DesdeVenezuela
SOBRE LA ESTRATEGIA COMUNICACIONAL DEL GOBIERNO
Respuesta afectuosa a Servio Tulio Ochoa, sobre el asunto Vladimir Villegas
ELIGIO DAMAS
Amigo, no titulé este trabajo como réplica, como se suele hacer, porque estoy viendo que éstas que se publican con frecuencia en Aporrea, parecieran tener, entre las connotaciones que la lengua la asigna a la palabra, las más violenta y brutal, la “repetición de un terremoto”. Y esta respuesta, no solo quiere ser amistosa y cordial, sino una invitación a encontrarnos y sobre todo, entendernos.
No por distraerte, ni distraer, sino todo lo contrario, como dijese Carlos Andrés Pérez, haré referencia a un cuento leído en mis años juveniles de Edgar Allan Poe, en el cual, todas las investigaciones dirigidas a determinar al asesino de una joven en un edificio de apartamentos, conducían a colocar bajo sospecha y detener preventivamente, a muchas personas extrañas que el día del hecho allí habían acudido. Nadie pensó que el victimario fuese, hasta el desenlace de la trama, el cartero que, dos veces al día, repartía la correspondencia.
El asesino era un visitante tan común que se había vuelto como parte del paisaje o del ambiente y a nadie despertó sospecha.
Hago referencia a ese cuento porque, el ocuparse de Globovisión y de los mensajes que el canal lanza, se ha vuelto un asunto tan común entre nosotros, para los medios oficiales y quienes en estos tienen programas, que por mucho que uno trate de llamar la atención sobre ese asunto como una “estrategia comunicacional” inconveniente, no logra que nadie ponga la mira sobre el cartero. Pareciera que fuésemos unos satélites del canal de Ravell y él pusiese toda la fuerza para movernos y decir o hacer, lo que haya que hacer o decir, todos los días.
Servio Tulio, permíteme que te llame así, porque somos compatriotas y tú también me trataste con confianza, afecto, mucha delicadeza y hasta me llamaste amigo, pero también, porque como oriental y cumanés para más señas, suelo ser “muy liso y hasta salido”, “no me hace falta salir de Caracas”, como titulaste tu artículo, refiriéndote a mi, pues eso hice hace un cerro de años, para residenciarme en Barcelona.
Lamento que sólo te llamó la atención lo formal del texto que citaste, en el cual expresé que coincidía con Villegas. Dije en efecto, que coincidía con el mencionado periodista, sobre todo en aquello de “la ayuda que no pocos programas de VTV le dan al trasmitir febrilmente fragmentos de su programación”. Servio Tulio, para el suscrito, esto es lo medular del asunto de la cita que haces de mi artículo. Y completado por aquello de “Hay unos cuantos programas, que con buena intención, pero también muy cómoda manera de llenar espacios, así proceden…”
Es posible que Villegas, esté “cerquita de la talanquera o ya la cruzó”, como con gracia y originalidad expresas el asunto. Eso lo piensa mucha gente, lo que a él no parece preocuparle. Pero lo que me interesa y mortifica, es la actitud comunicacional y política nuestras frente a la conducta del canal televisivo de marras.
Y esta opinión, no es de mi originalidad, ni es la primera vez que la expreso. Hace ahora un año, en mayo, nuestro amigo y personaje de mucha significación, Vladimir Acosta, abordó este asunto en un programa de RNC. En esos días, alentado, por este hecho, en un artículo titulado “De la estrategia comunicacional del oficialismo”, que apareció en Aporrea.org el 28-05-08, celebré que Vladimir Acosta, analizase “críticamente el asunto y llamase a nuestros comunicadores y programas audiovisuales, a no seguir detrás del adversario; a negarse a continuar permitiendo que éste les imponga lo que deben discutir y ventilar; a estar a la defensiva permanente y haciéndole de portavoces”.
Antes, el 04 de abril del 2008, publiqué en Aporrea.org, un artículo bajo el título “A Globovisión con la Rosa de los Vientos”, donde manifesté que “en la confrontación ideológica por establecer los caminos para alcanzar nuevos estadios en la sociedad venezolana, cada quien se verá tentado a llamar la atención sobre algún opositor y sus opiniones, cuando ello sea conveniente; sobre todo porque haya alcanzado cierta trascendencia y sea necesario desmontarle el discurso. Pero volverse obsesivo, tanto como para llamar la atención sobre aquel, las cosas que dice, cuántas dice y lo que muestra a un universo que poco le para o pone atención – me refería al chavismo y todo lo que gira a su alrededor-, puede resultar un remedio peor que la enfermedad”. Y dije aquello “pese a que una sola golondrina no hace verano o como en un momento dijo el presidente Chávez, citando a un poeta brasileño, un solo gallo no hace el amanecer”.
Eso, Servio Tulio, es lo fundamental de la cita de mi artículo que hiciste. Y el hecho que Villegas, esté entre primera y segunda o del otro lado de la talanquera, haga esa observación con la cual coincido, no le quita a ella su validez. Es más, debatir este asunto importa más que el rumbo que, en definitiva, tome el hijo del viejo y legendario Cruz Villegas.
Como verás compatriota, no dije aquello por un arranque emocional, pese a que manifesté que no me preocupaba que me manualizaran con Villegas.
Lejos estoy de ser experto en comunicación, pero entre las elementales cosas que aprendí en la vida, con buenos resultados, era aquella de quitarse un sobrenombre o apodo no atendiendo por él y menos calentarse. La mejor forma de opacar a alguien es no tomarle en cuenta. Sólo debe atenderse lo puntual, trascendente y hasta sin hacer mención a personas, si fuese ello posible. En lo que respecta al sector importante, desde la perspectiva de nuestro proceso, que influye Globovisón y está en la oposición sin justificación, como esa que “vive bajo los puentes”- esa es otra discusión- debemos llegarle mediante el diseño de políticas que abarquen muchas cosas. El rival lo que hace es aprovecharse de nuestras debilidades. Tú mismo haces mención de alguna de ellas.
Esto no está en contradicción, como lo dejé establecido, con que el Estado aplique la Ley con equilibrio y justicia cuando a ésta trasgredan y con el criterio que ambos compartimos, según el cual el canal de Ravell, desmedidamente está dedicado a promover acciones conspirativas.
Pero resulta que al planteamiento que, como aquí expresé, también lo hizo Vladimir Acosta, quien por fortuna goza de mucha credibilidad y audiencia entre los revolucionarios y bolivarianos, le pasa lo del cartero de Poe, pareciera formar parte del paisaje o ambiente y no atrae la atención.
Con todo mi respeto y afecto de compatriota y compañero de la misma causa.
domingo, mayo 24, 2009
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