OCURRENCIAS # 5-De un cubanito de a pie
Por Marcelo Sánchez
Se me ocurre decir y lo digo porque si no reviento alguna cosa en relación con la reciente Cumbre del Grupo de Río celebrada en Santo Domingo, capital de la República Dominicana.
El evento me ha dejado un persistente mal sabor en la boca y más abajo unos retortijones de barriga que perduran aún. En principio pensé pasarme con ficha en el escabroso tema, pero no, pondré la mía sin la intención de trancar el partido que en definitiva ya ha terminado con el nueve/nueve.
Antes que todo quiero dejar en claro algunas cosas. Es obvio que los resultados de la Cumbre han sido satisfactorio, una victoria en toda la línea para "nuestra América":
1) Se detuvo la escalada bélica en la zona del conflicto -al menos por ahora- y se quebraron los hilos del Titiritero Mayor que entre bambalinas se esforzaba por convertir a Colombia en el Israel latinoamericano.
2) El presidente colombiano, Alvaro Uribe, tuvo que reconocer su falta, pedir disculpas a Ecuador y comprometerse ante la opinión pública de la región y del mundo a no repetir nunca más, sin excusas ni pretextos, la barrabasada de violar por sus fueros la soberanía de otros Estados.
3) Ningun gobierno de América Latina, o del Caribe, apoyó la atrevida acción de Uribe por el riesgo de establecer precedente y por aquello de que "cuando veas las barbas de tu vecino arder pon las tuyas en remojo", a pesar de múltiples presiones y maniobras de tú sabes quién.
Entonces ¿cuáles son mis insatisfacciones o prejuicios? Muy sencillo: reconozco que el estilo diplomático -indispensable en el trato entre las naciones- tanto como los remilgos de la "alta sociedad" cuando se exageran hasta el ridículo me provocan una urticaria inaguantable..
El climax de la Cumbre me resultó difícil de digerir. Pudo ser más austero ante la gravedad de las circunstancias y de la gruesa artillería verbal que la antecediera. Sobraron sonrisas, apretones de mano, abrazos, meneos y manoseos.
Sin embargo a todos los protagonistas, por tan buenos resultados, aunque lo mire con reservas, puedo felicitarlos y lo hago gustoso, pero coño, el único que satisfizo mis expectativas fue Rafael Correa, el presidente del Ecuador, por la dignidad de los gestos y la elocuencia de su cara de tranca.
¡Qué me perdonen los demás!
Es que no estoy acostumbrado como cubanito de a pie que soy.
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sábado, marzo 15, 2008
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