El periodismo en Cuba
lunes, 14 de julio de 2008
Mi opinión desde La Habana
Félix Sautié Mederos
En las últimas semanas se ha hablado institucionalmente, con insistencia, sobre periodismo en La Habana y en todas las provincias de Cuba, pero algunos no hemos tenido espacio para participar ni siquiera en forma indirecta, entre los cuales me encuentro a pesar de estar presente muy adentro del país e incluso de ser periodista con muchos años de ejercer la profesión.
Ese es un primer problema que quizás habría que plantearse y que comprendo que no es culpa de la gran mayoría de los que han podido participar; pero en mi opinión, es algo esencial que tiene que ver con la necesidad de alcanzar una amplia libertad de conciencia y de expresión, que deje a un lado a las exclusiones tan extendidas en nuestra prensa contemporánea.
De nuevo, me veo en la necesidad de recordar la expresión de Rosa de Luxemburgo de que la libertad es para todos o no es. Yo no estoy de acuerdo con la justificación que plantean algunos de que, en definitiva, en otros muchos lugares no hay una verdadera libertad de expresión y de que prolifera la prensa amarilla y roja que sólo es sensacionalismo. Eso no justifica para nada producir una prensa excluyente que se hace muchas veces monótona, repetitiva y gris. En este orden de pensamiento, considero que por contraposición y rechazo de esa política hipócrita que tanto prolifera en el exterior, nuestra prensa debería ser todo lo contrario en libertad de expresión y amplitud de miras.
Otra realidad importante, es que el debate amplio sobre Cuba no se realiza e incluso no se realizó en los medios masivos locales, ni aún como parte de los análisis y discusiones convocadas por la Dirección del País en todas las bases, que se efectuaron con motivo del discurso de Raúl Castro, el pasado 26 de julio del 2007. Los temas relacionados con otras concepciones sobre la posibilidad de un socialismo participativo y democrático, con rostro humano, también son excluidos sistemáticamente y los que opinamos al respecto tenemos que hacerlo en los medios del exterior contando, además, con la posible descalificación, el insulto e incluso las amenazas de algunos que se dicen ser defensores del sistema actualmente establecido.
En general, sólo se propicia y difunde el concepto de una única fórmula de construir el socialismo centralizadamente, que coincide con las características, así como con los métodos económicos, administrativos, de distribución, de intercambio de mercancías y salariales que son propios del denominado socialismo real, que devienen un verdadero capitalismo de estado.
Subsisten los procedimientos de la descalificación, las frases y expresiones peyorativas sobre los que opinan distinto o se consideran “enemigos” en la más amplia gama de posibilidades, sin tener en cuenta conceptos éticos esenciales de respeto a la opinión contraria y propios del debate con lenguaje correcto, en el que se propicie la refutación profunda pero respetuosa, que considero resultan mucho más efectivos que la adjetivación y la descalificación de quien mantiene una opinión distinta, por muy contraria que sea a nuestras convicciones e ideas básicas.
La generalización indiscriminada, que agrupa como enemigo a quien se atreva a disentir del pensamiento oficialmente establecido y sacralizado, es una práctica dañina y extendida.
Estos son algunos de los retos y problemas esenciales que, en mi opinión, se presentan ante el periodismo cubano en la actualidad.
Además, el concepto gremialista corporativo, centralmente vertical y orgánico, del cual se parte como organización ideal, deviene una práctica excluyente y dañina que poco ayuda a una prensa abarcadora y objetiva.
Esa es mi opinión a toda responsabilidad.
E-Mail: fsautie@yahoo.com Esta dirección de correo electrónico está protegida contra los robots de spam, necesita tener Javascript activado para poder verla
miércoles, julio 16, 2008
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