lunes, febrero 18, 2008

CUBA LOS JOVENES Y LA REVOLUCION

ENVIADO POR CUBARTE -NR
DE LA JORNADA
PUBLICADO POR: HECTOR GARCIA SOTO

Cuba: los jóvenes y la revolución
Guillermo Almeyra

El caso del estudiante universitario cubano Eliécer Ávila es muy ilustrativo no > sólo porque Ricardo Alarcón -la segunda autoridad en la jerarquía estatal- > discutió con él sin problemas y porque, contrariamente a lo que pretendieron los > medios reaccionarios de todo el mundo, el joven no sufrió la menor represalia, > sino esencialmente porque saca a luz, con gran claridad, la cuestión candente de > la necesidad de lograr un amplio consenso nacional para dar un nuevo impulso a > la revolución cubana.> > > > El contexto mundial en que se encuentra Cuba es pésimo. La recesión en Estados > Unidos, al reducir la actividad industrial y el consumo, muy probablemente hará > bajar el precio del barril de petróleo venezolano, pero muy poco el de los > alimentos, que es estimulado por las importaciones asiáticas. O sea, la ayuda > venezolana a Cuba y otros países -incluso dejando de lado las presiones > imperialistas y las amenazas contra Hugo Chávez- difícilmente podrá ser tan > generosa en esas condiciones como lo es en la actualidad. Cuba, por lo tanto, > podría verse obligada a comprar una cuota mayor de petróleo -menos caro que hoy, > pero siempre a precios altos- en el mercado mundial. La factura por las > importaciones alimentarias, al mismo tiempo, se mantendrá, ya que la agricultura > cubana no tiene las condiciones para resurgir a corto plazo. Las restricciones > en todos los campos -en el uso de las divisas, que no pueden destinarse a viajes > de los ciudadanos cubanos al exterior, en el abastecimiento en alimentos, en el > transporte y en los insumos para la agricultura- tampoco podrán desaparecer en > lo inmediato. Las tensiones sociales, por lo tanto, se perpetuarán y, por > consiguiente, aumentarán. La escasez seguirá dando una base para la burocracia, > el despilfarro y la corrupción.> > > > De ahí la enorme importancia que adquiere la evolución política de la juventud, > no sólo porque de ella depende la continuación del proceso revolucionario sino > también porque una parte de ella es, potencialmente al menos, uno de los más > importantes sectores antiburocráticos, creativos, renovadores en la lucha por > mantener un rumbo socialista (como lo demuestra el contenido de la intervención > del joven Ávila, un muchacho de origen campesino pobre que debe todo a la > revolución y la apoya, queriendo renovarla).> > > > ¿Qué planteó éste? Que la política económica fomenta las desigualdades sociales > y golpea a los más pobres; que la forma en que está planificado el turismo, para > favorecer a los que visitan Cuba, discrimina a los cubanos y los ofende; que no > hay claridad, información, transparencia, y sobre los planes gubernamentales no > hay balances públicos ni rendición de cuentas a quienes los pagan; que los > representantes deben decir sus ideas y exponer sus proyectos y los electores > deben poder controlarlos, y pidió el derecho a conocer otros países. Dijo > también que si se les dice la verdad y se les fijan objetivos claros, los > cubanos pueden arremangarse, trabajar y aguantar las dificultades y hacerles > frente con el mismo espíritu revolucionario que ponen los que van a trabajar > como médicos o educadores, en condiciones difíciles, para obtener divisas o > ayuda para el país. O sea, criticó el paternalismo y el verticalismo > antidemocrático de los medios de información oficiales y del pesado aparato > burocrático.> > > > El sector que Eliécer expresa, por supuesto, no representa a toda la juventud: > hay también jóvenes de uno y otro sexo que aceptan prostituirse para buscar una > solución individual, jóvenes delincuentes, jóvenes -sobre todo en La Habana- > cuyo modelo de vida está en Miami o en el mundo capitalista. Además, no todos > los que, como Eliécer, piden una información veraz y de calidad, más democracia > efectiva, la posibilidad de viajar, un cambio en la política económica, lo hacen > pensando en un progreso en un camino socialista, pues se contentan > -desconociendo la realidad internacional- con la idea de un capitalismo próspero > de mercado. La juventud, como la sociedad cubana, está políticamente fragmentada > y no es homogénea, pero entre los jóvenes de origen campesino y de color es más > fácil encontrar los que comprenden todo lo que aportó la revolución a Cuba y no > creen, como muchos otros, crecidos en una larguísima crisis de casi 20 años, que > las conquistas de la misma deben darse por sentadas, son cosa común y que, por > lo tanto, ven sólo las carencias, que son reales y muchas, y piensan que podrían > tener una vida semejante a la de los estadunidenses ricos, cuando si la > revolución sucumbiese les tocaría la suerte de El Salvador.> > > > Alarcón no estaba preparado para responder y lo hizo muy mal y burocráticamente, > aunque sin agresividad, y su "explicación" sobre que los cielos se saturarían si > todos viajasen fue ridícula, porque el problema es que algunos siempre viajan y > la mayoría no lo hace nunca y, por consiguiente, hay que explicar por qué sucede > eso. No se puede responder a una exigencia legítima de transparencia en nombre > de la infalibilidad del aparato burocrático que el mismo Fidel Castro ha puesto > más que en duda. Para empezar, hay cosas que se pueden resolver de inmediato: > una información creíble y abierta, que dialogue con la sociedad, transparencia > en la marcha de la economía y de los proyectos, fin a las discriminaciones > (hoteles y playas exclusivos).> > > > En Cuba, al problema generacional -la división entre la minoría anciana que > vivió las atrocidades del capitalismo colonialista y es revolucionaria, y la > mayoría de la población que sólo conoció la Cuba nacida en 1959, más los jóvenes > que sólo conocieron la época que comenzó con el Periodo Especial- se une la > división en la juventud misma. Esto es peligroso. Hay una base para el consenso: > la mayoría de la población no quiere volver a ser colonia de Estados Unidos y, > si no es socialista, es antimperialista. Pero no hay bases propositivas para un > nuevo consenso, que sólo puede darse sobre una base autogestionaria, socialista, > democrática, antiburocrática, teniendo como palanca principal la verdad sobre > todo, tratando a la gente como adultos, no como sujetos de una dirección > omnisciente y supuestamente infalible que trabaja por el bien de todos.

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