Desde Venezuela
OEA Y SIP SUELEN TENER DOBLE MORAL
ELIGIO DAMAS
A Enrique Rodríguez, apenas un niño de dieciséis años, le dispararon a mansalva por la espalda, cuando al anochecer pintaba un letrero contra el gobierno de Rómulo Betancourt. El parte policial, cínico y brutal, alegó al día siguiente, que pintaba consignas subversivas. Es decir, una pinta que pretendía decir “abajo el gobierno”, porque ni siquiera esperaron que el muchacho finalizase su tarea, fue suficiente para quitarle la vida. Unos cuantos más como él, perdieron la vida cuando apenas habían escrito “Abajo Ró……”
Las fuerzas policiales allanaron hogares y pese al empeño y mala fe, sólo hallaron libros de filosofía, historia, literatura y poesía. Pero eso, aunque parezca insólito, en la mente policial y la de los bárbaros que la política dirigían, era subversivo, como la pinta que aquellos audaces muchachos intentaron hacer.
Para aquellos bellacos, tener en casa a Neruda, César Vallejo, Miguel Otero Silva, García Lorca, era delito y por eso a la prisión a infinidad de personas se llevaron.
Al profesor Alberto Lovera, le torturaron y, por no poder arrancarle una palabra delatora, le asesinaron y lanzaron al mar atado a un pesado instrumento en el gobierno de Raúl Leoni. Podríamos mencionar cientos asuntos macabros y dolorosos que en este país se sucedieron, como la práctica habitual de reprimir toda manifestación, por muy pacífica que fuese, a plomo limpio. ¿Cómo olvidar aquel violento y brutal discurso que ordenó “disparar primero y averiguar después”, pronunciado por Betancourt y que condujo a un genocidio? ¿Y qué decir de la jauría policial que allanaba talleres donde se imprimían periódicos y revistas, atropellaba periodistas, les acosaba, hacía la vida insoportable y recogía ediciones completas en los puestos de distribución? ¿De la práctica gubernamental de chantajear a dueños de diarios valiéndose de las necesidades de estos y las ventajas de aquel? ¿Acaso podemos olvidar el acoso al diario El Nacional que culminó con la salida de Miguel Otero Silva de la dirección del mismo? ¿Y cuántos periodistas fueron a dar con sus huesos a la cárcel por escribir notas críticas contra la gente del gobierno que hoy parecerían insulsas? La cantidad fue grande, tanto como la mayoría de quienes en aquellos tiempos en la prensa escribían o emitían juicios y suministraban informaciones por los diferentes medios.
A hombres como Aquiles Nazoa, por hacer en poesía lo que ha estado haciendo con sobrada libertad Zapata, en su estilo, y otros tantos, le persiguieron, allanaron y casi le sacan del país. Porque hasta eso, llegaron como en las viejas dictaduras, a expulsar venezolanos de su patria, contraviniendo hasta en eso preceptos constitucionales. A los poetas Orlando Araujo, Caupolicán Ovalles, Valera Mora, Ramón Palomares y a toda la gente del “Techo de la Ballena”, les tuvieron a monte. Y al admirable periodista Arístides Bastidas, una gloria del gremio, también le persiguieron. Y aquellos gobernantes, algunos que aún andan por allí en gesto hipócrita, y sus áulicos, ahora se traen para acá a la OEA y ellos van a la SIP.
Además de lo anterior, clausuraron cuanto periódico no adulase sus gobiernos, lo que se podría confirmar preguntando a Manuel Caballero, hoy de opositor, entonces director del diario “El Clarín”, al cual los gobiernos de entonces le tuvieron de trompo servidor, y pese a todo jamás la OEA y SIP dijeron “esta boca es mía”.
lunes, abril 05, 2010
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