderoso y rico de este planeta. Cuyo gobierno hizo caso omiso a las múltiples llamadas de auxilio, que les hizo ese golpeado sector, produciéndose innumerables muertes por hambre, sed y epidemias, que se desataron al no recibir ayuda inmediata. Las personas que lograron alcanzar el puente, que los conduciría a las zonas altas y seguras fueron recibidas a plomo limpio, aduciendo las autoridades de que se trataban de violadores y saqueadores. A la semana cuando se hizo presente la ayuda oficial era muy poco lo que quedaba. La gente que logró sobrevivir lo hizo por sus propios medios.
Allí se violó el más apreciado derecho del ser humano: El derecho a la vida, que aquí en Cuba está garantizado por el Estado. En esos terribles momentos es que el ser humano necesita la libertad para sobrevivir. La libertad para la vida.
El taxista estaba como en trance, escuchando mi relato por la impresión que este le produjo. En seguida dijo:
Camarada, por un momento pensé que usted era uno de esos contrarrevolucionarios, que aquí vienen como turistas todos los años.
Eso fue lo último que expresó, antes de que le pagara los diez pesos, porque ya habíamos llegado a La Pradera.
-¡Hasta la victoria siempre! -Alcancé a decirle cuando arrancaba el vehículo y me quedé meditando:
¿Qué sería de nuestro país si los huracanes entraran a nuestro territorio?

Jouseff Kan
2.799.330
Joukap1@hotmail.com

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