Marchas de “periodistas”
Por Romualdo Rodríguez
profeperiodista@yahoo.es
Las recientes marchas realizadas el miércoles 27 de junio, con participación de varios sectores oposicionistas con pretensiones de denunciar una supuesta mordaza del Gobierno a la libertad de expresión, dejó muy mal parados a sus organizadores, cuyo fin primordial era crear un ambiente político desfavorable al presidente Chávez, aprovechando la realización de la Copa América 2007 en nuestro suelo y con la esperanza de que los cientos de corresponsales extranjeros rebotaran a sus países imágenes e informaciones negativas sobre Venezuela.
Otro objetivo tampoco declarado era el de crear un clima de confrontación y llevar a los propios escenarios de juegos la conflictividad, con la esperanza de que los cuerpos policiales, e incluso el Ejército y la Guardia Nacional, los reprimieran y dar, de esa forma, ejemplo al mundo de cómo “la tiranía” pretende “acallar la voz de la verdad, la voz de la libertad”. Por ello las marchas también en San Cristóbal y Mérida, sedes del torneo.
Sin embargo, no contaban o quisieron ignorar dos detalles importantes: El primero, la poca credibilidad que esos sectores oposicionistas tienen en el pueblo, que ya interpreta todas sus acciones como maniobras políticas cuartorrepublicanas destinadas a contrarrestar el avance del país mediante el proceso que lidera el presidente Hugo Chávez. Y el segundo, el dispositivo de seguridad avanzado por el ministro de las Relaciones Interiores y Justicia, Pedro Carreño, cuyo objetivo es brindar la mayor seguridad posible a jugadores y público, incluyendo la neutralización de cualquier acción que el golpismo derechista, cuartorrepublicano y cipayo del imperio pretenda adelantar en el país aprovechando el escenario de la Copa América.
Ninguna de las marchas fue reprimida, como quisieron sus organizadores. Ni siquiera vigiladas aéreamente. Fue una jugada inteligente del Gobierno. Un punto a favor de Carreño. La oposición habla de represión, de mordaza, de inculcación de libertades. Nada de eso, que quisieron provocar para los ojos de los periodistas extranjeros, se vio. Al contrario, propios y visitantes pudieron ver un excelente ejercicio de democracia por las calles de Caracas, San Cristóbal, Mérida, Valencia.
Fue una marcha, la de Caracas, con más pena que gloria. Debió ser alimentada con escasos militantes de los decadentes partidos políticos del “puntofijismo”, con las presencias de Manuel Rosales y Marcel Granier, con escasos miembros de otros gremios profesionales… fue de todo, menos una marcha de periodistas. Llegó a Quinta Crespo, discursearon sus “líderes” y se disolvió. Sólo quedan para la historia las reseñas abultadas en los medios afectos a la oposición y la rimbombancia de sus consignas.
miércoles, julio 04, 2007
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