jueves, mayo 20, 2010

LOS GRILLOS SESENTONES DE OSWALDO ÀLVAREZ PAZ

Desde Venezuela


LOS GRILLOS SESENTONES DE ALVAREZ PAZ

¡Qué vida tan dura la de un dirigente copeyano!

ELIGIO DAMAS

Lamentablemente para COPEI, partido fundado por ex seminaristas y monaguillos, ahora cuando Álvarez Paz fue llevado detenido, con todos los derechos consagrados en las leyes, ya no era militante suyo. No se sabe si dejó de creer en los principios de la organización, o por verla burda, ordinaria cual AD, y “capilla sin santo”, para decirlo como Andrés Eloy Blanco, desde que Caldera se fue a pastorear el chiripero y al despeñadero.
Es lamentable para COPEI, no poder celebrar el casi insólito hecho de la detención de uno de los suyos, por algo un poco parecido a la política o aliñado de lo mismo, desde el año 46 cuando fue fundado; que se hizo “manifestando respeto a la libertad de expresión”, pese no estaba en el gobierno, moliendo a palos al periodista Leoncio Martínez “Leo”, de setenta años, por opinar de manera crítica de quienes percibía inspirados en la falange española,
Diez años gobernó Pérez Jiménez sin respetar los derechos de los venezolanos. Exilio, tortura, asesinato y cárcel – reclusión de cientos en campos de concentración como Guasina y Sacupana – sufrieron los valientes y consecuentes que aquella dictadura desafiaron. Militancia Comunista y de Acción Democrática, la que el régimen llamó “adeca”, para asociarla a la primera y darle mayor sostén en el ámbito internacional, influida por el espíritu mackartista, llenaron cárceles, campos de concentración y filas de aventados al exilio. Encontrar entre aquellos a un copeyano, es un ejercicio que desafía imaginación y capacidad investigativa.
Por no pecar de injusto diremos que Hilarión Cardozo, siendo estudiante, dirigente juvenil del partido fundado por Caldera, fue de los pocos socialcristianos detenido político de la dictadura. Los demás, para nada incomodaron al gobierno. Cuando cayó éste, Álvarez Paz, apenas tenía aproximadamente 15 años.
A él, como casi todos los jóvenes copeyanos de muy fina estampa y buenos modales, de la corte formada por Caldera o Arístides Calvani, por nombrar los más adorados, sólo les tocó disfrutar de las mieles de gobiernos desde 1958 hasta 1998. Pero esa gozosa estadía de cuarenta años, sin haber hecho sacrificio alguno, que implicó el ejercicio de altos cargos, honores, ostentosas delegaciones, mucho bienestar que alcanzó holgadamente a la familia, significo también convalidar asesinatos, tortura, desapariciones, allanamientos y toda clase de exceso sin respeto a las más elementales normas.
Todo lo que se conoce acerca de las violaciones a los derechos humanos más elementales, empezando por la instauración del macabro proceder de las desapariciones de los adversarios políticos, que se extendió por el continente y fue práctica usual de las dictaduras del cono sur, contó con la aprobación y complicidad criminal de COPEI y los copeyanos. También el lanzamiento de seres vivos desde helicópteros en vuelo y asesinatos y procedimientos brutales como el aplicado al profesor Alberto Lovera, cuyo cadáver apareció flotando en una playa de Lecherías, pese a que le sumergieron con un pesado instrumento atado al cuello. En torturar, enviar a la cárcel sin proceso legal alguno, expulsar del país, vejar familiares de presos y perseguidos, los gobiernos en los cuales estuvo COPEI y Álvarez Paz, superaron la dictadura.
Durante todos esos años fue dirigente de COPEI y hasta ascendió tanto que llegó a ser su candidato presidencial.
Por eso, uno pese al tiempo transcurrido no deja de asombrarse, verlo querer revivir saltando truculentamente de victimario a víctima. Unos pocos días detenidos, en cómoda y segura “celda”, campaña publicitaria estridente y a la calle a recoger los beneficios.
Está en la calle, mientras el proceso legal continúa, hablando contra el gobierno; ¡cosa extraña en una “dictadura”!. Miles de muertos y detenidos que lo fueron cuando directa o indirectamente gobernó, no tuvieron derecho ni siquiera a pataleo.

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