Ética y consecuencia hasta el final
Por Félix Sautié Mederos. E-Mail: fsautie@yahoo.com
El doble rasero es algo muy extendido, sobre todo cuando se mezclan las conveniencias personales con el miedo y el oportunismo. Esas mezclas devienen actitudes reprobables en cualquier dimensión, latitud, coyuntura, circunstancia o concepción de la vida. Debo decir, por experiencia propia, que cuando se ejerce la docencia de la Ética, es posible identificarlas, describirlas y analizarlas en su profundidad académica con cierto sentido científico de inmunidad, que nos induce a pensar que no vamos a ser alcanzados por sus efectos perversos, ya que las exponemos con prevenciones y con un criterio de aislamiento aséptico, tal y como lo haría cualquier biólogo con un virus en el laboratorio para evitar que sus efectos le causen un daño directo.
Algo similar he podido experimentar en éstos y otros trajines con las ciencias sociales, en los que su enseñanza implica su puesta en práctica consecuente, como actitud primordial para que la docencia que se imparte tenga la efectividad necesaria. La Ética es, quizás, de todas las disciplinas docentes, la que más consecuencia y ejemplo requiere. Estas características convierten a quienes la impartimos, con esa honradez de pensamiento y acción, en personas problemáticas para los dogmáticos e inmovilistas de todos los signos que, en su doble rasero práctico, no soportan el análisis crítico que desnude sus intereses e intenciones verdaderas. Más aún, cuando se realiza a partir de la radicalidad del pensamiento cristiano que toma en serio al Evangelio como horizonte de la vida y fundamenta la ética en los principios y el ejemplo proclamados por Jesús de Nazaret, el verdadero Jesús con toda su radicalidad de palabra y obra. Esto se hace efectivo cuando se trata de seguir tras sus ejemplos imperecederos, tomando la cruz que nos corresponde por ir hasta las últimas consecuencias, como Él lo fue en su pasión, su muerte e incluso su resurrección hacia la verdadera vida que es y será donde nos espera el Padre Creador.
Algunos no entienden el sentido de estas palabras, como tampoco las razones de ser de quienes procuramos poner en práctica una ética cristiana, política y revolucionaria, que nos lleva a encarnarnos dentro de los grandes problemas sociales de la humanidad en el seguimiento tras la verdad y la justicia. El Evangelio como Horizonte, en su opción preferencial por los pobres, es el contenido de los cursos de Ética que he impartido como profesor desde hace años fundamentado en la monumental obra del mismo nombre publicada por Don Benjamín Forcano, sacerdote y teólogo moralista español que es maestro y amigo entrañable. Son muchos los alumnos que han recibido esos cursos adaptados a las circunstancias de Cuba, quienes no se abstienen de expresarme criterios y sentimientos favorables, así como testimonios de vida que resultan estimulantes para seguir adelante en la promoción de una ética de presente y futuro, consecuente hasta el final que abra los caminos del reencuentro, de la reconciliación y del perdón con justicia, entre todos los cubanos, en función de construir un mundo mejor con paz, justicia y equidad, capaz de forjar el amor y el desarrollo que tanto necesitamos en Cuba y en el mundo.
Es muy lamentable que de momento, por razones externas a mi voluntad impuestas con autoritarismo que no he podido evadir, me haya impedido continuar mi labor docente de la Ética Política, Cristiana y Revolucionaria. Parece que la exposición de una Ética encarnada en la realidad era demasiado fuerte para algunos. Su contenido lo publicaré en un libro con ese título. Así lo pienso y así lo escribo.
Publicado en Por Esto! el lunes 2 de marzo del 2009
http://www.poresto.net/opiniones/23139-etica-y-consecuencia-hasta-el-final
lunes, marzo 02, 2009
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