martes, abril 15, 2008

PALABRAS DE CARLOS LAGE DAVILA

ENVIADO DESDE CUBA POR NR
PUBLICADO : HECTOR GARCIA SOTO

Palabras de Carlos Lage Dávila
> en el VII Congreso de la UNEAC
> 3 de abril de 2008
>
>
> Tengo la costumbre, en eventos como este, mientras transcurren las
> intervenciones escribir mis impresiones, y cuando se terminan los eventos,
> consciente de que no tiene ningún valor, las rompo. En esta ocasión, me siento

> en la obligación de decir algo y como no se me ocurre otra cosa, voy a leer
> estas notas que escribí mientras escuchaba las intervenciones de ustedes.
>
> He leído con detenimiento todos los documentos de este Congreso incluyendo los

> de cada comisión y no tengo dudas en calificarlos de profundamente
> revolucionarios y, en consecuencia, críticos.
>
> Estoy satisfecho con haber dedicado unas pocas horas de mi tiempo a lo que
vine:
> a escuchar, a aprender. Me ha sido útil oír ideas nuevas y otras, no tan
nuevas;
> me ha sido útil escuchar conceptos que me parecen correctos y otros, que
> necesito más tiempo para meditarlos. Me distancio del pesimismo de unos pocos
> -dos o tres, por suerte-; me identifico con el optimismo de muchos, la inmensa

> mayoría. Comprendo la impaciencia de todos porque es la nuestra. Me alienta la

> fe de muchos, la inmensa mayoría, o todos. Me preocupan los que piensan que
> bajos precios y altos ingresos son fruto de decisiones burocráticas y no de lo

> posible.
>
> Nada puede entenderse ni nada puede criticarse con la crudeza necesaria si
> olvidamos nuestro pasado reciente, si olvidamos de dónde venimos.
>
> Venimos de la ausencia dramática de alimentos y medicamentos, de calles
> desoladas, de noches oscuras, de doble moneda, que es como doble bandera, con
la
> atenuante de que ambas son nuestras.
>
> Venimos, y en alguna medida aún estamos, en un período histórico de casi dos

> cadas en que nos propusimos sostener un ideal de justicia que ya no era
posible
> defender. Y lo logramos, para asombro de todos y de nosotros mismos. ¿Por qué?

> Porque creemos en lo que defendemos. Porque no tememos. Porque hemos tenido a
> Fidel.
>
> La doble moral, las prohibiciones, una prensa que no refleja nuestra realidad
> como queremos, una desigualdad indeseada, una infraestructura deteriorada, son

> las heridas de la guerra, pero de una guerra que hemos ganado.
>
> Estoy convencido de que la Revolución tiene hoy más fuerza que nunca para
> encontrar respuestas a las preguntas y solución a los problemas; incluso, a
las
> preguntas y los problemas que brotan de las fecundas y lúcidas mentes de los
> delegados al Congreso de la UNEAC. Lo haremos.
>
> Me siento hoy, lo digo sinceramente, más orgulloso que nunca de los escritores
y
> artistas de Cuba.
>
> Muchas gracias.
>
>

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