La Cuarta Guerra Mundial y la lucha por el socialismo en Latinoamérica
Por: Alfredo Torrado Fecha de publicación: 22/11/07
La Cuarta Guerra Mundial enfrenta actualmente a Estados Unidos con Alemania y Francia (el Reino Unido es el único aliado importante de EEUU; Rusia y China pueden considerarse aliados potenciales de la UE). Como la IIIGM, que enfrentó a EEUU y la URSS, la IVGM es una guerra formalmente asimétrica. Desde que se hizo efectiva la doctrina de la "destrucción mutua asegurada" entre las superpotencias, las guerras imperialistas tienen lugar exclusivamente en y a través de los países o regiones que se pretenden dominar. Desde entonces la guerra moderna se libra formalmente entre un ejército y una guerrilla. Una guerrilla no puede existir sin un Estado detrás que la sostenga materialmente (así, por ejemplo la República Democrática de Vietnam y China sostuvo al Viet Cong contra EEUU, EEUU sostuvo a los muyahidines contra la URSS, etc.). Pero el éxito de una guerrilla depende sobre todo del apoyo popular que pueda lograr.La invasión del Oriente Medio por parte de EEUU es un intento de mantener su hegemonía ante la amenaza del euro (Iraq había empezado ya a vender petróleo en euros en 2000; Irán mantiene las mismas intenciones…). EEUU puede invadir y ocupar toda la región, pero no puede aguantar mucho tiempo contra la resistencia. La guerra en Oriente Medio no sólo será otro Vietnam para EEUU, sino que terminará con la pérdida de su hegemonía. Los Estados Unidos se desangrarán en esta guerra y la UE tomará el relevo.
En la "guerra contra el terrorismo" que ha montado el equipo de Bush debemos hacer algunas distinciones importantes. En esta guerra se confunden los atentados del 11-S, no sólo con la resistencia iraquí o con la resistencia palestina, sino con cualquier forma de resistencia que no implique la posesión de un ejército regular uniformado y acompañado de banda militar. Pero un Estado no ataca a otro si no espera poder vencerlo en una guerra resultante, y ésta es la idea que aceptaron buena parte de los estadounidenses, y del resto del mundo, para la invasión de Afganistán e Irak, cuyos regímenes se pretendía relacionar con "Al-Quaeda". Si no se hubiera establecido esa falsa relación, EEUU tendría que haberse limitado a actuar exclusivamente contra "Al-Quaeda". La resistencia contra un ejército imperialista no puede tomar otra forma que la de la guerrilla, debido a la desproporción técnica entre las fuerzas. La estrategia y las tácticas guerrilleras son usualmente identificadas por el enemigo como "terroristas", y descalificables como cobardes, etc. En concreto, las trampas con bomba o el uso de francotiradores forman parte de las tácticas de guerrilla. Ciertamente, estas tácticas no sólo buscan eliminar al enemigo y hacerle más difícil su tarea, sino aterrorizarlo, desmoralizarlo. Pero el objetivo de la guerrilla nunca es una población indiscriminada (aunque una guerrilla lleve a cabo acciones que impliquen víctimas inocentes, dentro de un cálculo). Por ello, una de las tácticas de contrainsurgencia consiste en suplantar a la guerrilla y realizar atentados indiscriminados para desprestigiarla. Según esto podemos distinguir entre las acciones de la insurgencia y las de la contrainsurgencia. Pero la distinción fundamental que debemos hacer es la distinción entre la idea de un "terrorismo indiscriminado" y la guerra de guerrillas propia de la resistencia contra un ejército imperialista.
Durante la Tercera Guerra Mundial, la llamada "guerra fría", la lucha de clases en los estados imperialistas se saldó finalmente con un pacto entre la burguesía y la clase obrera. Ello dio lugar a la consolidación de una aristocracia obrera en los países del primer mundo. Esta aristocracia obrera se beneficia de la explotación y el expolio de terceros países y, por tanto, apoya el imperialismo. La "democracia representativa" es el régimen nacido de esa alianza. La ideología liberal y "democrática", como toda ideología, sólo funciona si es remunerada. Para esta aristocracia obrera primermundista es fácil ser "demócrata" y pacifista, y condenar la violencia y el "terrorismo", mientras tiene a un Estado y un ejército imperialistas detrás para asegurar su nivel de vida privilegiado. Lo único que quiere esta aristocracia obrera primermundista, a día de hoy, es consumir más. La aristocracia obrera es actualmente enemiga del socialismo, y lo seguirá siendo mientras su nivel de vida no decaiga, estatus que depende de que se mantenga el imperialismo.El "socialismo real" surgido en el "tercer mundo" en el siglo pasado supuso un freno al imperialismo de las viejas potencias capitalistas occidentales. Pero finalmente fue derrotado, y se demostró ante todo que las estructuras políticas levantadas eran vulnerables a la penetración de la burguesía (sólo en Cuba aguantan aún).Mientras dure la IVGM, el desarrollo del socialismo en Venezuela, y en América Latina, podrá continuar en las condiciones de una oposición política y mediática, pero aun no militar. Si se pretende que el socialismo pueda desarrollarse y resistir en esta primera fase, deberá basarse políticamente en el desarrollo de la democracia directa a partir de los Consejos Comunales (los artículos 16, 112, 115, 136 y 184 de la Reforma Constitucional del 2/12/2007 van en ese sentido). La democracia directa no sólo constituye el régimen político necesario para la construcción del socialismo, sino la única base política que puede resistir la penetración de la burguesía, tanto política y económicamente, como ideológicamente.El gobierno de Chávez está luchando en muchos frentes a nivel nacional y regional. Pero hay un frente fundamental al que la lucha no parece haber llegado: el de la lucha ideológica a nivel internacional. La lucha ideológica contra el imperialismo es también una lucha asimétrica. Por tanto, debe conducirse como una guerrilla. La estrategia debe ser, en principio, la resistencia activa. Pero la resistencia activa implica la contraofensiva y la ofensiva ("La defensa pasiva es en realidad una falsa defensa. Sólo la defensa activa es una defensa verdadera que tiene por objetivo pasar a la contraofensiva y a la ofensiva". Mao). La defensa activa debe llevarse a cabo, obviamente, en el propio terreno; dejar que el enemigo pentre en él para atacarlo sólo cuando se encuentre en situación claramente desfavorable. Pero cuando el enemigo se retira, hay que perseguirlo. Por ejemplo, la maniobra de Chavez, apoyado por Daniel Ortega, en la Cumbre Iberoamericana fue un éxito: el Borbón cayó de lleno en la trampa. Pero se podría y se debería ir más lejos, siguiendo el principio guerrillero: "cuando el enemigo se retira, lo perseguimos". Chávez podría haber señalado en aquel momento, o a la siguiente oportunidad, que el rey de España era el único jefe de gobierno no electo presente en la cumbre. Aun está a tiempo de hacerlo, cuando se presente la ocasión.El objetivo inmediato de la ofensiva debe consistir, de momento, en socavar el apoyo que la población de los países del primer mundo presta a sus regímenes. España es un país especialmente importante en esta lucha, como vanguardia de los intereses imperialistas en América Latina. Y el punto más débil del régimen español es precisamente la monarquía, que por ello permanece blindada ante cualquier ataque desde el interior del país. A partir de la situación creada en la Cumbre Iberoamericana, ante los ataques recurrentes desde los medios españoles hay que contestar a la mínima oportunidad cuestionando a la monarquía española. Al respecto, Chávez habrá tomado nota de la ofensiva mediática lanzada por el periódico El País contra él, en su edición del 18 de noviembre. Materiales como ese deben ser usados para las oportunas contraofensivas.La revolución venezolana debe organizar los medios de comunicación necesarios para poder llevar a cabo las oportunas ofensivas, no sólo en Latinoamérica, sino en las metrópolis del primer mundo. El baluarte ideológico debe ser el proceso de democracia directa, o participativa, que se está desarrollando en Venezuela. La punta de lanza de esta lucha deben constituirla las conquistas sociales del socialismo en Venezuela: el mayor control de las riquezas naturales nacionales y su reparto, el reparto de las tierras, la elevación del salario mínimo que se ha multiplicado por dos desde 1998, convertiéndose en el más elevado de Latinoamérica, el aumento de las pensiones y el pago retroactivo de pensiones congeladas desde hace 10 años, las ayudas a los desfavorecidos, la reducción de la jornada laboral a 6 horas a partir de 2010, los enormes logros en la educación y la salud, etc. Pero estas conquistas no pueden detenerse hasta poner a los propios Estados imperialistas en evidencia, hasta poner al propio capitalismo en evidencia incluso en el "primer mundo".Las conquistas sociales son las verdaderas armas del socialismo a todos los niveles, político-económico, militar e ideológico. Estas son las únicas armas que pueden defender a Venezuela, a Latinoamérica y a los pueblos oprimidos frente al imperialismo y, en definitiva, a la humanidad frente al capitalismo, y golpearlo hasta destruirlo.
Alfredo Torrado.
jueves, noviembre 22, 2007
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