miércoles, diciembre 02, 2009

LA AVANZADA ALFABETIZADORA HABANERA

PUBLICADO POR: Hector García Soto

Gracias a la Dra. Ana María Cruz y al periodista Jaime Gravalosa, por incentivarnos a entrevistar y publicar los testimonios de aquellos cubanos que libraron la batalla contra los males heredados de la República neocolonial, en la Capital cubana, entre estos: el analfabetismo.

La Avanzada Alfabetizadora habanera.

( continuación 2da parte)


La Miliciana.

por Adys Cupull y Froilán González

Seguiremos conversando con los miembros de aquella Avanzada Revolucionaria de la Alfabetización en la Ciudad de la Habana. De frente tenemos las palabras de Georgina Gutiérrez Gorrín, quien fue designada para trabajar en el barrio de Punta de Colón, una de las zonas donde existió un alto índice de prostitución, Considerado el más elevado. También atendió la zona de Dragones y Zanja.

Georgina se graduó de maestra en 1947. Trabajó en escuelas privadas durante toda la etapa anterior al triunfo revolucionario. Ocupó diferentes responsabilidades en el Ministerio de Educación. Explicó que cuando comenzaron la campaña lo primero que hicieron fue el censo para conocer los fundamentos que existían acerca de la situación en los barrios citados y acerca de la vida de aquellas mujeres, cuando terminó estaba muy conmovida, aquí su narración:

“Ellas mostraban pánico ante el censo, temían que se descubriera su verdadero nombre y que sus familiares o hijos conocieran de esta vida que llevaban. Asistí a la reunión de las que correspondían a la 3era Estación de Policía que se encuentra en Dragones y Zulueta, allí había un gran salón y un compañero que todos le decían Doctor, las había concentrado en este lugar. En realidad yo no tenía conciencia clara del trabajo que iba a desarrollar y si lo hice fue por el amor tan grande a la Revolución, porque cuando fui a entrar a aquel salón, sentí un olor muy peculiar, que asocié con el olor a esas personas, tal vez sea el tipo de perfume, no sé, pero era un olor inconfundible. Yo retrocedí, sinceramente me iba a ir, no deseaba continuar, pero los compañeros del Ministerio del Interior que iban conmigo, me dieron ánimo. Yo era muy joven,

“Subí a una silla y comencé a hablarles bajito y con respeto. Sentí que aquellas mujeres me miraban con odio. Se les entregaron unas planillas, que todavía tengo algunas, las conservo, fue muy emocionante.

“Yo iba vestida de miliciana, me habían recomendado que lo hiciera así para evitar confusiones. El llamado Doctor, se paró en una silla y comenzó a hablarles, pero ellas le decían cosas espantosas, palabras que yo sabía que existían, pero nunca las había oído y mucho menos en aquella forma, con aquel lenguaje vulgar que daba vergüenza. Ellas le gritaban todo aquello de forma descarnada. Ese doctor era el de la profiláctica. Él era quien le retiraba la tarjeta que las autorizaba a ejercer la prostitución. El no se quedaba callado, también gritaba con lenguaje similar y ellas le respondían. Aquello era espantoso.

“Le pedí al doctor que me dejara hablar, estaba nerviosa, temblaba, estaba asustada. En el salón había unas 300 o más. Parada sobre la silla comencé a hablarles bajito y con respeto. Poco a poco se fueron calmando. Logramos el objetivo de aquel momento, hablarles y explicarles el motivo de la reunión, y saber cuántas eran analfabetas. Ellas me hicieron muchas preguntas a las cuales respondí. Me bautizaron con el nombre de "La Miliciana", que llevé durante toda la Campaña de Alfabetización, y todavía hoy me encuentro en la calle con alguna que se acerca discretamente y me saluda, diciéndome "Miliciana". Ellas creían que la reunión era para quitarles las tarjetas que las autorizaban a ejercer la prostitución y como quiera que sea, ese era su trabajo y estaban dispuestas a defenderlo. Tú le preguntabas: ¿En qué trabajas? Y ellas respondían: “En la prostitución”.

“En el barrio de Colón organizamos varias aulas y ellas iban en diferentes turnos. En 1961 no existía la conciencia y la educación que hay hoy, y cada vez que los hombres veían pasar un grupo de prostitutas rumbo a las aulas, se metían con ellas, le decían piropos propios de aquellos barrios y ellas respondían y yo acompañándolas y soportando todo aquello.

"Hubo varios problemas con los proxenetas. porque ellos se situaban cerca de la escuela para asustarlas, amenazarlas y convencerlas para que no continuaran estudiando. Ellos se organizaron para luchar contra la Campaña de Alfabetización. Varios de estos hombres se dedicaron a dar mítines para decirles que las estábamos engañando, que el Gobierno Revolucionario y Fidel se iban a caer, que los norteamericanos invadirían Cuba y que entonces se quedarían sin nada ni nadie que las protegieran y que ellos serían los únicos que podrían hacer algo por ellas. Después perdí el temor y me les enfrentaba, algunos se alteraban y amenazaban, pero lógicamente la Revolución aún no estaba completamente consolidada, la reacción era muy fuerte, la lucha de clases era violenta y los norteamericanos amenazaban en serio como quedó demostrado por la invasión en Girón, y esto podía repetirse. Entonces ellas estaban vacilantes, inseguras, y temían que pasara lo que le decían aquellos hombres. Todos los gobiernos les habían prometido algo y luego las engañaban., les mentían, ellas no podían comprender que el Gobierno Revolucionario era diferente, temían porque además, los proxenetas les pegaban. ..El primer día que entré a un próstibulo fui acompañada por un por un miembro del Ministerio del Interior,vestido de Civil
; "Yo caminaba todo el barrio de Colón, incluso, cuando faltaban a clase las buscaba donde quiera que estuvieran, casi siempre estaban en un bar que se encontraba en la calle Ánimas y cuando pasaba por las calles, me llamaban para conversar, pero ocultas, y si veían a algunos de los proxenetas, muy asustadas, me decían que me fuera , por si él se atrevía a agredirme, porque no le iba a permitir. ¿Usted sabe? Ellos cogían los percheros de alambres , lo torcían y con eso les pegaban.

"En Palacio se organizó un aula, allí acudieron un grupo de muchachas, y la compañera María Caridad Molina, alfabetizó también. Fue algo muy impresionante. No se me olvida que cuando el teniente de la policía de Palacio y yo llegamos acompañando a las alumnas, los militares de la guarnición bajaron sus armas. .. Ellas lloraban y manifestaron que nunca habían soñado entrar allí. El grupo se graduó y el propio Presidente de la República, Dr. Osvaldo Dorticós Torrado entregó los diplomas... La guarnición de Palacio alfabetizó también...

“Había una muchacha en Colón que cuando le hice el censo, me pidió que no pusiera su nombre porque su hija no sabía que ella llevaba esa vida y que le dolería si llegara a saberlo. Leía mucho . Un día entre las compañeras que alfabetizaron llevé a la muchachita, hija de la señora aquella., visitamos el aula donde estaba esta mujer, y se enontraron madre e hija. Fue un momento muy doloroso, ver como ella se abrazó a su madre, como su madre se abraza a ella, porque hacía mucho tiempo que no se veían. El padre la había aislado de su madre. Esta muchacha ayudó mucho para que su madre se alfabetizara y se rehabilitara.

“La lucha contra los proxenetas fue muy fuerte, yo no quiero hablar de esa parte porque sufrimos mucho. A mi hijo más chiquito, primero lo cogieron y lo amordazaron y lo tuvieron escondido debajo de una escalera y después, le tiraron cal viva a los ojos, le quemaron un ojito, totalmente quemado, hoy es un joven, tiene una gran fuerza de voluntad y ningún complejo. Ya cumplió 29 años y tiene un hijo. Fue miembro del Comité Municipal de la UJC de Marianao.

“Nuestro Gobierno se ha preocupado mucho por ayudarnos, para que él recuperara la visión, incluso viajamos al exterior y estuvimos dos años tratandose con especialistas , para que lograra ver, pero no ha sido posible. Esa lucha fue muy fuerte...”

Continuará

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