sábado, enero 05, 2008

ESCRITO ANTES QUE CHÀVEZ HABLASE DE LAS TRES R AL REVÈS

DEBATE VENEZOLANO


ESCRITO ANTES QUE CHÀVEZ HABLASE DE LAS TRES R AL REVÈS

Eligio Damas

El presidente ha hablado de las tres R al revés. Este artículo fue escrito antes de ese pronunciamiento y le tenia reservado para hacerlo público cuando considerase el momento oportuno y, sobre todo, quienes generosa y pacientemente a uno lee, pudiesen estar en disposición de hacerlo. Pero debo advertir, que hemos optado por hacerle algunas anexiones en virtud de lo que ha venido sucediendo con posterioridad.
Hay que hacer y revisar muchas cosas en el proceso de cambio revolucionario que se adelanta en Venezuela. Una de las primeras es consolidar las conquistas e impedir que se detengan o puedan retroceder. Es necesario hacer un balance y contraloría sobre las misiones que, en gran medida, han hecho al gobierno acreedor de gran respaldo entre los venezolanos. Pero es obvio que en ellas hoy se detectan muchas fallas, descuidos y hasta irregularidades.
Pero queremos empezar por comentar sobre la necesidad de permitir la construcción del PSUV, como partido popular y revolucionario que sirva, no sólo de aparato electoral, sino para insertarse en el movimiento popular. Esto pasa por hacer de éste, un instrumento democrático y participativo. Pero también es indispensable revisar a fondo y con sentido crítico la política de aliados. Al PCV, PPT y otras agrupaciones, es más que justo y conveniente reconocerles su independencia y derecho a seguir existiendo y participando como adherentes del proceso revolucionario. Y lo es más, cuando pareciera que el propio presidente ha llegado a esa conclusión, aún cuando no lo haya explicitado. Pero en el momento que se reestructura la directiva de la AN, estamos observando que en este sentido se estàn haciendo rectificaciones. Y saludo la incorporación de la representación del PPT, independientemente de la persona que a èste representa
Una de las debilidades más notorias del proceso venezolano, está en lo que hasta ahora ha sido su mayor fortaleza, la fuerza del liderazgo del presidente Chávez. Este ha sido como un árbol gigantesco que, por lo extenso de la sombra que prodiga y lo extendido de sus raíces, ha influido para que no surjan nuevas liderazgos en el movimiento revolucionario y las ideas se manifiesten sin temor. El movimiento pareciera disponer arriba, en la cabeza de una gran fortaleza, pero con los miembros inferiores y atrofiados.
No se trata que en la sociedad venezolana, como es del conocimiento de todo aquel que se acerque de alguna forma a ella, se coarte el derecho a opinar o expresarse como a cada quien le parezca, sino que en el chavismo, no se han incentivado conductas y creado mecanismos que permitan recoger las opiniones del colectivo y muchos, en un afàn o preocupación excesiva de no salirse del carril, se eximen de exponer las suyas sin antes haber oído al comandante. Cuando alguien asoma o adelanta sus propias opiniones, generalmente no son bien acogidas o por lo menos, se le pone en entredicho, mientras “sale el humo blanco”.
En este constante ejercicio electoral en que hemos estado envuelto en los últimos ocho años, demostración del respeto de los derechos democráticos de los nacionales y especialmente de los correspondientes a quienes hacen oposición, el movimiento que respalda al presidente, no ha podido consolidar una dirección colectiva y una organización que permita a la militancia canalizar sus opiniones y darle un cierto matiz homogéneo a los elementos estratégicos.
Uno de los efectos negativos más notorios de esta debilidad se manifiesta en las regiones. Quienes desde el MVR, han fungido de dirigentes de los grupos electorales (porque esto sólo han sido y con deficiencia), no suelen diseñar políticas para sus espacios y ni siquiera debaten con quienes desde la oposición actúan con absoluta libertad y hacen uso de los medios con abundancia para exponer sus opiniones. En esos espacios, los opositores dicen cuanta cosa se les ocurre y casi nunca hay, entre los “administradores” (esta es la palabra), del movimiento chavista regional, quienes a aquellos respondan y al mismo tiempo orienten a los seguidores del proceso de cambio.
Por esto, desde el Partido Comunista de Venezuela, con acierto se ha advertido que ha llegado el momento de darle una dirección colectiva al movimiento revolucionario. Esto pareciera contradecir la opinión presidencial expresada al momento de llamar a construir el PSUV, cuando dijo, palabras más palabras menos, que los partidos que le apoyaban debían disolverse para formar el nuevo, porque él no estaba dispuesto a seguir discutiendo por separado. Se refirió el primer gobernante nacional, exclusivamente a las reuniones que se hacían para configurar las planchas o listas de candidatos a cuerpos deliberantes o cargos a elegirse.
No obstante, como ya mencionamos arriba, después el presidente pareciera haber comprendido que los revolucionarios, en una democracia como la nuestra, tienen derecho a militar en el partido que les parezca conveniente. Y esto es tan cierto que, con posterioridad a aquel llamado antes mencionado, sus relaciones con los partidos aliados se desarrollaron con normalidad y excelente cordialidad. Y los resultados electorales del 2D deben haber contribuido a comprender la necesidad de reconocer el derecho de los aliados a existir y aprender a convivir y compartir con ellos.
El pedido pertinente del PCV, va más allá de la democratización interior del PSUV. Significa incorporar a los aliados que, pese al llamado a disolverse, no lo hicieron y además se mantuvieron respaldando a Chávez, a la dirección colectiva del proceso.
Estamos en una fase nueva de la historia nacional y de este intento de cambiarle el rostro a la sociedad venezolana y, en el momento de hacer cambios en la táctica, formas y procedimientos para garantizar el éxito.

No hay comentarios.: