Desde Venezuela
CUÑA DEL SENIAT ENTRE GIMNASIA Y MAGNESIA
Eligio Damas
El SENIAT(nombre dado en Venezuela al ente recaudador de impuestos) no merece sino elogios. Desde los años sesenta, la vieja izquierda, por intermedio de su muy ilustrada fracción de economistas, denunció con insistencia como las clases dominantes, nacionales e internacionales evadìan el pago de los impuestos derivados de las Leyes respectivas. Hasta los profesionales que ejercían privadamente, como abogados, médicos, odontólogos, ingenieros etc., muchos de los cuales obtenían sustanciales ingresos, no tributaban como estaban obligados.
Esa fue una de las situaciones que Arturo Uslar Pietri, en los últimos años de su intensa vida, utilizó como ejemplo para fundamentar su clasificación de los venezolanos, entre vivos y pendejos. Pues sólo los trabajadores de los sectores privado y público, los pendejos, pagaban sus impuestos con religiosidad Aunque el autor de “Lanzas Coloradas”, en cierta medida, utilizó su talento y fuerte presencia para apuntalar a los vivos.
El SENIAT, sobre todo a partir de la gerencia del capitán Vielma Mora, se convirtió en el mayor tributario del ingreso nacional; porque no sólo se propuso la meta de “evasión cero”, sino que ese plan ha venido funcionando con eficiencia. Esto es necesario decirlo sin mezquindad y exaltarlo como uno de los grandes logros del gobierno del presidente Chávez.
Pero, como en toda actuación, es sano hacer críticas constructivas, destinadas a corregir fallas, si uno está convencido que ellas existen. Este proceder no hace sino contribuir a hacer avanzar y que las cosas sean cada vez mejores. La adulancia es dañina y por eso es cierto, cuando se dice que los peores enemigos de los gobernantes u hombres públicos, suelen estar en su entorno. Muchas veces, algunos de éstos, no saben sino aplaudir y mostrarse genuflexos. Muchos hombres desde la vieja historia hasta hoy, salieron y salen de la oscuridad a fuerza de hincharse las manos de tanto aplaudir o pronunciar elogios demasiado confusos.
Todo lo anterior está motivado por una cuña publicitaria del ente impositivo que se trasmite por radio y televisión.
En la pauta, una joven, de manera despótica, con aires de burguesiíta presumida, insiste al mesonero, quien asume gesto adulante pero humilde, que le entregue la factura como manda la Ley. Como éste le repregunta ¿lo qué usted quiere es una factura factura? Aquella, en forma descortés, violenta y ofensiva, le responde;
“Si, quiero traiga una factura con IVA que yo pague y no se lo roben ustedes”.
Justamente, los productores de la cuña confunden la gimnasia con la magnesia. El pronombre personal usado en plural, en veces suele parecer una multitud. En un restaurante donde uno puede imaginar a aquella chica de comensal, con aires de grandeza, quièn posiblemente consume agua de Eviàn, como dijese Roberto Malaver, además del ambiente en el mismo, es muy difícil que aquel humilde mesonero que a ella se dirige con una mezcla de temor y humildad, forme parte de quienes allí puedan apropiarse del IVA. Confunde al trabajador explotado con los propietarios y administradores quienes pueden valerse de artimañas para apropiarse indebidamente de los tributos del Estado. Y en efecto, muchas veces lo hacen.
Pero sería un ejercicio muy cuesta arriba, forjar la idea que los propietarios de esos negocios hagan a los trabajadores, mesoneros, cocineros, ayudantes de cocina, etc., partícipes en la repartición de los tributos que dejen de cancelar a la nación. En muchos casos, los primeros suelen más bien apoderarse de gran parte del 10% y las propinas, que corresponden totalmente a los segundos.
Además de la falsa y anticlasista idea de hacer a los trabajadores cómplices de las evasiones que hagan sus patronos, el tono de la chica, lleno de arrogancia y petulancia, hace daño al gobierno nacional, a la revolución y revolucionarios. Pues por las atípicas circunstancias de la política venezolana, el discurso de reclamar el pago del IVA, que los comerciantes e industriales cobran a los consumidores, es atribuido por partida doble a los de ese bando. Y esa actitud no debe avergonzarnos; estamos obligados a hacerlo. Pero hay que cuidar el fondo y las formas.
El delito debe atribuìrsele al delincuente y al dirigirnos a las personas y más a aquellas que nada tienen que ver con aquel, debemos hacerlo, si no con humildad, por lo menos con modestia y con respeto. Se trata más bien de hacer un ejercicio pedagógico, con sutileza, que haga al trabajador un guardián de sus intereses
Un grupo de amigos que veíamos la cuña, estuvimos de acuerdo en lo aquí expresado y concluimos que en ella se ofende e irrespeta a un sector de trabajadores. La chica que pareciera estar interesada en defender los intereses nacionales lo hace en un tono, como ya está expresado, donde prevalecen rudeza y mal gusto. En este caso podría resultar peor el remedio que la enfermedad.
La cuña pareciera subliminalmente concebida para dañar la imagen de la revoluciòn, entorpeciendo ganar adeptos para el fin que se propone el ente recaudador de impuestos. Y se recrea en la idea inhumana que el trabajador o pobre es ladrón y no digno de respeto.
martes, agosto 05, 2008
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