EVO MORALES: UNA PRESENCIA NECESARIA
Por Federico García H.
El Perú y Bolivia, desde el alborear de los tiempos, están unidos por razones culturales e históricas. Formaron una sola unidad política durante toda la etapa prehispánica y aún durante la colonia, pues tanto Chayanta como los pueblos que hoy conforman nuestra Matria, constituyeron el Virreinato del Perú.
Fue durante la etapa republicana que la división se produjo, y no precisamente por voluntad del Libertador cuyo nombre inmortalizó la nueva república, surgida sobre la base del “Alto Perú”, sino por la decisión de un general que trató de halagar la supuesta —o real— vanidad del héroe venezolano.
Posteriormente, y tratando de enmendar la “gaffe” histórica, un militar de origen andino y visión profética, sentó las bases de lo que sería la Confederación Perú-Boliviana. El proyecto perseguía no sólo la recomposición de un organismo político, social y cultural absurdamente mutilado, sino la posibilidad de restaurar una gran nación sobre la base de la antigua alianza. Don Andrés de Santa Cruz, el militar epónimo que imaginó —y llevó a la práctica— tan necesario y trascendental proyecto, fue prontamente satanizado y combatido por la oligarquía peruana, ligada como hoy a la chilena, que armó el brazo de un militar bisoño y abatió la posibilidad de la restauración.
Diego Portales, el verdadero forjador del Chile moderno, vislumbró el grave riesgo que —según él— representaba la unión de los confederados y movió cielo y tierra —sin sustraerse a la opción militar— para dinamitar el proyecto de quien había sido su esclarecido inspirador y forjador. La tragedia del 79 vino a colmar la copa del infortunio, Bolivia perdió el mar y el Perú, además de la mutilación de su territorio, la posibilidad de acceder a las grandes ligas de las naciones desarrolladas. Don Federico More, el formidable “loco” que discernía con envidiable cordura y flagelaba sin compasión a los estultos, denunció estos contubernios vergonzosos en su “Lima contra el Perú, Bolivia y Chile”, libro de obligada lectura para entender estos trasiegos.
Todo esto viene a cuento por la anunciada visita del presidente Evo Morales Ayma que tendrá lugar el próximo 1º de Agosto. De probada fidelidad a las raíces de un árbol común y necesario y arquitecto de una recuperación histórica que ya se perfila en el horizonte, el ilustre visitante, además de cumplir una apretada agenda protocolar y oficial, se dará tiempo para tomar contacto con el pueblo en Villa El Salvador. Suenan ya pututos y zampoñas para la celebración de este fausto acontecimiento.
El líder boliviano representa, como pocos, la opción de cambio en democracia, y la construcción de un proyecto compatible entre la institucionalidad del mundo andino y la modernidad. Heredero de una sabia utilización de los recursos, una intransigente defensa del patrimonio nacional y una eficaz democracia funcional y dinámica que no se queda en el mero enunciado, el Presidente Morales ocupa ya un lugar de privilegio en el imaginario social y político de nuestro pueblo. Es el forjador de un verdadero proyecto democrático alternativo que privilegia la participación popular en todos los niveles, anteponiendo el interés de las grandes mayorías a la mera cuantificación de ganancias que procesa “La Rosca” en alianza con las transnacionales. Motivo más que justificado para celebrar la presencia del “wauqe Evo” entre nosotros.
domingo, julio 29, 2007
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