A seis décadas del Bogotazo
Por: Armando Hart Dávalos
Publicado por Frank Díaz Rey
21 de Abril, 2008
(Cubarte).- Dentro de los grandes acontecimientos históricos que merecen hoy una especial atención porque posee excepcional importancia para los latinoamericanos, los caribeños, el hemisferio occidental y el mundo entero, está lo ocurrido el 9 de abril de 1948, en la capital de Colombia, cuando se produjo el asesinato de Gaitán y los sucesos que le siguieron y que se les conoce como “el Bogotazo’’.
Estamos conmemorando seis décadas de aquellos trágicos momentos que conmovieron al pueblo colombiano, a las fuerzas progresistas de América Latina y estremecieron el mundo político de la época. Su evocación suscita en mí recuerdos y reflexiones que quisiera compartir con todos aquellos interesados en extraer enseñanzas provechosas de la historia. Ante la quiebra de todos los sistemas de ideas de la civilización humana se impone ir al análisis del pensamiento de todos los próceres y pensadores que hayan hecho una contribución importante a la historia de la humanidad. Ese análisis ha de realizarse con independencia de condicionantes ideológicos o políticos, sin prejuicios de tipo alguno, seleccionando los mejores pensamientos aplicables en nuestra época. Para ese propósito, los cubanos nos inspiramos en el método electivo de la tradición filosófica de nuestro país que se sintetiza en la fórmula del fundador de la escuela cubana José de La Luz y Caballero “todas las escuelas y ninguna escuela, he ahí la escuela”.
Gaitán forma parte de esa pléyade de figuras de nuestra América que abrazaron la causa popular y trataron de desarrollar una acción consecuentemente radical por vías legales y terminaron siendo asesinados o derrocados por la reacción. Los nombres de Gaitán, Jacobo Arbenz y Allende constituyen símbolos paradigmáticos de las luchas de los pueblos latinoamericanos por su liberación y de los métodos abominables de la reacción y el imperialismo para frustrarlas.
Fue, sin duda, el líder más consecuente de un movimiento popular de oposición que estaba políticamente en ascenso. Un hombre radical, jurista eminente y a la vez convencido y radical revolucionario que se fundamentaba en el principio del respeto a la ley y en el diálogo y la búsqueda de soluciones por vías electorales dentro del sistema entonces vigente en Colombia. La lucha de Gaitán contra la corrupción y el caciquismo imperante en la política colombiana permite establecer un cierto paralelismo entre lo que él y su movimiento popular representaban entonces y lo que en Cuba representaron Eduardo Chibás y el Partido Ortodoxo en cuyas filas desarrolló Fidel Castro su actividad política.
Se debatía entonces si Gaitán era un liberal radical o un comunista. Hoy, a 60 años, lo que perdura de Gaitán son las mismas ideas que sostiene Fidel Castro desde los tiempos del Moncada, que mantuvieron hombres como Augusto César Sandino, Omar Torrijos o que sostienen actualmente Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa o Daniel Ortega.
Los cubanos recordamos siempre que El Bogotazo coincidió con la celebración de la IX Conferencia Internacional de los Estados Americanos de la que surgirían las bases de la Organización de Estados Americanos, y Fidel Castro estuvo presente allí con una representación de la Federación Estudiantil Universitaria en un evento estudiantil, y pudo presenciar y participar en aquellos sucesos.
La figura de Jorge Eliécer Gaitan junto a la de Benito Juárez y Eloy Alfaro representa una cultura jurídica proyectada hacia la liberación integral de la humanidad y que nos compromete, a partir de ese legado, a encarar el desafío de llevar a cabo una elaboración teórica que nos permita avanzar con paso firme hacia esa aspiración que se ha denominado socialismo del siglo XXI. Lenin, un genio de la política práctica dijo que no había revolución sin teoría de la revolución. Y, de eso se trata, de extraer las conclusiones filosóficas que nos permitan dar fundamentos sólidos a un socialismo autóctono fundado en las realidades de nuestro tiempo y de nuestros pueblos. Ha ido quedando atrás, para siempre, el “socialismo” del siglo XX europeo, aquel vencido “socialismo real” que no lo fue porque, precisamente, no fue socialismo.
Estamos llamados a estudiar aquellos dramáticos sucesos y las consecuencias que de ellos se derivan para la lucha de los pueblos en estos comienzos del siglo XXI. Como he señalado en otras oportunidades asumimos aquella práctica acogiéndonos a una antigua institución jurídica del derecho romano de que las herencias podían recibirse a beneficio de inventario para no cargar con las deudas. El pensamiento social original de Marx, Engels y Lenin, tras la muerte de este último, fue conducido a un proceso de degeneración que acabó perdiendo todo sentido real y se transformaron aspectos esenciales de sus ideas, precisamente, en todo lo contrario de su verdadero significado.
En ese inventario, además de las esencias del pensamiento de Marx, Engels y Lenin podemos incluir a Rosa Luxemburgo, Antonio Gramsci, José Carlos Mariátegui, Julio Antonio Mella y el Che Guevara y el de Fidel Castro entre otros que tienen como fundamentos las ideas latinoamericanas y caribeñas que representan Bolívar, San Martín, Sucre, Martí, Juárez, y los grandes pensadores socialistas del siglo XX. Porque lo que ha triunfado es, precisamente, la expresión latinoamericana a favor de la unidad y de desempeñar un papel en el mundo bien diferente al de las últimas décadas.
¡Gloria eterna a Gaitán! y desde el ejemplo que ofreció la población de Bogotá orientemos nuestra acción teniendo como guía la virtud, el honor y el derecho. Trabajemos todos los latinoamericanos y caribeños para que nuestra América haga resplandecer ante el mundo los principios de solidaridad, amor e igualdad para todos los hombres sin excepción, y lo podemos hacer inspirados en el concepto martiano “Patria es humanidad”.
Gaitán y su ejemplo están vivos en el pueblo colombiano y en todos los pueblos de Nuestra América, como nos llamó Martí, para diferenciarnos de la otra, la que no es nuestra.
Con estas ideas podremos hacer frente a los graves peligros que amenazan a la humanidad y abrir cauce a las aspiraciones de millones de personas en todo el mundo a favor de un mundo mejor.
Estúdiese lo acontecido entonces e investíguese el hilo conductor que nos lleva a través de una historia de seis dramáticas décadas para Colombia que amenaza serlo hoy para toda nuestra América y el hemisferio occidental e incluso el mundo. Cuando se cumplen 60 años de su asesinato y del Bogotazo, debemos recordar con atención las expresiones en defensa de los derechos populares y a favor de las ideas más avanzadas de su tiempo que se levantaron allí por la población colombiana. Herederos de ese luminoso legado los pueblos de América Latina y el Caribe pueden levantar hoy como bandera de lucha los principios contenidos en la primera estrofa del Himno Nacional de la República bolivariana de Venezuela que dice: Gloria al bravo Pueblo/que el yugo lanzó/la Ley respetando/la virtud y honor.
Fuente: CUBARTE
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lunes, mayo 05, 2008
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