sábado, julio 05, 2008

EMERGIENDO DE LA ATLANTIDA AL SANTUARIO DEL ESPIRITU

DIASPORA CHILENA
Emergiendo de la Atlántida al Santuario del Espíritu

LA PACIENCIA DE APRENDER A VIVIR

VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA
M.·.M.·.
Año 5.768 - R.E.A.A.
A las pocas semanas de nacer, los pájaros vuelan, los patos nacen, los
gatos salen a cazar. A los quince minutos de haber salido a la luz, el
ternero ya se pone de pie y comienza a caminar detrás de su madre. No
necesitan aprender a caminar, volar, nadar, cazar. Por el mero hecho de
existir, disponen de todos los resortes necesarios para defenderse y
sobrevivir. Se podría decir que todas las técnicas vienen elaboradas en las
entradas de su organismo; las traen aprendidas sin necesidad de
entrenamientos: es el equipo instintivo que los conduce certeramente por
los manimos de la supervivencia.

No sucede así con el humano. Una vez nacida, la criatura humana es el ser
más desvalido de la creación. Todo tiene que aprender; con la
particularidad de que el instinto funciona espontáneamente, casi
mecánicamente; y, en cambio, el uso de la inteligencia presupone riesgos,
porque obliga al hombre a realizar un complejo proceso de análisis,
comparación, exclusión, opción, todo lo cual involucra grandes
incertidumbres e impredecibles emergencias. Y por este camino le llega al
hombre un desabrido visitante, que, como sombra nunca más se apartará de su
lado: La ansiedad

El aprendizaje del arte de vivir no se termina cuando el humano alcanza su
mayoría de edad, o al conseguir un título académico para ejercer una
profesión y ser autónomo. Porque vivir no consiste en ganarse el sustento
cotidiano o en formar un hogar. ¿Qué consigue el hombre al haber asegurado
una sólida situación económica o con haberse educado o formar un hogar, si
su corazón sigue agonizando en una tristeza mortal?

Vivir es el arte de ser feliz. Y ser feliz es liberarse, en mayor o menor
grado, de aquella ansiedad que, de todas formas, seguirá porfiadamente los
pasos humanos hasta la frontera final.

El arte de vivir consistirá, pues....

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