Entrevista a Manuel David Orrio del Rosario, agente Miguel de la seguridad del Estado cubano
La “Seguridad” de la Revolución Cubana radica en el arma de la crítica.
Dax Toscano Segovia | Para Kaos en la Red | Hoy 21:35 | 101 lecturas
www.kaosenlared.net/noticia/entrevista-manuel-david-orrio-rosario-agente-miguel-seguridad-estado-c
Hace pocos días el Miami Herald, líbelo de la contrarrevolución cubana, publicaba una nota extensa sobre las denominadas “Damas de Blanco”, grupo de esposas de los mercenarios a sueldo del gobierno norteamericano detenidos y juzgados en el año 2003 por violar las leyes de su país, al haberse puesto al servicio de una potencia extranjera agresora como los EEUU. Estos personajes han sido ensalzados por la propaganda yanqui y por diversas organizaciones a nivel internacional, creadas y financiadas por grupos de derecha, por la CIA y el gobierno norteamericano, calificándolos como “disidentes” o “presos de conciencia”. Manuel David Orrio conoce perfectamente las actividades de esas y esos mercenarios, puesto que, como el agente Miguel, se infiltró en uno de los grupúsculos formados en Cuba para atacar a la Revolución.
Manuel accedió a esta entrevista en la cual, a lo largo de sus respuestas, se puede apreciar no a un apologeta dogmático, acrítico del proceso revolucionario cubano, sino a un hombre modesto que, como miembro de la Seguridad del Estado, lo cual es todavía más significativo, comprende que una de las armas más poderosas para combatir a los enemigos de la Revolución a nivel externo e interno es la crítica y la autocrítica.
“Miguel”, no calla. Expone con frontalidad lo que debe ser cuestionado dentro de la Revolución, principalmente el burocratismo y la carencia, muchas veces, de una información responsable, oportuna y crítica por parte de las y los periodistas de los diversos medios cubanos.
No es un personaje servil. Es un hombre que está consciente de la necesidad de hablar claramente sobre los problemas que afronta la construcción del socialismo cubano. No es un loco, simplemente un buen alumno de las enseñanzas de Fidel y Raúl, los revolucionarios más críticos de la Revolución.
1- En 1987, con motivo del 20 aniversario del asesinato del Che, Fidel señalaba en uno de sus discursos la necesidad de retornar a las ideas del revolucionario argentino y, además, advertía sobre algunos problemas que ya en Cuba se habían identificado y que tenían que ver, entre otras cosas, con la presencia de una fuerte burocracia. En noviembre de 2005 el Comandante en Jefe, en la Universidad de La Habana, señaló que la Revolución cubana corría el serio riesgo de desaparecer, de ser destruida por sus propios errores. ¿Sigue presente ese peligro? ¿Cuáles, de ser positiva la respuesta, serían esos errores? ¿Las medidas tomadas bajo el liderazgo de Raúl y su nuevo equipo de gobierno apuntan a combatir esos errores?
Pienso que la primera garantía de la irreversibilidad espiritual de la Revolución cubana, más allá de las ideologías, es el antimperialismo visceral que caracteriza a la mayoría de los cubanos, residan o no en Cuba. Durante la extensa gira por todo el país que tuve la oportunidad de realizar tras conocerse la identidad de combatientes secretos de mis 11 colegas infiltrados y yo, pude tocar con mis manos ese sentimiento a través de multitud de episodios, algunos de los cuales me provocaron lágrimas. Las noticias de ese recorrido eran transmitidas a diario por la televisión isleña, y eso provocó que la población nos reconociera a cada paso. Estuve más de 6 meses obligado a planear cuidadosamente mis salidas a la calle, porque adonde quiera que iba decenas de compatriotas desconocidos me detenían para expresarme su gratitud. Aún hoy sucede, claro que en menor medida, pero sucede.
No obstante ese antimperialismo, es real el peligro de que la impronta socialista de la Revolución cubana desaparezca. Al igual que en los extintos campo dizque socialista y la finiquita Unión Soviética, las burocracias criollas aprovecharían esa situación para devenir en los nuevos capitalistas cubanos, porque no puede perderse de vista que los llamados socialismos conocidos o los procesos de transformaciones revolucionarias o anticapitalistas habidos en América Latina, Cuba incluída, no han sabido o podido consolidar aún una irreversibilidad histórica ni una autorregulación objetiva y subjetiva, algo ya logrado por el capitalismo frente al feudalismo, como bien adujera Lenin al apuntar que dicho régimen, “… en su lucha triunfante contra el feudalismo, garantizó la igualdad de derechos jurídicos de todos los ciudadanos; corresponde a nosotros (los partidos obreros de su época), garantizar la igualdad de derechos económicos”(1). Cito a Lenin, con toda intención, porque uno de mis motivos de insomnio radica en observar una cierta superficialidad de los políticos al abordar este problema, al cual parecen ver sólo desde una práctica concreta y no en su magnitud como parte del proceso de sucesión de formaciones económico- sociales.
Ni uno de los procesos anticapitalistas habidos en el orbe ha resuelto en teoría y práctica los dos problemas estratégicos señalados por Marx y Engels como claves para un tránsito hacia una formación económico-social superior al capitalismo: propiedad social sobre los medios de producción y gobernabilidad democrática de los trabajadores, en el sentido apuntado por Lenin. Guste a quien guste, pese a quien pese, el monopolio de la propiedad estatal no es otra cosa que el “capitalista colectivo ideal”, al decir de Federico Engels, quien además de esa definición lapidaria profetizó lo que ocurre hoy en América Latina, al expresar que llegaría el día en que las grandes luchas obreras no serían en las barricadas, sino en las urnas, para así dejar bien clara la condicionalidad histórica de la violencia como partera de la Historia, porque no sólo se trata de la violencia capitalista, sino además de la violencia contra el ciudadano practicada por las burocracias, cuando se erigen en “clase para sí”. Por todo ello, no puedo estar de acuerdo con el concepto “socialismo del siglo XXI”, cuando por ningún lado veo que en el XX haya existido socialismo consolidado, verdadero y no “real”, como alguna vez le llamaron.
Para mí, la burocracia cubana y su “Inquisición” pueden serme y ser para mi pueblo más peligrosas que la CIA o los terroristas de Miami. Prueba al canto, quizás algo paranoica: Manuel David Orrio jamás ha sido publicado por la prensa plana criolla o sus polémicos escritos reproducidos o comentados por la radio o la televisión del país, los medios de mayor alcance para el cubano de a pie, ni siquiera cuando el tema que aborda es, digamos, “políticamente correcto”. Hasta un artículo tiene recomendado por Fidel durante una de sus comparecencias televisadas, razón suficiente para haberle publicado. Apunto el riesgo y el “ostracismo” para asumir el primero desde mi desvencijado apartamento del Barrio Chino, en Centro Habana, porque considero que Cuba no es la excepción en cuanto a la solución de esos problemas estratégicos, e incluso padece de rampantes inconstitucionalidades votadas por la Asamblea Nacional del Poder ¿Popular? América Latina nos mira no sólo como el ejemplo de David frente a Goliat, sino también, en más de un tema, como el de lo que NO DEBE HACERSE.
Fidel, inmenso y genial en sus virtudes y defectos, tuvo el coraje político de señalar el peligro a sólo 3 años de una reforma constitucional que declaró la “irrevocabilidad” del socialismo, para así demostrar una vez más que es el cubano más químicamente puro nacido en el siglo XX. Raúl, por su parte, le sigue los pasos pero a la vez demuestra un pragmatismo donde, a mi modesto juicio, supera a Fidel sin abandono alguno de una proverbial intransigencia revolucionaria. Diría que ambos hacen un equipo excelente para salvar a la Revolución de los peligros que la acechan, en primer lugar porque desde el primer momento de su mandato Raúl puso el dedo en la llaga, al privilegiar la necesidad de una real institucionalidad que es de la mayor urgencia consolidar, y comenzar a actuar en esa dirección no obstante “haberle caído la mala” de tres huracanes devastadores, los cuales, no cabe duda, han retrasado sus objetivos de gobierno.
Cuba tiene ante sí el reto de pasar exitosamente un difícil examen histórico: transitar desde la dirección política, económica y social mediante liderazgos carismáticos, hacia una gobernabilidad socialista basada sobre el imperio de las instituciones, Constitución de la República en primer lugar. Pienso que tanto Fidel como en particular Raúl, tienen conciencia de ese reto y, en ese sentido, puede afirmarse que las medidas tomadas por el segundo persiguen el objetivo de vencerlo. De paso, menciono que no les considero históricamente culpables. José Martí hubo de lidiar con ese problema y no es gratuito decir que su prematura y absurda muerte tuvo que ver con el mismo.
2. Nada puede ocultar la realidad, porque como decía Lenin, esta siempre es concreta, objetiva. El bloqueo ha significado para Cuba pérdidas millonarias a nivel económico; pero además ha conllevado un desgaste, un agotamiento no sólo físico, sino a nivel de la conciencia en un gran sector de la población cubana que, frente a las penurias que ha pasado, no encuentra todavía una solución efectiva a sus problemas inmediatos. Por otro lado, las y los cubanos, debido a su alto grado de educación y entendimiento de la política, también se han dado cuenta que los problemas que les aquejan no sólo se los puede atribuir al bloqueo, sino que se deben a errores en la dirección y en la forma en que está estructurado el sistema y que tienen que ver con la existencia de la burocracia inmovilista, el control excesivo del Estado en los sectores de la economía que impiden que la clase trabajadora se sienta la verdadera propietaria de los medios de producción, etc. En primer lugar ¿qué piensas tú como ciudadano cubano sobre esto? ; y, en segundo lugar ¿cuál consideras qué debe ser el camino para lograr vencer esta situación?
Estoy completamente de acuerdo en que la población de Cuba percibe al origen de sus vicisitudes como 50% derivado del bloqueo estadounidense y 50% a causa de las contradicciones internas que agitan a la sociedad criolla. Algunos de esos problemas los reconozco en el texto de la pregunta, pero otros tienen que ver con una notable ausencia de cultura, conciencia y voluntad cívicas, lo cual trae como consecuencia que el cubano de a pie tienda fuertemente no a defender sus derechos en los espacios adecuados, sino a REALIZARLOS en la práctica de una informalidad que deviene caldo de cultivo para la corrupción. Resulta asombroso que en 1987, una encuesta realizada a petición de la Asamblea Nacional detectara que dos tercios de los entrevistados desconocían que la primera ley del país era la Constitución de la República. Al parecer no por gusto, una de las medidas menos divulgadas bajo el mandato de Raúl, pero no por ello menos importante, fue la impresión de 400 mil ejemplares de la Constitución, vendidos a un precio irrisorio y agotados casi ipsofacto, porque la gente los compró como pan caliente.
El único camino para salir de esa situaciones echarse las mangas al codo, respetar al pie de la letra la Constitución de la República y perfeccionar el proyecto socialista y la democracia que de él dimana, comenzando por una transformación radical de la prensa criolla y de los periodistas que para ella trabajan. Sí, de los periodistas, porque ni todos son ese ejemplo de ética que se llama Luis Sexto, recién galardonado con el Premio Nacional de Periodismo José Martí por la obra de la vida, ni todos tienen el valor de defender ante sus redacciones los derechos que la ley y el código de ética de la Unión de Periodistas de Cuba les garantizan, ni todos siquiera conocen las legislaciones que protegen las informaciones oficiales cubanas—paradójicamente, la verdadera censura de Cuba está legislada, al mejor estilo de un Estado de Derecho.
El rol que a la prensa cubana toca en las actuales circunstancias es esencial, y justo es admitir que está lejos de desempeñarlo a cabalidad. Quizás se me llame, como algunos colegas hacen, loco, radical y hasta “terrorista”. Otros afirman que me atrevo a tratar temas muy candentes porque tengo el amparo de la Seguridad cubana, lo cual es mínimo una apreciación errónea, cuando no un pretexto para la justificación de su autocensura. Prefiero, por todo ello, invitar más a la reflexión que a la polémica, bajo la égida de un apotegma martiano: “no existe monarca más poderoso que un periodista honrado.”
3. Una de las cosas maravillosas de la Revolución ha sido el cuidado de la niñez y de la juventud. Cuba es un ejemplo en ese sentido para el resto del mundo. Sin embargo, producto de las circunstancias antes mencionadas, a las que habría que añadir la configuración de un mundo ficticio creado en la mente de la juventud cubana debido a la mirada que tienen puesta en Miami o en los turistas occidentales que visitan la Isla provistos de mucho dinero, que hacen creer a esa juventud que el capitalismo es eso y nada más, ha generado en cierto modo que muchas y muchos jóvenes quieran buscar otros rumbos, experimentar en otros lugares del mundo o exigir cosas que no son realmente sustanciales y que benefician a un sector de la población cubana que recibe dólares principalmente de Miami y que tienen que ver con la entrada a los hoteles que antes eran destinados sólo a turistas o el uso de celulares. Por otro lado, la ausencia de un debate serio en las organizaciones de masas juveniles, así como la falta de creatividad de la dirección política en esos espacios, como también la inexistencia de lugares donde la y el joven cubano puedan tener un espacio para el entretenimiento sano en el plano cultural, deportivo, social y hasta sexual, como lo ha investigado en varias ocasiones el periódico Juventud Rebelde, han generado desidia y procesos evidentes de alienación en la juventud cubana. ¿Qué puedes tú decir sobre esta situación? ¿Es esto real o no? Y si lo es ¿qué hacer al respecto?
¡Ay, juventud, divino tesoro! No caben dudas de que sí existen procesos de alienación en una parte apreciable pero minoritaria de los jóvenes cubanos, un hecho que a mi entender es más objeto de manipulaciones mediáticas contra la Revolución o a favor de las burocracias del patio, que una realidad sobre la cual haya que preocuparse más de lo necesario, porque el problema no radica en los jóvenes, sino en quienes pretenden arrogarse el derecho de hablar por ellos. Miro a mi hijo, de 20 años de edad, con sus cortes de pelo a lo EMO, sus vestiduras un tanto ¿extravagantes? y su pasión por el heavy metal rock, y me parece verme a mí mismo hace 40 años, llenando mi barrio de antenas de radio para ayudar a mis condiscípulos de la escuela secundaria a escuchar la entonces prohibida música no sólo de The Beatles, sino cualquiera que fuese cantada en inglés. Me recuerdo, en 1969, ayudando a instalar una antena de televisión porque habíamos decidido que por nada del mundo nos íbamos a perder el alunizaje del Apolo 11…y no nos perdimos ese momento en que Neil Armstrong, a nombre de todos los humanos del orbe, expresó con voz entrecortada por la emoción: “un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la Humanidad”. Lo recuerdo, ¡cómo no voy recordarlo!, si aún me pregunto si fue Cuba el único país del mundo donde ese acontecimiento, mucho más científico y tecnológico que político, no se transmitió por la televisión.
Mi hijo, un joven como su buen millón acerca de quienes me parece poco se publica, ganó en férreas oposiciones su ingreso a la escuela Lenin, la mejor preuniversitaria de Cuba; obtuvo en buena lid su matrícula para una de las carreras universitarias más codiciadas, Ingeniería en Telecomunicaciones, y cumplió ejemplarmente su año de servicio militar, donde hasta un ascenso obtuvo. Nunca olvidaré su rostro enorgullecido, cuando me invitaron a su unidad militar para impartir a esos “díscolos” jóvenes una conferencia sobre mis aventuras como combatiente de la Seguridad. Estaban fascinados, así de simple.
Entonces, el verdadero reto no es acercarse a ellos de manera autoritaria o paternalista, sino reconocerles su mayoría de edad y sus derechos como plenos ciudadanos de esta República. Mi hijo, al parecer no muy interesado en política, me sorprendió agradablemente con sus severas observaciones sobre la falta de transparencia informativa de la prensa cubana, respecto a las destituciones de Carlos Lage y Pérez Roque. ¿Se sintió representado ciudadanamente por el diario Juventud Rebelde, que como toda la prensa criolla se ha ganado la crítica de hombres como Pascual Serrano, defensor a capa y espada de la Revolución cubana?
4. Desde el triunfo de la Revolución el gobierno norteamericano y las mafias contrarrevolucionarias de Miami se empeñaron en destruir de cualquier forma a este maravilloso proceso que puso fin al capitalismo en Cuba. Los criminales batistianos y sus continuadores no han cesado en sus intentos. Sin embargo en las últimas décadas parece que su estrategia cambio y lo que han pretendido es fomentar una supuesta disidencia interna: una abiertamente anexionista, proyanqui y otra disfrazada de democrática, que aboga por cambios y reformas en Cuba para evitar, según ellos, la guerra civil. Otras y otros aparecen como contestatarios, incluso rebeldes como son el caso de Yoani Sánchez, con su blog Generación Y, yel rockero Gorki Aguilar, creador de la banda Porno para Ricardo, que ha compuesto canciones ofensivas contra la dirigencia histórica de la Revolución, por ejemplo. Incluso el arresto de este muchacho en meses anteriores, fue muy difundido por la prensa como el Miami Herald, haciéndole ver como un perseguido político, igual que Yoani. Tú, como el agente Miguel, conoces de cerca a esta gente. Ahora ¿se puede seguir pensando que la única manera de combatirlos es infiltrándolos? ¿No será mejor presentarlos públicamente, incluso con medidas audaces como darles espacio en los medios en algún momento para que toda la población sepa su condición servil ante el imperio y su pusilanimidad? ¿No crees que eso los silenciaría de una vez?
Conozco a oficiales de la Seguridad del Estado que literalmente profetizaron que el bloqueo al interior del país del blog Generación Y causaría en breve tiempo el lanzamiento de la madame Yoani al estrellato de las manipulaciones mediáticas contra Cuba. No obstante esos pronósticos, se hizo y ahora se está pagando el precio. Desconozco si el resultado de la experiencia será tomado en cuenta para entuertos futuros; entretanto, mantengo la convicción de que debe separarse con precisión de neurocirujano el trabajo operativo de los órganos de contrainteligencia -cuyo fín es proteger la seguridad nacional- y la labor de enfrentamiento político e ideológico a la contrarrevolución, donde para nada es descartable la batalla en público y la audacia ética de ir al debate frente a frente, no sólo por una cuestión de principios, sino por una razón práctica avalada por Lenin, quien no recuerdo dónde apuntó que “en el juicio de un enemigo inteligente es rara la total confusión. Dime quién te alaba y te diré dónde te has equivocado.”
5. Si bien hay seres y especímenes como Martha Beatriz Roque, Elizardo Sánchez Santacruz, Raúl Rivero, Vladimiro Roca, Yoani Sánchez o Gorki Aguilar, en Cuba hay gente que estando con la revolución es crítica con el proceso que vive actualmente Cuba y la inmovilidad que se experimenta en estos últimos tiempos, al punto de que el VI Congreso del Partido Comunista, que debió realizarse hace algunos años, todavía no se lo ha hecho. Muchas veces la burocracia ha calificado a estas personas como enemigos de la Revolución o las ha acusado de hacerle el juego a la contrarrevolución. ¿Se puede disentir en Cuba, sin ser calificado de contrarrevolucionario? ¿Se puede disentir y pensar que lo que se dice va a tener una respuesta efectiva? ¿Se está desarrollando la crítica como un arma para afianzar y llevar adelante en forma positiva los procesos de cambio que necesita la Revolución cubana?
Primero que todo, y aunque una vez intentaron prohibírmelo, cito a Raúl: “Hay que desterrar la apología y la autocomplacencia; no se trata de describir cuánto hemos hecho, sino de analizar con sinceridad cuánto de lo que se hizo dio realmente resultados y qué debemos hacer para que nuestro trabajo sea mejor… debemos aprender no sólo a discrepar, sino a estimular el libre debate de las opiniones discrepantes, para que las ideas sean mejores y el convencimiento mayor…Téngale másmiedo a un adulón que a un agente de la CIA” (2)
“Desde mínimo 1994, hasta su toma de posesión como Jefe de Estado de Cuba y el día de hoy, el General de Ejército ha sido coherente con una manera de pensar y de actuar donde, como dijo el 24 de febrero de este año (2008), ‘No hay que temer a las discrepancias en una sociedad como la nuestra, en que por su esencia no existen contradicciones antagónicas, porque no lo son las clases sociales que la forman. Del intercambio profundo de opiniones divergentes salen las mejores soluciones, si es encausado con propósitos sanos y el criterio se ejerce con responsabilidad’ “(3).
Lo que se desprende de estas citas y de análisis más detallados sobre el pensamiento de Raúl Castro, como el realizado por el académico Carlos Alzugaray, en lúcido ensayo, es que en las presentes circunstancias el disenso forma parte de la institucionalidad que se promueve y, por lo tanto, el intento de desacreditar a los ponentes de tales o cuales opiniones divergentes, debe ser considerado como una desviación de la norma, independientemente de que el espacio de la Revolución donde se opine sea nacional o extranjero. Se puede disentir en Cuba y se pueden esperar respuestas efectivas, pero quien lo haga debe estar preparado para el ataque desembozado o encubierto de las burocracias del patio, cuando no de su censura en los medios de difusión nacionales, razón por la cual el compromiso personal es decisivo. Una vez más, Raúl incita a ese compromiso, cuando afirma que “Los revolucionarios tenemos que buscarnos problemas y estar dispuestos a pagar el precio necesario, con razón y sin razón” (4)
Por otra parte, no puede perderse de vista que Cuba pasa por una etapa de tránsito donde puede ocurrir, como ocurre, que personas bien intencionadas aún interpreten las críticas como el “dar armas al enemigo”, y actúen en consecuencia, algo señalado ya no por Raúl, sino por el mismísimo Fidel: “…aquí ha habido durante bastante tiempo la tendencia a suponer que los señalamientos críticos, la denuncia de las cosas mal hechas, hacían el juego al enemigo, ayudaban al enemigo y a la contrarrevolución. A veces hay el temor de informar sobre algo, porque se piensa que puede ser útil al enemigo. Y nosotros hemos descubierto que en la lucha contra los hechos negativos es muy importante el trabajo de los órganos de prensa. Y hemos estimulado el espíritu crítico. Llegamos a la convicción de que es necesario desarrollar mucho más el espíritu crítico. Yo lo he estimulado al máximo porque constituye un factor fundamental para perfeccionar nuestro sistema.” (5)
6- Manuel David Orrio del Rosario ¿Quién es? ¿Cuál es tú origen? ¿Cómo te vinculas a la Revolución? ¿Qué estás haciendo ahora?
Manuel David Orrio del Rosario, Miguel para sus camaradas de la Seguridad del Estado cubano, nació en La Habana el 1ro. de enero de 1954, en el seno de una familia obrera vinculada al Partido Ortodoxo primero y al Movimiento 26 de Julio después. Mi padre trabajó toda su vida en una tienda de ropas masculinas llamada La Jolla, hoy inexistente, la cual se encontraba en la calle Belascoaín, en pleno corazón de la capital. Mi madre, por su parte, laboró hasta su jubilación en una fábrica de ropa interior femenina ubicada cerca del Stadium Latinoamericano. Como conté en uno de mis artículos, ambos estaban entre las pocas personas conocedoras de dónde se ocultaba Fidel antes de éste partir para México y retornar como primer expedicionario del Granma. Mi padre y mi madre fueron dos cubanos humildes que al triunfo de la Revolución se incorporaron a la misma como pueblo simple y como tal se mantuvieron hasta sus respectivas muertes. Mi viejo fue vanguardia laboral, dirigente sindical, cortador de caña, voluntario en varias zafras azucareras y, no obstante un relativo bajo nivel cultural, se distinguió por ser una persona de aguda inteligencia y reposado sentido crítico, dotado de un don de gentes muy especial.
Mi madre, por su lado, aportó la pasión. Cuando en aquellos lejanos y tristes días de la Cuba de 1992, ya en su apogeo el llamado período especial, discutía con mis compañeros de la Seguridad el cómo hacer para iniciar la misión combativa, un tema prioritario fue mi madre: llegamos a la conclusión de que ella debía saber, porque “o me mataba, o se moría”. Y bueno es decir que la vieja no sólo supo, sino que fue una “conspiradora” ejemplar. El único falló fue en que no hubo manera de retirar de la sala de nuestro hogar una fotografía del momento en que un mar de pueblo, en la Plaza de la Revolución, aprobaba la Segunda Declaración de La Habana.
Así pues, puede decirse que llevo al ideal revolucionario como parte de mi código genético, lo cual se ha manifestado a lo largo de mi existencia de muchas maneras, al punto de que una vez “destapado” como hombre de la Seguridad cubana, muchos que me conocían desde niño o desde joven se acercaron para decirme que nunca “tragaron” mi supuesta traición a ideales defendidos a lo largo de toda mi vida, incluso con posiciones críticas y públicas que me valieron más de una represalia de la burocracia criolla.
¿Qué estoy haciendo ahora? Pues se pueden identificar dos direcciones importantes: por un lado trabajo como analista y periodista vinculado a temas del devenir isleño en las nuevas circunstancias de la sociedad cubana, y por el otro me ocupo seriamente de mi vida personal. Nueva pareja, sencillamente extraordinaria; un hijo que me llena de orgullo, una hijastra formidable, una familia que me está naciendo desde la de mi actual compañera y, por supuesto, amistades encontradas o amistades rescatadas.
7. David ¿qué nos puedes decir de dos personajes significativos dentro de tu actividad revolucionaria: Manuel Piñeiro y Néstor Baguer?
Poco de Piñeiro, un legendario Barbarroja, que imprimió en la Seguridad un “estilo de trabajo” que en mi caso se tradujo en el “estilo de José”, mi oficial entrenador entre 1993 y 1995. José y yo compartimos privaciones y filosofía; me agradaba su particular sentido de la indagación y me enorgullece haber sido entrenado por quien hoy es un respetable académico en temas de contrainteligencia. Compartimos tiempos tremendos, ambos en bicicleta y con un hambre de 3 varas. Aquel primer teniente que ahora es teniente coronel, con libros publicados, me entregó listo para oficiales como Luis Mariano o Aramís. Ellos saben…
Baguer es otra historia. Un viejo de sangre azulísima con veta comunista, excondíscipulo de Jesse Helms y académico de la Lengua Española, que me introdujo en los secretos del periodismo y me trató a bastonazos para un discípulo preferido. Estuve entre las más de 10 personas a quienes les tachó un artículo con una frase lapidaria: “esta palabra no está en el diccionario”. Todos fuimos a revisar y, efectivamente, el vocablo ausente en el mataburros. Tuvimos, como relató, unas peleas olímpicas. Pero lo que olvidó contar fue que a la semana o quince días de la bronca de turno, me llamaba para compartir un whiskie: hablábamos de ópera o de cualquier cosa, menos del tema conflictuoso, y ésa era la señal de la reconciliación. Con el tiempo, noté que la “botella de Orrio” no bajaba de nivel si “Orrio no estaba”. Así que más allá de nuestra relación como colegas de la Seguridad desconocedores de sus verdaderas identidades, hubo algo muy bello entre maestro y discípulo.
Días antes de morir, un grupo de camaradas fuimos a visitarle al hospital donde agonizaba. De repente, un momento de lucidez y una frase: “Orrio, mi amigo”. Le besé en la frente y sólo atiné a decirle: “chao, viejo”. Y ahora, cuando voy al cementerio para estar un rato en la tumba de mis padres, no me olvido de Baguer, nada menos que sepultado en la de Pancho Marty, creo que su tatarabuelo, y quien fue un legendario comerciante y promotor de las artes en el siglo XIX cubano. Baguer, a quien sus enemigos han tratado de presentar como un viejo ridículo, merece que su camarada Miguel aproveche esta oportunidad para hacer una severa crítica a quienes le atendieron o más bien desatendieron en su último año de vida, que pasó en el Centro Iberoamericano para la Tercera Edad (CITED), ubicado en el habanero Hospital Docente General Calixto García. Más de una vez le visité, en la noche, y le encontré solo y desatendido. Pero aún más; mi madre estuvo ingresada en ese prestigioso centro meses antes de fallecer, y durante su ingreso pasé por el bochorno de escuchar los testimonios de médicos y trabajadores, muy críticos hacia la Seguridad del Estado. “Perdóname lo que te digo porque son tus compañeros, pero lo dejaron morir de tristeza”, me expresó una geriatra cuyo nombre me reservo, en pleno uso de mi derecho como periodista cubano a proteger el anonimato de las fuentes. Conozco más, mucho más, razón por la cual asistí a su funeral de Estado acompañado de un amigo, a quien pedí expresamente que me impidiera incurrir en un exceso.
8. Sobre los cinco prisioneros del imperio ¿qué medidas consideras tú que se deberían tomar, más allá de lo legal, para hacer que el mundo conozca esta causa y que además se haga efectiva su liberación, puesto que transcurridos diez años, todavía no ha habido, como lo hubo en el caso de Elián, algo que haga estremecer al sistema de (in)justicia norteamericano y al propio gobierno de ese país?
Desde el 2004 participo en los Encuentros Internacionales de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo que tienen lugar en La Habana, auspiciados por la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC), una organización cuyo compromiso con la causa por la libertad de Los 5 es proverbial. Para mi satisfacción, el recién concluído decimoprimero de esos eventos significó la consolidación de un salto de calidad teórico y en experiencias concretas sobre cómo abordar esos complejos problemas, tanto en lo macro como en lo microeconómico, desde perspectivas calificadas por el argentino Julio Gambina como, al menos, anticapitalistas. Tres Premios Nobel de Economía y dos presidentes latinoamericanos, el de Honduras y el de República Dominicana, confirmaron con su asistencia el indudable prestigio alcanzado por esos encuentros, aprovechados por el Comité Cubano por la Libertad de Los 5 para realizar distintos actos, promociones, recogidas de firmas y un panel donde se informa sobre el estado del esfuerzo libertador, así como se debaten y se proponen distintas acciones para llamar la atención de la sociedad estadounidense y la comunidad internacional acerca del caso de mis compañeros.
Sobre esta base, presenté una proposición muy bien acogida ante todo por los familiares de Los 5, allí presentes, acerca de una oportunidad que no se debe desaprovechar: la próxima Cumbre de las Américas, a celebrarse en abril, en Trinidad-Tobago. Es el momento preciso para que al menos uno de los 5 presidentes latinoamericanos que ya se han pronunciado públicamente por la libertad de Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René, tome nada más que un minuto de su discurso para pedir ante el propio Barack Obama la revisión del caso por la Corte Suprema de los Estados Unidos, conforme a estrictas normas de Derecho, así como el fín de las criminales negativas de visa a sus familiares para visitarles en prisión. Ésa es mi proposición concreta, más allá de que todo cuanto se haga para divulgar la injusticia cometida tiene mi apoyo. Y como es mi proposición, aprovecho el honor de esta entrevista para hacerla lo más pública posible y pedir a todos los interesados que se la haga llegar a esos mandatarios de América Latina. NO SE PUEDE PERDER ESA OPORTUNIDAD.
9. ¿Qué piensas de Fidel y de las reflexiones del Compañero Fidel?
Guste a quien guste, pese a quien pese, los dos gigantes del pensamiento y la acción políticas de Cuba son José Martí y Fidel Castro. Martí preparó con genio de orfebre la guerra necesaria, sin odios, para alcanzar la independencia de Cuba y darle a ésta el destino de fiel en la balanza entre los Estados Unidos y la América Latina. Su prematura y absurda muerte en combate frustró sus propósitos, retomados por Fidel y realizados como una realidad incontrastable que muchísimo más temprano que tarde se impondrá como cotidianidad continental.
Fidel, como líder carismático de su nación, más allá de las ideologías, condujo la transformación de una república de relativos avances, pero no por ello menos semi-colonia de los Estados Unidos, en una potencia moral que no obstante sus dificultades califica entre los países de alto Desarrollo Humano y es poseedora de una influencia mundial encarnable como ejemplo en la epopeya liberadora africana y la eliminación del ominoso apartheid, o en el despertar de una América Latina que, parafraseando a Martí, no ha llegado a la hora de los hornos, sino a la de las urnas, para realizar el sueño de Simón Bolívar. Todo lo demás que se diga sobre Fidel Castro, bueno y malo, quedará como acotación marginal en el libro de la Historia. Así pues, cuando me toque, llevaré a mi tumba el inmenso honor de haber estrechado su mano.
Creo que el principal valor de las Reflexiones del Compañero Fidel radica en la incitación que a todos los cubanos hace, por vía de su ejemplo personal, para continuar participando en la construcción de un mundo mejor desde el cargo más elevado que existe en la República de Cuba: el de ciudadano. Y por éso, porque escribe el ciudadano, es por lo que cada una de sus reflexiones concita un maremágnum de opiniones a favor y en contra en los campos y ciudades de mi país. Pienso, por demás, que Fidel debe de sentirse muy a gusto con la libertad que se autodecretó al decidir escribirlas en la forma que lo hace. Como yo, que escribo sin pedir autorización.
10.¿Cómo ves la situación de América Latina en el momento actual?
Como expresé anteriormente,parafraseando a Martí, América Latina llegó no a la hora de los hornos, sino a la de las urnas, para realizar el sueño de Simón Bolívar y una pléyade de próceres anteriores o posteriores a El Libertador. Coincido con el profesor argentino Julio Gambina, quien califica a los procesos habientes al sur del Río Bravo como al menos anticapitalistas. Desde luego, es una marcha llena de contradicciones, de tendencias, con líderes que van desde un Chávez hasta un Lula, que avanza en medio de deudas pendientes entre las naciones participantes o en que la violencia, el narcotráfico, la corrupción y el terrorismo de Estado, aún son fuerzas nada despreciables. Por lo tanto, perdonemos a Martí la pequeña imprecisión entre hornos y urnas, y apuntemos a lo que verdaderamente vale: América Latina, se echó a andar.
Por ello, en lo personal y para concluir esta entrevista, siento haber puesto y estar poniendo mi grano de arena como combatiente de la Seguridad del Estado cubano y ahora como periodista, no sólo en la defensa de Cuba, sino en el inicio de ese proceso liberador latinoamericano. Para mí, ha sido lo mejor de mi vida.
sábado, marzo 21, 2009
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