lunes, abril 05, 2010

LAGUNAS DE VARONAS, 1875 MITOS, LEYENDAS Y REALIDADES

PUBLICADO POR: Hector García Soto

Hermano, ahí te va el trabajo, un abarzo de Víctor Manuel

LAGUNAS DE VARONAS,1875: MITOS, LEYENDAS Y REALIDADES
Por. MsC. Víctor Manuel Marrero Zaldívar
El regionalismo, como manifestación de la guerra grande en Cuba, laceraría en algunos
momentos la unidad revolucionaria, en otros la favorecería de acuerdo a las
circunstancias. El regionalismo visto como sentimiento de patri-localidad favoreció la
unidad entre los conciudadanos, pues el amor al terruño era un sentimiento positivo. El
modo en que se organizó la guerra favorecía la tendencia de los caudillos regionales que
eran hacendados con gran arraigo a su localidad, no obstante y muy a pesar de esas
tendencias, los jefes militares no tenían objeción en combatir fuera del terruño, lo
que, culminada la misión retornaban a lar donde tenían sus ranchos, el conuco y la
familia, cualidades humanas de aquellos que eran campesinos y se habían levantado por la
independencia de Cuba junto a sus hacendados, que en el caso de Vicente García, era el
padrino de múltiples ahijados, hijos de esos propios campesinos que lo seguían en la
lucha y de los cuales era justamente un ídolo.
En numerosas ocasiones la unidad de los cubanos se vio afectado por movimientos
escisioncitas, en mayor o menor grado, hechos que se dieron desde los momentos iniciales
de la guerra.,k la insubordinación de Donato Mármol en Tacajó contra la autoridad del
Presidente, fue uno de los primeros síntomas, y uno de los más graves fue la deposición
del primer presidente de la República de Cuba en Armas, Carlos Manuel de Céspedes en
Bijagual, la cual se realizó con ribetes de legalidad apoyadas en la Constitución pero
que si lo estudiamos a fondo hubo incongruencia en los procedimientos y junto a la Cámara
más de Mil fusiles apoyándola por sui había una respuesta mambisa, por parte del
Presidente Carlos Manuel
El doctor Miguel Bravo Sentiés, creó en la manigua una organización secreta que llamó
“Los Hermanos del Silencio”, la cual tenía como finalidad reponer a Céspedes en el poder,
pero luego de la muerte del Padre de la Patria, el objetivo era vengar la muerte del
mismo. El doctor Bravo, redactó las bases de un manifiesto a los cubanos, que luego puso
en manos de Vicente García y éste lo asumió, en principio para evitar derramamientos
inútiles de sangre, como él mismo hace constar, pero a la vez estaba inconforme con el
modo en que Salvador Cisneros conducía la revolución, de modo que asumió la dirección del
movimiento de Lagunas de Varona.


En el demolido ingenio propiedad Estevan Ignacio de Varona , se dieron cita los hombres de
la brigada de Bayamo a cuyo frente estaba el Brigadier Juan Fernández Ruz, el regimiento
Tunas número tres con el Coronel Francisco Varona como jefe, el regimiento de caballería
Río Blanco; un contingente de la segunda división del primer cuerpo destinado a Las
Villas bajo el mando del coronel Félix Francisco Borrero, quien enterado de los
acontecimientos, se unió voluntariamente a los pronunciados; el regimiento Jiguaní número
cuatro, con el coronel Belisario Grave de Peralta al frente; una parte de la caballería
de Céspedes con su jefe, el comandante Ferrer. En total, sumaban unos mil hombres que
representaban cinco regimientos completos.
A las 10 de la mañana del 26 de abril, comenzó la asamblea en Lagunas de Varona. En
ella, participaban los mayores generales Vicente García y José Miguel Barreto, el general
Francisco Javier de Céspedes, el coronel Arcadio Leyte Vidal y otros, los tenientes
coroneles Juan Rius Rivera y Francisco Estrada, los comandantes Esteban Arias y los
prefectos Eduardo F. Alcalá y Adolfo Villamar. También participaron otros altos oficiales
ya mencionados antes.
Se encontraban presentes además el Auditor de Guerra Joaquín Acosta, los diputados Jesús
Rodríguez, Lucas Castillo; Miguel Bravo y Rafael y Aurelio Tornés.
El ciudadano Lucas Castillo, en nombre del mayor general Vicente García, habló a los
congregados explicándoles los detalles de la convocatoria notificándole a todos que en el
debate podían o no estar de acuerdo con los planteamientos y dar sus opiniones. La mesa
estuvo presidida por Jesús Rodríguez, se nombrara un vice-presidente que recayó en el
coronel Antonio Bello, y como secretario fue electo el doctor Miguel Bravo Sentiés
quien dio lectura a las propuestas que ya traía redactada y que resumió en: Cambio
del Presidente, elección de un gobierno provisional integrado por 5 miembros en el cual
estuvieron representados los cuatro Estados: Oriente, Camagüey, Las Villas y Occidente y
uno más funcionando como Presidente.
El gobierno prolongaría su ejercicio por 4 meses dictando las medidas necesarias para que
el pueblo allí eligiese 4 diputados y 2 senadores por cada Estado, quienes reunidos en
asamblea soberana procedían al nombramiento en propiedad del Presidente de la Revolución.
En el documento se garantizaban todos los derechos, jefaturas y cargos realizados por el
gobierno depuesto, así como se reafirmaba la visión estratégica de la invasión del
contingente oriental a Las Villas.

Lucas Castillo apoyó los razonamientos de Bravo y añadió que estaba convencido de que el
fondo y la forma del documento se correspondían con lo que el pueblo deseaba. Nuevamente
usó de la palabra Jesús Rodríguez contra la forma utilizada en el documento, siendo
refutado enérgicamente por el coronel Bello, quien haciéndose eco de la opinión de la
inmensa mayoría de los presentes, destruyó los argumentos de aquel al recordar la ilegal
y antidemocrática actuación de la Cámara en la deposición de Carlos Manuel de Céspedes:
“no debía olvidar que con la deposición del presidente Carlos Manuel de Céspedes, había
arrojado la primera piedra de las escisiones políticas.
Seguidamente Jesús Rodríguez y Bravo intervinieron para esclarecer algunos aspectos sobre
el movimiento. Por último, se sometió a votación la exposición para su traslado a la
Cámara. La mayoría votó a favor.
El día 27 de abril recibieron la noticia de que el gobierno se acercaba al lugar donde se
encontraban congregados. Vicente García, previa reunión con su oficialidad, acordó
recibirlos como simples ciudadanos
El 28, llegó Cisneros, acompañado del subsecretario de la guerra, del diputado Bartolomé
Masó, de Ignacio Mora y del ayudante del presidente teniente Dellundé. El presidente, por
intermedio de Dellundé, trasladó una comunicación del Secretario de Guerra, en que
ordenaba la presencia de Vicente García en la zona del gobierno para recibir órdenes. El
oficial regresó comunicando a Cisneros que el General contestaría de inmediato la
comunicación.
Media hora más tarde se presentaron ante el Presidente Bravo Sentiés, el mayor general
José Miguel Barreto, el licenciado Lucas Castillo, y el coronel Antonio Bello, en
representación de aquella agrupación de patriotas, manifestándole que sería bien recibido
como simple ciudadano, pues por todos era altamente estimado, pero que no acatarían sus
órdenes como Presidente de la República hasta que la Cámara de Representantes no
resolviera la exposición que habían de dirigirle.
De este momento escribió Fernando Figueredo: “El Presidente Cisneros, elevándose a una
gran altura, exclamó con altivez: “Yo soy el Presidente de la República, y sólo la Cámara
de Representantes tiene la facultad de deponerme, y, o ustedes se someten a mi autoridad,
acatando mis órdenes, o se declaran inmediatamente fuera de la ley”. El Dr. Bravo hubo de
replicarle que se declaraban antes fuera de la ley a obedecerle.”
Ese mismo día la Cámara de Representantes se reunió en San Nicolás de Camagüey, bajo la
presidencia del diputado Juan Bautista Spotorno, quien recibió verbalmente la información
de lo ocurrido en Lagunas de Varona. La Cámara acordó nombrar a los diputados Ramón Pérez
Trujillo y Eduardo Machado, para entrevistarse con los partidarios de Lagunas de Varona,
enterarse de sus pretensiones e informar al cuerpo legislativo.
Lagunas de Varona, pudo tener otra visión, si los jefes allí congregados reciben a
Cisneros como el Presidente de la República y esperan la resolución de la Cámara a sus
peticiones, pero el irrespeto a la autoridad presidencial es lo que les acredita como
movimiento sedicioso a posteriori de la reunión, de modo que la reunión como tal
transcurrió acorde a lo previsto, sin embargo luego empañaron la democracia que
utilizaron al no acatar la autoridad presidencial. No obstante no fue Lagunas de Varona
ni mucho menos, la causante del fin de la guerra como abogan muchos autores, este hecho
fue un granito de arena más en los ya mencionados por esto redactor además de la
insubordinación de los villareños, donde expulsaron a Máximo Gómez en 1877, a lo que se
le suma el movimiento de Santa Rita en Camagüey. Todos denotaron la falta de unidad en
los mandos revolucionarios, lo que si está demostrado es que los jefes militares de
Oriente estaban de acuerdo en que estas peticiones eran necesarias y que había que
provocar un cambio en el curso de la revolución, corroborado por la reunión de Alcalá en
Holguín el 18 de junio de 1875, presidida por Antonio Maceo donde hace las mismas
formulaciones, pero con total apego a la ley y a las autoridades.


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Infomed - Red de Salud de Cuba
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