domingo, agosto 31, 2008

EL RANCIO COMUNISMO VENEZOLANO

EL RANCIO COMUNISMO VENEZOLANO

ELIGIO DAMAS

Publicado el 31-08-08 por Apicalternativa.com

Los trabajadores de CEMEX (Cementos Mejicanos), dirigentes obreros, activos, jubilados y despedidos sin reconocimiento legal, han aplaudido la decisión del estado venezolano de comprar esa y otras empresas cementeras. Igual actitud se asumió en las otras industrias del mismo ramo adquiridas por la nación. El clamor comprende varias razones. Que ellas, que están en manos de capital extranjero, destinan el mayor volumen de su producción al mercado externo, provocando escasez del producto en Venezuela y, en consecuencia, aumento desmesurado de su precio en el mercado interno y hasta paralización de proyectos de construcción, tanto en el sector público como privado. Según información procedente del movimiento sindical, la producción total de cemento de esas compañías ha sido de 10 millones de toneladas métricas por año; de ella, apenas unos 3 millones se venden en el mercado interno. Dicho de otra manera, el 70 por ciento del producto se destina a la exportación.
Otro argumento, entre tantos, manejados por los trabajadores y que están recogidos en la prensa venezolana, sobre todo la que informa con equidad, es la negativa permanente de aquellas empresas, sobre todo CEMEX a reconocer y pagar los derechos de los trabajadores contemplados en la Ley Es larga la lista de extrabajadores, jubilados o despedidos, desde años atrás, quienes aparecen reclamando el pago de prestaciones sociales y otras reivindicaciones. No hace mucho, un importante número de extrabajadores de la empresa antes mencionada, cerró el acceso a la planta y por supuesto la posibilidad del despacho del producto por varios días. Desistieron de la acción porque están convencidos que con el nuevo dueño las cosas cambiarán.
Pese a los reclamos de las comunidades aledañas a las plantas productoras de cemento y de las autoridades competentes, no ha habido forma ni manera que los propietarios de aquellas hagan las inversiones necesarias para evitar los serios daños que causan, tanto en lo ecológico como directamente a la salud de las personas.
El ministro Rafael Ramírez, ha hablado reiteradamente que a la hora de acordar el precio de CEMEX, empresa que insiste en inflar el mismo, se hará una cuantificación de esos daños para descontarlos al activo a cancelar. Y hablamos particularmente de una empresa (CEMEX), porque ella ha sido la única que se ha opuesto a la medida del Ejecutivo Nacional, inflando el valor de sus acciones. Porque la medida en sí, está sujeta estrictamente a las leyes venezolanas y en especial a la Carta Magna.
A Quienes aquí vivimos, nada nos cuesta constatar los daños que la cementera ocasiona.
CEMEX se está presentando como si se le estuviese dando un trato discriminatorio con respecto a las otras empresas. Esa afirmación no es cierta; de lo que se trata es que sus propietarios aspiran que les paguen más de lo debido. Mientras el gobierno nacional, después de los estudios correspondientes ha determinado que el valor de los activos de CEMEX alcanza a 650 millones de dólares, sus propietarios exigen la exagerada cantidad de 1300 millones; o sea, estiman su valor por encima del 100 por ciento de lo determinado por los estudios técnicos.
No obstante todo lo anterior, un “dirigente obrero”, mejor uno de la oposición o vocero de CEMEX, porque en la villa del señor se da de todo, declaró a la prensa, en el occidente de Venezuela, que medidas como esas están conduciendo a Venezuela a un “rancio comunismo”.
Asumamos el uso habitual o coloquial que por aquí le damos a la palabra rancio y quiso como aquello de “rancia estirpe”, decir que en este país marchamos hacia una sociedad comunista radical. Siendo así, y de eso se trata, se repite un estribillo que la oposición canta, de mala fe y en otros casos por ignorancia crasa, ante cualquier medida que el gobierno adopte para proteger a los más débiles e intereses nacionales. Ya la anunciación del comunismo es suficiente como disparate.
El ex presidente por AD, Carlos Andrès Pérez, mediante su proyecto que llamó la “Gran Venezuela”, nacionalizó no sólo la industria petrolera, sino cuanta empresa se le puso de por medio; bancos, hoteles, emisoras de televisión y radio, líneas aéreas, industrias de diferente tipo o área, transporte urbano, etc. Y cuando eso sucedió, quienes hoy hablan de comunismo, porque el gobierno de Chávez aplica unas medidas con sentido social y nacionalista, nada objetaron
Y lo grave de aquella conducta fue que muchas de esas nacionalizaciones de CAP y AD, se hicieron para proteger o resolverle problemas a pseudos empresarios que estaban en la quiebra. Es decir, el Estado adquirió bien caro empresas arruinadas. En esas circunstancias no acusaron a aquellos de comunistas; por el contario tambièn hablaron de la “Gran Venezuela”.
Acción Democrática (AD), partido hoy en la oposición y de poca significación electoral, pero que hace mucho ruido, desde sus inicios, contempló en sus tesis programáticas, que el Estado debía mantener el control, por lo menos, de las empresas básicas. Pérez Jiménez, un dictador de la extrema derecha, en su programa de gobierno aplicó la misma estrategia. Esas prácticas han estado respaldadas por la considerable capacidad financiera del estado venezolano.
Fue a partir de la aplicación de las políticas neoliberales y las recetas de los “Chicago Boys”, que en el sector político venezolano cundió la idea de privatizar hasta el aire y sobre todo entregarle nuestros activos al capital extranjero. Así se vendió a éste las empresas que ahora estamos rescatando. Y marchaba un plan macabro para mal vender PDVSA y mucho más. Hasta la seguridad social de los trabajadores, como decimos en Venezuela, “estuvo en pico de zamuro”. Y es más que obvio que, el neoliberalismo hundió la economía de América Latina toda.
Pero el concepto de “industria básica”, es muy relativo. Por ejemplo, para los venezolanos de hoy, la industria alimenticia, cae en el marco de lo básico. Por eso el gobierno está en la obligación de implementar medidas de diferente tipo, que no tienen que ser la nacionalización o estatización, para garantizarles a los venezolanos la dieta diaria. Sobre todo, cuando sectores políticos y empresariales, hacen manipulaciones de diferente tipo con fines desestabilizadores y hasta criminalmente especulativos. Porque hay grupos de capitalistas venezolanos tan rapaces que el calificativo de “salvajes”, les es insuficiente.
La industria cementera se volvió básica. Porque la demanda de vivienda de parte de los más necesitados es tan abundante, por la acumulación de carencias ocasionada por la indiferencia de los gobiernos anteriores, requiere que aquella produzca a gran intensidad para el mercado interno y no con fines especulativos, que eleven los costos por encima de la capacidad de financiamiento.
Es “comunismo rancio”, que el ente correspondiente del Estado confisque el inventario de arroz en un supermercado, de conformidad con la ley, porque en éste se vende el producto por encima de la regulación. O porque uno regulado, fraudulentamente se presenta en un envase o empaque, en el cual se le atribuyen características no presentes en él para venderlo a mayor precio.
Empresarios sacan del mercado el aceite comestible regulado; le agregan unos aditivos artificiales, como sabor de ajo u otra cosa, para evadir la regulación y venderle con mayor margen de ganancia. Y cuando el Estado interviene para poner coto a este abuso y engaño, se dice a voz en cuello, por los medios que se prestan a esos fraudes, que el “rancio comunismo” quiere imponer gustos al consumidor y lo que la gente debe comer. Es de decir, a una simple argucia o trampa se le justifica tras una verborrea con aparente fundamento filosófico.
Es de un comunismo rancio que el gobierno nacional hubiese adquirido, de conformidad con la normativa vigente y las prácticas mercantiles, empresas básicas como SIDOR, productora de acero, parte de la eléctrica y la telefónica, de paso con el respaldo entusiasta y hasta presión y exigencia de quienes en ellas por años han trabajado y se sienten explotados y engañados. Unas empresas, cuyos beneficios cuantiosos, difícilmente cuantificables, se llevaban del país para fines que en nada nos beneficiaban. Y cuando la producción de algunas de ellas no atendía primordialmente al mercado interno.
Vale la siguiente acotación, la empresa telefónica, para el momento que el Estado la adquirió, pagaba por concepto de pensión a los jubilados, el equivalente al 10 ó 15 por ciento del salario mínimo que el estado paga a los de la tercera edad.
Y es de rancio comunismo tomar medidas destinadas a eliminar el latifundio, aumentar la producción de alimentos, desatando las fuerzas productivas en el campo; hacer que quienes deben paguen los impuestos, el pueblo tenga acceso a la salud y la educación.
Por cierto, a última hora circulan persistentes rumores que el gobierno de los Estados Unidos, podría nacionalizar dos importantes entidades financieras, la Freddie Mac y Fannie Mae. ¿De concretarse esa medida, nada extraña en el sistema americano, dirían los opositores políticos y empresariales de Venezuela y quienes afuera hacen de comparsa, qué eso es de “rancio comunismo”?
Pero la compra del Banco de Venezuela, del grupo español Santander, propuesta por el gobierno de Chávez, ofrecido en venta a un tercero y no a uno de los socios que es el Estado venezolano, como estipula la Ley, fue denunciada por los opositores como una manifestación de comunismo y de violación de las libertades.
Como la derecha, por más de cuarenta años dilapidó los recursos nacionales y mal administró las empresas del Estado, sacó de ello la conclusión – que ha convertido en principio suyo- que éste es de por sí mal administrador. De allí que crea que este nuevo Estado también lo será y arruinará las empresas que adquiera. Y agregan que eso es comunismo. Pero no lo era antes. No hay duda que “cada ladrón juzga por su condición”. Pero también a la derecha le conviene creerlo para que esas empresas queden en manos de los particulares a quien ella representa.
Si lo que Chávez ha hecho hasta ahora es “rancio comunismo”, entonces estaríamos ante la acepción que de la palabra nos habla el diccionario, “una alteración en los alimentos que con el tiempo los mejora o echa a perder”. En este caso, tomando en cuenta los antecedentes y las posibilidades del estado y el país todo, este comunismo está en camino de lograr una notable mejoría de la sociedad venezolana.


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Publicado por Eligio Damas para blog de Eligio Damas el 8/31/2008 05:13:00 PM

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