sábado, abril 17, 2010

UNA ESPONTANEAS EXPLOSION DE SENTIMIENTOS

CORRESPONSAL DE POR ESTO

Una espontánea explosión de sentimientos


Por Félix Sautié Mederos

Los que habitualmente leen mis crónicas y artículos saben que por lo general no escribo sobre el deporte, no soy un especialista y respeto mucho a los que se dedican a este difícil género del periodismo que requiere de profunda especialización, pero hay instantes en que los sentimientos se salen de sus cauces normales, como lo sucedido en La Habana hace unos pocos días con el espectacular triunfo, fuera de todo pronóstico especializado, de la novena beisbolera Industriales de Ciudad de La Habana, lo que no podía pasar por alto, primero por mi ascendencia habanera, ciudad en la que nací y he vivido casi toda mi vida y donde espero terminar mis días; y segundo, por lo inusitado de la espontánea explosión de sentimientos como nunca antes desde horas de la madrugada cuando terminó el partido final en la ciudad de Santa Clara, ubicada en el centro de la isla, que dispone de un equipo ranqueado este año como el mejor en mucho tiempo y que fue derrotado por la novena habanera en un play off de 7 juegos con empates, emociones y luchas que transcurrieron hasta el final del encuentro.
En los últimos años nuestro béisbol ha estado muy apagado en la afición a pesar de ser una pasión nacional, así como el fútbol lo es en muchos países. Algunos han pensado en que este decaimiento, además de otros factores técnicos y políticos que no me tocan analizar ahora, fue motivado por la no clasificación para la final de los equipos Industriales y Santiago de Cuba, los dos inveterados rivales.
Pero lo concreto es que esta temporada, a pesar de lo que pronosticaron todos los especialistas, el equipo Industriales aquejado durante varias competencias por muchas bajas y descalificado por algunos a veces despectivamente, clasificó y desde abajo se coronó campeón nacional. Esto fue lo que provocó la explosión de sentimientos habaneros, porque la población se volcó espontáneamente hacia las calles en manifestaciones imparables con las tradicionales congas, carteles con consignas de reafirmación habaneras, algunas de las cuales iban más allá de lo estrictamente deportivo.
Yo vivo en Centro Habana, real centro de la ciudad donde se cruzan todos los caminos hacia el este, el oeste, el norte limitado por el mar y el sur. Fue un tránsito inenarrable que para verlo no era necesario mucho esfuerzo, además de lo que vecinos y amigos me narraron de lo sucedido en otras zonas. Se puede decir que La Habana se alzó en una sola voz, elevando su autoestima preterida y quejumbrosa por los muchos problemas que nos aquejan, debido a las descoloridas fachadas de sus edificaciones, por los muchos apuntalamientos en sus calles, por los baches y la falta de mantenimiento en general.
Fue como si todo se olvidara por un momento, como si la esperanza se reanimara venciendo a la desesperanza y a las quejas sin salidas. Considero que esa explosión de sentimientos devino de un momentáneo renacer de la esperanza, detrás de los colores azules que caracterizan al equipo. Un homenaje al tesón y la firmeza de carácter de los que se propusieron vencer por encima de todas las adversidades, de los jóvenes peloteros que salieron al frente para demostrar que con ellos se puede contar y que eso de que la juventud está perdida es una falacia, porque el futuro les pertenece.
Algunos carteles que parafraseo expresaban, “vencimos a pesar de todo, aunque a algunos no les guste”. Otros con frases criollas que para muchos son groseras, pero que expresaron lo que la población tenía por dentro. Hechos así ratifican la confianza en un renacer

fsautie@yahoo.com


http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=13798

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