RECORRIDO La gente se volcó a las calles al paso del mandatario
Pueblo trujillano manifestó su amor al presidente Hugo Chávez
Por más de una hora el presidente Chávez condujo el vehículo que le llevó al acto de inauguración del Centro Integral Técnico Productivo Socialista “Cnel. Antonio Nicolás Briceño”
Prensa Presidencial (26.07.07) Los trujillanos colmaron las calles de Valera y la carretera que va desde el municipio San Rafael de Carvajal hasta el municipio Candelaria. ¿La razón?, el paso del presidente Hugo Chávez, quien a bordo de un vehiculo rústico se trasladó desde el aeropuerto “Cnel. Antonio Nicolás Briceño” hasta el sector La Garita, donde este jueves inauguró una nueva obra que beneficiará a la población de los Andes venezolanos.
Por más de una hora el presidente Hugo Chávez condujo el vehículo en el que llegó a uno más de sus encuentros cotidianos con el pueblo. A su paso no cesaron las demostraciones de cariño por parte del pueblo, que en más de una oportunidad le hicieron detener la marcha.
De todas partes salieron. Amas de casa que abandonaron momentáneamente sus labores, trabajadores que detuvieron su jornada, choferes que pararon sus carros. El pueblo se volcó a las calles para acompañar al mandatario en su recorrido y él no paró en retribuir tantos gestos de amor.
En los poblados de La Concepción de Trujillo, Flor de Patria y Monay la multitud provocó por momentos el paso lento de la caravana o su total detención. Madres con sus hijos y cientos de pequeños rodearon al Presidente y a una sola voz se escuchaba el saludo sonoro: “¡Hola Chávez!” o el grito: “¡Chávez, Chávez!”.
Algunos incrédulos no alcanzaban a comprender que el mismo Chávez, Presidente, estuviera ante sus ojos tal y como lo que es: uno más de ellos. Ahí estaba el líder, entre ellos.
En uno de los sitios en que se detuvo no tardó en tener a una pequeña niña entre sus brazos, puesta en sus manos apenas en pañales por la madre de la chiquilla. El amor infinito del Presidente por su pueblo se reflejó en sus ojos al poder abrazar a la pequeña, bendecirla y darle un cariñoso beso.
Momentos después de aquella algarabía el Presidente contaba lo ocurrido a los presentes en el acto al que se dirigía, y en el que puso al servicio de los venezolanos un centro de producción socialista. Restó importancia a algunos incidentes, como un rasguño que le hizo sangrar la mano y un montón de jalones que le rasgaron parte de su camisa, anteponiendo a esas pequeñas cosas el amor incansable que le manifestó el pueblo, el mismo al que ha catalogado como el motor que le impulsa a seguir adelante, por el que lucha y lleva adelante, junto a los venezolanos, la Revolución Bolivariana.
(FIN/ Rafael Márquez)
jueves, julio 26, 2007
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