jueves, julio 12, 2007

CUANDO ME HICE FRUTA

Cuando Joumana Haddad se hizo fruta.

Por Marta Sepúlveda Gongora*
Todo comenzó cuando el año pasado leí una nota en el sitio de mi amigo chileno Luis Arias Manzo: POETAS DEL MUNDO. Hablaba, sobre una escritora árabe, y su nuevo libro, CUANDO ME HICE FRUTA. Quede pegada de la pantalla del computador, por los siguientes quince días, tuve fiebre, no quería comer, no podía pensar. Leí y releí esos textos, que susurraban una poesía simple, profunda y extraordinariamente erótica.Era tan distinta a lo escrito en este género, sobre todo por mujeres. Y espero en Dios, que esta noche no vengan con capuchas y antorchas a quemarme el blog y a sacarme de la cama a medio vestir por lo que digo, y si lo hacen no me importa, porque es cierto. En muchos casos, demasiados, hemos caído sin saber a que horas, en una de las dos zanjas que le sirven de orilla a lo erótico: O la tendencia escalofriada, sudorosa, jadeante y bueno, tristemente pornográfica, o la retórica babosa, húmeda, saturada de sabanas distendidas, mejillas llorosas, estertores desesperados, en fin, [como decía mi querida maestra Piedad Bonnett], que no se salva ni para cantarla como bolero.Quise saber más sobre Joumana, averigüé que nació en Beirut, escritora, traductora y periodista, habla siete idiomas y prepara su tesis de doctorado sobre la traducción poética. Supe también que su libro había sido publicado por Monte Ávila en Venezuela. En mis desesperadas pesquisas literarias, encontré el número telefónico de un representante de dicha editorial en Bogota, me comunique de inmediato para solicitar unos ejemplares, con la novedad de que desde Colombia no se hacían despachos. Por esas dichosas imprudencias del destino virtual, encontré su correo electrónico, le escribí con toda premeditación y alevosía, y para mi sorpresa, me contesto un mail muy afable, pero que tampoco remediaba mi urgencia de leerla en carne y hueso, o mejor dicho, en papel y tinta, como nos gusta a los adictos incurables.A punto de entrar en crisis, salí por ahí a deambular, a buscar los soplones literarios que se enteran mejor de las chivas que uno, y me soltaron una que otra pista. La dama en cuestión no se ha quedado quieta, ha entrevistado a medio mundo, entre ellos al premio Nóbel portugués José Saramago, a Paulo Coelho, a Umberto Eco, a Antonio Tabucchi y muchos más. Ha sido traducida a más de diez idiomas, ha escrito compilaciones de poesía libanesa moderna y trabaja para el diario An Nahar como periodista literaria. Con todo esto, por lo menos pude hacerme de unos cuantos fetiches para construirle un precario altar en mi lejano exilio, pude tener una idea de esta voz poderosa que nos llega desde oriente como los barcos de la canción infantil, cargados de buena literatura y que les dejo de regalo, por si muero antes de comprar sus libros, por si me matan las feministas, por si me da por escribir poesía erótica y me pierdo en el camino.

Marta Sepúlveda:

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