sábado, noviembre 22, 2008

LOS MILAGROS DE MANUEL ROSALES

Desde Venezuela


LOS MILAGROS DE MANUEL ROSALES


Inversiones “La Milagrosa”, reproduce vacas y mansiones.



ELIGIO DAMAS


A raíz de las investigaciones que se han venido haciendo acerca del patrimonio del actual Gobernador del Zulia, se puso en evidencia no sólo lo cuantioso del mismo, sino un aparente excitante sentido del humor del mentado funcionario.
Por lo que de él uno conoce, mediante sus apariciones en público, frecuentes disparates en que incurre al declarar o pronunciar discursos que más bien son dechados de galimatías, su rostro triste que, como hubiese dicho mi tía, de fingida cara de pendejo para engañar incautos, proverbial iracundia, le supone carente de disposición para el humor.
De Rosales, lo que menos se piensa es que pueda hacer uso del humor negro; pues para ello se requiere un poco de talento. Ese estilo demanda mucha acuciosidad, capacidad de observación, gusto y habilidad para la sátira, que es una práctica exigente. El rostro aparentemente bobalicón, lenguaje bobalicón sin fingimientos y burdas prácticas, como aquellas del lisonjeo mediante el regalo de costosas joyas, no parecen denunciar que haya en el personaje recursos para aquello. Pero el cinismo, que es algo así como inercial en él, le ha servido para hacer, decir cosas y hasta bautizar empresas, como quien parece hacer chistes satíricos para rejoder a los que antes ha jodido.
Pero esa caja de Pandora, “Inversiones La Milagrosa”, nombre dado a sus empresas, que se inició con una finca así llamada, en donde el ganado vacuno se reproduce como el acure, tanto que pasa de doscientas cabezas a dos mil, en menos de lo que canta un gallo, hace pensar que algo huele mal en Dinamarca. Y al escuchar las denuncias del diputado Mario Isea, según las cuales, “La Milagrosa”, se ha reproducido o clonado en un par de decenas de fincas en corto plazo y en todas éstas, el ganado también se ha multiplicado tanto como en la que dio inicio al rosario de milagros.
Pero la cosa en fincas, vacas, padrotes y becerros no se queda. La Milagrosa, convirtió a una humilde secretaria que sus servicios a Rosales presta, como a la Cenicienta, de repente, en propietaria de una mansión de más de setecientos mil dólares en la ciudad de Miami. Pero en esta nueva versión del cuento del francés Charles Perrault, la humilde y aprovechada muchachita, no se transforma en una bella dama para conquistar a su príncipe, sino que de la nada multiplica los panes, empresas y mansiones, como si fuesen las vacas de Rosales. Y lo gracioso además de admirable, es que todo se hace bajo los auspicios de la empresa llamada, no por mera casualidad “La Milagrosa”, propiedad de quien quiere cambiar la gobernación por la alcaldía, como el que hace un cambalache, con la intención de seguir pegado al corte y prodigándose en milagros.
Por el nombre puesto a la empresa que es capaz de reproducirse con velocidad inusitada y mediante aparente truculencia, Rosales pareciera mostrar una insospechable cualidad satírica. No se conformó con atesorar riquezas por procedimientos nada claros o por lo menos comprensibles, sino que se ha dado el lujo de reírse del mundo entero, empezando por los creyentes con aquello de “La Milagrosa”.
Hasta sus hermanos, según ha dicho Mario Isea, han sido premiados y bendecidos por aquella sarta de milagros. De andar hasta hace poco, según dicen, con una mano atrás y otra por delante, han devenido con prontitud en potentados.
Es obvio que el personaje no habla con sindéresis y mucho menos con pulcritud; sus ideas no solamente son escasas y excesivamente rudimentarias, pero pareciera tener un inexplicable sentido del humor. Y algo más, mientras los “sabios” economistas y técnicos de Wall Street, mataron la economía americana y volvieron al dólar un esterero y él mismo dejó al Zulia como en postración y desamparo, este político de pacotilla no obstante, ha sabido arrimar la brasa a su sardina, encontrar la ribazòn y hacer que las vacas paran más que roedores, las casas milagrosamente también lo hagan y cenicientos y cenicientas tengan sus noches de fiesta donde los sueños se hacen realidad.
Y lo que es más asombroso, nada pasa. El carrusel continúa la ronda.

No hay comentarios.: