Tributo a Jose Antonio Echeverria
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El siguiente tributo a Jose Antonio Echeverría fue escrito por nuestro amigo cardenense Ramon Antonio Suarez del Campo, quien visita nuestras páginas con frecuencia y nos ha ofrecido de su talento y conocimiento para la tarea.
Los que no conocen la figura de Jose Antonio Echeverría, deben saber que, además de ser nacido y criado en Cárdenas, el mismo fue lider estudiantil en la Universidad de La Habana en los años que siguen el golpe de estado del 10 de Marzo de 1952. Dicho golpe, orquestrado por Fulgencio Batista para deponer al presidente Carlos Prío Socarras, gradualmente pone a Cuba en un estado de desobediencia civil y revolución, y muy especialmente a los círculos universitarios. Batista, de nuevo convertido en dictador de Cuba, había depuesto a un presidente elegido por los cubanos en cumplimiento de la constitución cubana de 1940: la misma que había sido adoptada a los finales de la primera usurpación del poder, en 1933, por un entonces sargento Batista. Es decir, a pesar de que el segundo golpe batistiano se había llevado a cabo sin derramar sangre, Batista quebró y burló un proceso constitucional que él mismo había iniciado.
Jose Antonio Echeverria muere el 13 de Marzo de 1957, en una calle habanera, baleado por la policía minutos después de participar en un frustrado acto revolucionario en el cual los estudiantes y sus aliados intentaron asesinar a Batista en el palacio presidencial de la Habana (hoy Museo de la Revolución). Aunque Echeverría no participó en el ataque a palacio, sí logra tomar control de los estudios de la cadena radial CMQ con un segundo grupo de revolucionarios. El intento era el de proclamar la revolución y dar a conocer la supuesta muerte del tirano Batista a través de las ondas de CMQ. Sin saberlo, esto también fracasa por una interrupción automática de los equipos electrónicos de la CMQ que ocurre cuando el tono de voz de Echeverría es demasiado alto para el correcto funcionamiento de los micrófonos. Al abandonar los estudios, el auto en que viajaba Jose Antonio choca con una perseguidora de la policía, y Jose Antonio abandona el auto disparando en contra de los agentes. Los mismos responden fuego, dándole muerte al joven revolucionario.
El actual régimen ha usado la figura de Jose Antonio para sus propios propósitos, falsamente pintando a Jose Antonio como aliado del movimiento castrista "26 de Julio," a pesar de que eran rivales y enemigos politicos. En el momento de el ataque a palacio del 13 de Marzo, el grupo de 12 hombres de Castro se encontraba lejos de La Habana, en la Sierra Maestra, area montañosa de la provincia cubana de Oriente. Dicho régimen se ha arrogado la figura de Jose Antonio Echeverría y lo ha colocado entre sus supuestos martires de "la Revolucion."
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De un estudiante, un peregrino y una paradoja
Ramón A. Suárez del Campo
El Peregrino meditaba. Había oído mucho sobre Cuba y llegó a pensar que había varias Cubas. Tan diferentes eran.
En una Cuba algunos aplaudían a un régimen que proclamaba logros, pero negaba los derechos y libertades. Perseguía, condenaba, mataba.
Había ceguera. Faltaba Amor.
"Contra nosotros está la tiranía", clamaban voces.
En otra Cuba condenaban al régimen. Y hablaban de logros, pero eran otros logros que aplaudían.
Había ceguera. Faltaba Amor.
"Amaos los unos a los otros", clamaban voces.
"No se entienden entre sí, aunque hablan el mismo idioma", pensó El Peregrino. "Ven a Cubas distintas. ¿Serán Cubas distintas? ¿No ven, ni conocen el espejo?".
"Aquí hay un gran problema", comprendió.
El Peregrino meditaba largamente. Buscaba. Y supo que era entre los niños y jóvenes donde debía iniciar su Búsqueda. Los vio sanos, riéndose, jugando, aprendiendo sus lecciones. "Esto es bueno", se dijo.
Pero también vio hambre. Hambre del cuerpo, hambre del espíritu. Y vio a muchos sufriendo. "Esto no es bueno", se dijo.
Entonces tuvo El Peregrino una nueva visión de seres, en frágiles embarcaciones en mares embravecidos. A otros vio, espectros, hambrientos, enfermos, tras rejas. Y vio muchas tumbas. Los Espectros le dijeron que eran sus Hermanos idos, en la tierra y en la mar. Y vio a un Espectro ya nevado, luenga barba, harapos que fueron verdes, mirada en el infinito.
"¿Qué sucedió?", les preguntó El Peregrino.
"Quisimos ser libres, tener derechos", le respondieron Los Espectros. "Oímos La Voz, vimos La Luz".
"¿Qué voz? ¿Qué Luz?", preguntó.
"La Voz del Alma, La Luz Blanca del Espíritu, y decidimos seguirla. Pero aquí está proscrita La Luz. Sólo se permite una voz y todos tienen que obedecerla".
*
Entristeció El Peregrino, y volvió a meditar.
Esta vez vio dos figuras. Una oscura, poderosa, casi omnipotente. La otra figura irradiaba una luz de colores que se fundían en blanco brillante.
Y oyó La Voz.
"He ahí el eterno dilema, el gran problema", le dijo La Voz: "Oscuridad y Luz".
"¿Y la solución?", preguntó.
"La misma de siempre".
"En El Alma".
"Así es".
Había que buscar en El Alma. Continuó El Peregrino el Camino de su Búsqueda.
*
Supo de un estudiante ya ido. Sus valores eran blancos con todos los colores, opuestos a la oscuridad.
No era solo. Pero algo hacía excepcional a este estudiante, algo paradójico que no entendía El Peregrino: El Estudiante era muy amado y admirado en una Cuba, pero allí tal cosa sólo sucede con la venia del régimen, del omnipotente máximo líder. Allí todos los mártires, líderes y héroes tienen que ostentar su Sello Oscuro de Aprobación Oficial. Y este sello tiene un vencimiento y debe ser renovado periódicamente.
Y sucedía que, al pasar del tiempo, a muchos se les vencía su Aprobación Oficial. Pero nunca al Estudiante. Algunos otros seguían viviendo, pero dejaban de existir. Otros no seguían viviendo.
Y vio El Peregrino que a una nueva Ciudad Universidad se le llamó con el nombre del Estudiante.
*
Ya bien intrigado, decidió El Peregrino que era ésta una verdadera Paradoja, y quiso saber del Estudiante, su vida, sus valores.
En su Búsqueda fue al pueblo natal del Estudiante, que llamaban Ciudad Bandera. Raro, pensó. No conocía en los caminos de su peregrinaje sitio alguno donde así se honrara a la Bandera. "Primvs in Cvba", proclamaba. Allí, junto al mar abierto, sobre un Monumento-Altar, se alzaba al cielo La Bandera.
Estatua de bronce eregida en el parque frente
a la casa de Jose Antonio Echeverria
"La Patria es ara y no pedestal", recordó del Apóstol.
Visitó la casa del Estudiante, pero no halló a su familia. Ya no era hogar. Era museo a su memoria. Al frente, un parque en honor al Estudiante. Un anciano le dijo que en otro tiempo el parque tuvo otro nombre que fuera borrado, el de un antiguo presidente. "Borran, pero no lavan", pensó.
Supo El Peregrino que cerca de aquella casa había estado una escuela religiosa donde El Estudiante se había educado. Quedaba el edificio, pero, como en todo el país, ya ahí no había escuela de Dios. Sí había una iglesia de nombre Trinidad que a veces abrían. Pacientemente esperó y allí pudo ver a una anciana que había conocido al Estudiante y su familia.
Foto antigua tomada cuando el mismo
parque llevaba el nombre del primer
presidente de Cuba, Tomas Estrada Palma.
Ávido, preguntó. La anciana recordaba bien. Era aquélla una antigua familia decente. Tenían cuatro hijos sanos, respetuosos. Dos hijos idos muy temprano. Los veía los domingos, al fondo de la iglesia, en fila con sus compañeros universitarios. Serían en la Historia La Fila del Honor.
Pero había llegado en aquel tiempo una oscura madrugada en que un sargento-general rompió la Ley Fundamental de la Nación con otra dictadura más.
El Estudiante, ya en su Universidad, rechazó la violación de La Ley. Protestó y la defendió enérgicamente junto con varios de sus compañeros. Pero en su valiente lucha eran casi solos, y carecían de poder. El Presidente rindió sus laureles por un elegante sombrero, y abandonó el país. Faltó en muchos el amor a La Ley y el valor para defenderla. Luego, muchos llorarían. El dictador, con flamantes botas, se entronizó en el Palacio. Se sentó con gente de traje y negocios, tanques y soldados a la puerta.
El Peregrino supo que el dictador hacía lo que todos los dictadores: perseguía, encarcelaba y asesinaba a quienes se le oponían.
Poco a poco, no muchos ni rápidamente, otros cubanos protestaban. Ya los estudiantes no eran tan solos.
Contra nosotros está la tiranía. Resonaba el eco del glorioso grito tricolor en las calles.
Así conoció El Peregrino más del Estudiante: Mientras aprendía para ser Arquitecto, luchaba en defensa de los derechos de su Pueblo desde su querida Colina, Olimpo, Foro y Academia, Alma Mater de brazos abiertos, Escalinata de pasos al cielo.
La Casa sobre la Roca
Cuando bajaban de La Colina en abierta, frontal y civil protesta, recibía El Estudiante los golpes que desde tiempo inmemorial reciben en las calles y en las cárceles los que defienden a sus Pueblos de las dictaduras. Yaciendo herido en la calle, su hermano lo protegería con su propia vida.
Mientras las protestas arreciaban, otros opositores actuaban, aunque muy diferente. Así, en otra ciudad murieron muchos de ambos lados. El que luego atacaría a Dios se acogió a un obispo para salvar su vida. En juicio que le hicieron fue eco del cabo nazi. Pasó corta prisión y pronto fue libre el de padre político amigo del dictador. Otra oscuridad acechaba la libertad.
El Estudiante, siempre primero en la lucha, era cada vez más querido y respetado por sus compañeros. Era jovial, respetuoso, la palabra y el gesto fraternal, amable, la sonrisa fácil y, curiosamente, el semblante con colores de manzana. No le llamaban "El Hombre", ni "El Máximo Líder", ni "El Jefe". Sencillamente, "Manzanita".
"Curioso esto", pensó El Peregrino. Dictadores que ostentan, títulos falsos, huecos, contrarios a la realidad, la realidad histórica y la realidad intrínseca en ellos. Y en El Estudiante, una gran Verdad:
Por sus frutos los conoceréis.
Libremente, legítimamente, sus compañeros lo eligieron su guía, el Presidente de todos los estudiantes universitarios, orgullosos de su libre, gloriosa e histórica Federación.
Las luchas arreciaron, la Universidad clausurada, las aulas silentes. Y el sargento-dictador y sus amigos más entronizados, más enriquecidos, uniformes y trajes limpios, manos y corazones inmundos.
Sepulcros blanqueados por fuera, llenos de inmundicia por dentro.
*
Y llegó un día. Siempre llega un día.
El día de gloria ha llegado.
Era un marzo, un día 13, como el de su nombre. El Estudiante y otros valientes contraatacaron.
Vamos, hijos de la Patria, había gritado el galo reclamando Los Derechos.
Que la Patria os contempla orgullosa, atronaba el Mambí a filo de machete.
De nuevo alzó El Estudiante su voz, su gesta. Pero aquel Día de Gloria lo sería sólo en otro plano. Sus palabras serían sus finales, su Testamento.
Confiamos en la pureza de nuestras intenciones. A Dios se había encomendado.
Momentos después caería asesinado en una calle al pié de su Colina. Caerían otros valientes.
¿El nombre de la calle? Una fecha: 27 de noviembre. En un 27 de noviembre, en otro siglo, ocho inocentes estudiantes de aquella Universidad habían sido también asesinados por otro dictador, aquel peninsular, éste se decía cubano. Fechas y estudiantes jalonaban la Historia de este Pueblo.
*
Ésa era la Historia del Estudiante.
Él había defendido La Ley, los Derechos de todo un pueblo en contra de las violaciones del dictador.
Él se había alzado de frente, caído de frente.
Él había sido ara martiana, no pedestal marcial.
Él había sido electo libremente para llevar el liderazgo de sus compañeros estudiantes en respeto mutuo. Y por extensión espiritual, el de los cubanos.
Él creía en Dios, lo honraba. Y a Él se encomendó en su acto final.
Él había luchado, cumpliendo y respaldado por la propia Ley que sancionaba la defensa y lucha del Pueblo contra todos los dictadores.
Él no había encarcelado, torturado, asesinado, desterrado.
Él había cumplido con su deber hacia su Patria, su Universidad, sus Hermanos.
Él había sido leal a una sola bandera, la de Cuba.
*
Continuó su Búsqueda El Peregrino.
Contempló La Colina Monumento y Templo. Ascendió La Escalinata. Pisaba, sintió, suelo sagrado. Supo en su Ser Interno que allí residía el Honor de un Pueblo. Verdadera Primvs in Cvba.
Meditó. Oyó eco de voces limpias, vio semblantes claros y recios, erguidos, brazos firmes. Vio libros abiertos, libros cerrados.
Vio brillante Luz de Faro y de Crisol.
Y despertó. Ya no había voces limpias, ni semblantes recios, ni brazos firmes. Había viejos grilletes, en los cuellos, en las mentes, en los corazones. Grilletes del Africano, grilletes del Mambí. Era un oscuro vacío.
Faltaban Honor, Faro, Luz y Crisol.
*
El Peregrino, abrumado, continuaba su Búsqueda. Pero no entendía.
Había oído de paradojas de antiguo. Pero no conocía paradojas en estos tiempos.
El Estudiante había sido, su vida entera lo había sido, la representación de eternos valores intachables, valores admirables.
Y sin embargo, los que sojuzgaban a su Pueblo lo tenían en su Panteón no Colina. Paradoja ciertamente, concluyó El Peregrino.
*
Esa noche tuvo El Peregrino un sueño. Y allí, en un espejo, vio otra Paradoja.
Era otra Cuba.
Vio El Peregrino a cubanos con "Documento Sagrado", algunos con una cruz.
Para su sorpresa, leía el Documento. Palabra por palabra reflejaba todo lo que El Estudiante había sido, hecho y dicho en vida. Era él: sus valores, su obra.
Pero algo vital faltaba.
Había multitud de nombres, de figuras, vivas y desaparecidas. Pero por mucho que buscaba, no veía por parte alguna el nombre ni la figura del Estudiante. No veía su claro y leal semblante. No entendía esta Paradoja.
*
Y también vio el Peregrino allí muchas cosas más.
Vio banderas de la Estrella, y otras que no lo eran.
Vio mucha gente riendo, y otras que no reían,
Vio espaldas, vio frialdad.
Vio oro, vio mucho oro,
Oro que era la regla, y no La Regla de Oro.
Vio monedas con un Dios, y un dios que era monedas.
Él vio figuras oscuras, vio mentira, vio traición.
Y vio otra clase de hambre, un hambre que era de Dios.
*
Meditó El Peregrino y vio hombres, niños y mujeres
Con lágrimas que surcaban las mejillas y la tierra.
Y vio a aquellos cubanos pedir humilde perdón
Y de la tierra brotar una rosa blanca, pura.
Y oyó aquel Peregrino
El murmullo de Dos Ríos que se unían en Un Río.
Y vio desde la Montaña a la Señora de Luz
Y en el cielo aquella Luz iluminaba una Cruz
*
Y fue entonces que trinó el sinsonte de la ceiba.
Y se oyó el Canto Guajiro
Desde la Loma hasta el Llano, del Oriente al Camagüey.
De guardarraya a sabana
Volvió a sonar el clarín del Bayardo y del Titán.
Convergían en un todo
Espíritu de taínos, lucumíes, campeadores.
Almas mambisas forjadas
De Bronce, Mártir y Cobre, Tambor, Madre y Siboney.
*
Y vio así el Peregrino, sin paradoja alguna,
Un día ya no lejano
Voces de vida bajar
De Escambray al Yumurí.
Aguas limpiar y sanar
De mar, cielo y manantial
De Baracoa a Viñales,
Junto a la palma real, los nuevos pinos crecer.
*
Y vio aquel Peregrino
En la celeste Colina,
En los Laureles de Honor,
En los lazos sin cadenas,
En el Alma que era Madre,
En la Madre que era Patria,
En la Patria que era Amor,
Un arco iris brillar.
Ya no era su rojo sangre.
Era Triángulo de Estrella,
Era Bandera, era Amor.
Era Crisol, Faro y Luz,
Era Estudiante,
Era Hermano,
Era Honor.
*
Ya El Peregrino reía.
En el Alma del Mambí,
En el Camino Real,
La Búsqueda concluía.
A Nuestro Hermano, José Antonio Echeverría Bianchi
Presente
Ramón A. Suárez del Campo
Un 13 de marzo
sábado, marzo 14, 2009
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