viernes, abril 18, 2008

19 DE ABRIL DE 1810 O CÒMO MANEJAR LAS CONTRADICCIONES

Desde Venezuela



19 DE ABRIL DE 1810 O CÒMO MANEJAR LAS CONTRADICCIONES


Eligio Damas



Sabemos bien que el movimiento contra la situación imperante en la Capitanía General de Venezuela, producido en Caracas en la fecha arriba mencionada y en otras regiones del país en días diferentes, no fueron las primeras manifestaciones contra el dominio español. La primera cosa que debe quedar establecida consiste en que aquel el movimiento no fue un hecho dado sólo en Caracas, sino que se expresó en varias partes de nuestro territorio y del continente, como resultado de la descomposición del sistema colonial, deficiencia y ruptura de las relaciones económicas y la decadencia del imperio español.
Lo históricamente cierto es que fueron las primeras oportunidades, en nuestra historia que los blancos criollos, más conocidos como mantuanos, grandes propietarios de tierras y esclavos, se manifestaron acordes con una acción que, de una manera u otra, implicó una expresión de descontento contra la monarquía española. Es también digno de crédito sostener que un gran sector de esos mantuanos, hasta el 5 de julio de 1811, aún dudaron entre declarar la independencia o mantener vigente la caraqueña Junta Conservadora de de los Derechos de Fernando VII.
Hasta el 19 de abril de 1810, se habían producido diversas manifestaciones contra el orden existente en Venezuela. Federico Brito Figueroa, importante y progresista historiador venezolano, en su obra “Las Insurrecciones de Esclavos en Venezuela”, llegó a contar más de veinte. Pero todas ellas, como es obvio, significaron más una reacción contra la esclavitud que contra el sistema colonial en su conjunto. En términos de clase, fueron manifestaciones específicas contra los grandes propietarios de tierras y esclavistas, los mantuanos. Descendientes de los adelantados y primeros colonizadores del territorio nacional.
La protesta del canario Juan Francisco de León, dada en Panaquire, en el hoy Estado Miranda, sólo aspiró un mejor tratamiento de parte de la Compañía Guipuzcoana a los hacendados y comerciantes de Barlovento, lo que le reportó el respaldo lógico de los mantuanos del cabildo caraqueño y del área donde se movilizó.
La Guipuzcoana había sido designada, mediante contrato con la corona española, para manejar todo lo relativo al comercio colonial. A ella correspondía manejar monopòlicamente las relaciones comerciales de intercambio entre la colonia y España. Esta responsabilidad pasaba por fijar los precios unilateralmente. Y hasta se le asignó la tarea de perseguir el contrabando, que para la época había alcanzado una intensidad sin precedentes. E implicaba perseguir a comerciantes ricos y mantuanos que ilegalmente comerciaban con los ingleses en cifras ostensibles.
En cambio José Leonardo Chirinos, en la sierra de Falcón y Gual y España, en la Güaira, atentaron contra la espina dorsal del sistema. Sus programas contemplaron la independencia de Venezuela y la libertad de los esclavos y el libre comercio.
Desde el punto de vista clasista, el alzamiento de Chirinos, expresó básicamente el interés de los esclavos y grupos intermedios.
Gual y España, con sus protestas sociales y económicas, recogieron el deseo de todos, menos de las autoridades coloniales –opuestas lógicamente a la independencia de la Capitanía – y de los mantuanos contrarios al abolicionismo y acaparadores de tierras.
Por esto, no extrañó ni extraña el gesto del mantuanismo que salió a las calles de Caracas y La Güaira, a pedir las cabezas de Gual y España y en Coro, organizaron partidas de cacerías de cimarrones contra los afectos a José Leonardo Chirinos.
Esta experiencia confirma algo que muchos políticos, incluso revolucionarios, no deberían obviar. Lo de establecer prioridades, definir jerárquicamente las contradicciones, los aliados frente a la contradicción fundamental y las acciones inherentes a ésta.
El 19 de abril fue un acto transitorio y discreto que condujo a la formación de una Junta a nombre de Fernando VII, porque los grupos más progresistas, provenientes tanto de los mantuanos como de los pardos, tuvieron que hacer concesiones al conservadurismo mantuano para embarcarlo en aquella aventura. En otras zonas del país, como en la provincia de Cumanà, el movimiento fue más audaz y radical, llegando a declararse libre e independiente de todo dominio. Eso implicó en principio, hasta una definición frente a Caracas, capital de la Capitanía. Ese gesto, derivado de razones anidadas en el fondo de la historia, tendrá repercusiones en los primeros momentos de la guerra de independencia.
La presión, para que se declarase la independencia y la abolición de la esclavitud de inmediato, fue disminuida por la vanguardia, atendiendo a la realidad de la correlación de fuerzas en ella.
La contradicción fundamental, obviamente, estuvo representada en los actores más dinámicos y significativos de la política y economía coloniales. De un lado, la autoridad colonial, guardián de las normas del imperio y del otro, las fuerzas que coincidieron en la declaración paulatina de la independencia, en razón de mover libremente la economía, sin alterar las relaciones esclavistas.

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