jueves, abril 02, 2009

PABLO MEDINA, A LO JAMES BOND Y CANTINFLAS, ES EL AGENTE 333

Desde Venezuela


PABLO MEDINA, A LO JAMES BOND Y CANTINFLAS, ES EL AGENTE 333

Como Ramón Martínez, anda tirando el 333.



ELIGIO DAMAS



Advertencia, por razones de espacio, ¡y hay que ver cuánto espacio haría falta para hacer lo contrario!, en el título no se incluyó a Herman Escarrà, el agente 350. Como tampoco al 86 o Maxwell Smart, personificado por Don Adams, pero a éste por no considerarle con los méritos necesarios.
Otra cosa es Escarrà, conocido como el 350, por trabajar descubierto con ese número, correspondiente a la Constitución Bolivariana de Venezuela.
Mientras tuvo locos que le escuchasen, aunque todavía Ledezma en él se inspira y llama a los militares a sublevarse, sostuvo mientras iba de arriba para abajo, sin disimulo alguno, que ese artículo servía para que cualquiera se alzase contra el gobierno.
¿Y por qué, pese a ser constitucionalista, creyó y hasta todavía cree, en eso?
La antes mencionada norma, que ofrece como asidero dice:
“El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a sus luchas por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos.”
Escarrà entendió quizás que él, por lo voluminoso, encarnaba al pueblo venezolano y si acaso bastaba agregarle sumarle alguien, aunque descarnado fuese, como Ledezma, para ejercer el derecho y deber que se desprenden de lo anteriormente citado.
Sólo que el TSJ, en su oportunidad, dictaminó que la manera de ejercer lo emanado del 350 Constitucional, es el referendo revocatorio. Por esa sentencia y tantas derrotas a cuestas, quedó al desnudo. Aunque no descarnado.
Otro caso es el de James Bond, el 007, interpretado por varios actores en la pantalla grande y la pequeña, agente británico, que lucha contra todo aquello que se atraviese contra los intereses de su majestad y el capitalismo.
El personaje del genial Cantinflas, el Patrullero 777, como agente de tránsito, no siempre trabajó encubierto. Sólo lo hizo cuando hubo necesidad que colaborase para atrapar a una poca peligrosa banda de delincuentes.
Pero ante esa pléyade de agentes, hay que destacar a esta nueva figura, el 333 que encarna Pablo Medina, el mismo que fuese de la Causa R, el Polo Patriótico, PPT y últimamente del 2D, donde compartió funciones dirigentes y hasta el pan con Miguel Enrique Otero Castillo. .
Ahora, como agente libre, se ha deslindado formalmente del 2D y de quienes trabajan mediáticamente, pues no es lo suyo y hasta de Manuel Rosales, quien hoy anda en apuros, a quien sin que el pulso le tiemble, curiosamente acusa de haberse vendido en el 2006 al gobierno,.
Y esto viene a cuento porque Pablo Medina, como corresponde a un agente secreto o encubierto que se respete, en la más estricta “clandestinidad”, como el ánima sola, declaró a un diario regional que de ahora en adelante es el líder del partido político 333. El número, piensa uno, que debe ser también para que se crea que en la orfandad no anda.
La cifra además, según sus propias expresiones, se utiliza por el artículo que, en la Constitución Bolivariana, señala lo siguiente:
“Esta constitución no perderá vigencia si dejase de observarse por acto de fuerza o porque fuese derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella”.
“En tal eventualidad, todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia”.
Y es esto gracioso y sorprendente, porque Pablo Medina, está copiando a Ramón Martínez, cuando éste acudió al TSJ a solicitar la inconstitucionalidad del referendo de diciembre del 2007. En esa oportunidad amenazó el ex gobernador de Sucre, que si no se resolvía conforme a lo que había solicitado, entonces “le tiraría al tribunal y al gobierno el 333”.
Pero hay más. Cuando Pedro Carmona Estanga, levantando una página en blanco, juró para asumir la presidencia y abolió la Constitución Bolivariana y todo lo que había que abolir, Pablo Medina no le sacó el 333, sino aplaudió hasta sangrar.
Además, tampoco el 333 constitucional se interpreta como lo hace Pablo, el proceder es otro y está en las leyes. Para eso están los tribunales.
Pero este partido de Pablo no tiene parangón. Por el origen del nombre y los del hombre, sólo tiene como fin tumbar a Chávez. Es su alfa y omega. No importa que en sus declaraciones escondidas a la prensa haya “exhortado a jóvenes y líderes sindicales a que se unan a esta nueva ideología política para rescatar los valores perdidos de un país”. Pues el número le denuncia y coincide perfectamente con aquello de “Chávez, vamos por ti”. Y hasta es equivalente a ¡No es NO!
No es posible creer que eso sea suficiente predicamento o “basamento ideológico” para sustentar un partido que mire hacia el futuro. Pero si habla muy mal del estado opositor.

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