Desde Venezuela
MOISÉS MOLEIRO QUISO ASALTAR EL CIELO
Artículo escrito a raíz de la muerte de Moisés, el 16 de febrero del 2002.
ELIGIO DAMAS
Moisés, ¡si apenas ayer se nos fue Héctor Mujica! ¿Por qué no esperaste que aminorara este dolor?
Caramba Ronco, llegamos a creer, por tu entereza y alegría que serías de los últimos en irte, pese a que sabíamos de tus males corporales. Porque tu estirpe, valentía y fortaleza, nos hicieron creer que podías vencer todas las vicisitudes. Pero, quizás tu habitual irreverencia y permanente gusto por la ironía fina y hasta doliente humor negro, nos están jugando una pasada. Y ¡cuánto quisiera uno que así fuera!
Por qué tú, Quijote, que conocías los secretos del personaje cervantino, cuya palabra evocabas siempre, pudiste acceder a la fórmula secreta de la pócima para regenerar partes del cuerpo y dejar el morir para después. Y siendo así, te estarás riendo de nosotros.
¡Cuánto afecto, solidaridad y admiración generó tu condición de hombre auténtico, culto y generoso!
Tú, Quijote, figura desgarbada de Francisco Quijano, fuiste para orgullo de tus amigos, increíble personaje que quiso en vida asaltar el cielo y batirse en campo abierto con gigantes, que lo son de verdad y no percepciones engañosas de molinos de viento o simples tigres de papel. Y también un político, militante de todos los días, sin armadura, de pecho abierto y casi siempre armado de todas las palabras y las ideas que ellas expresaban, para combatir no contra nadie, pero siempre a favor del equilibrio de las cosas y por una forma de vivir como corresponde en justicia y por la supervivencia humana.
Aún joven tenías la palabra del sabio y el bagaje cultural de quien mucho tiempo estuvo entre libros y oyendo al eminente músico que fue tu padre, que Moisés también llevó por nombre. Por eso, unos cuantos años atrás, en esta Barcelona y en el Colegio de Periodistas, cuando se me escogió para presentarte en el bautizo de tu libro “La Izquierda y su Proceso”, en el cual con rigurosidad teórica, rebatías los argumentos expuestos por Teodoro Petkoff en “Proceso a la Izquierda”, dije, “este hombre tiene la rara virtud de ser político militante, encargado de tareas diarias del oficio y culto. Para él es fácil hacer un discurso político cotidiano y hasta banal, exponer con brillantez los pensamientos de Marx, Rosa Luxemburgo, Jean Paúl Sartre y deleitarnos con una amena y genial charla sobre Don Quijote de La Mancha”.
Y aquella noche, Moisés Moleiro Camero, el infatigable luchador, el hombre honesto, alegre y generoso, al tomar la palabra, por diez minutos, olvidó la política, su libro mismo y nos habló emocionado de Cervantes y su obra.
Si es verdad que está muerto, debe estar, con su voz ronca, rodeado de ángeles, cantando, como lo hacíamos antaño, “a beber a beber, en el fondo del mar...”
lunes, mayo 11, 2009
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
revolucionarios de conviccion que falta hacen muchos de esa generacion olvidados en su tncasable lucha
Publicar un comentario