miércoles, noviembre 18, 2009

OBAMA EN EL ASIA, UN OPTIMISMO ESCEPTICO

Saludos para todos. Lorenzo Gonzalo
Obama en el Asia, un optimismo escéptico
Por Lorenzo Gonzalo,
18 de Noviembre del 2009



El Presidente Obama en su visita al Asia se ha concentrado fundamentalmente en dos temas: el calentamiento y la economía global.



China ha respondido con un nivel de cooperación diferente al que ha tenido con otras Administraciones. Entre las novedades y para bien de la humanidad, ambos países se han comprometido en adelantar políticas que contribuyan a detener el calentamiento.



En el orden de la economía, el Presidente Obama ha dicho que China y Estados Unidos no son rivales económicos, sino dos entidades cooperantes y complementarias.



La otra información que tenemos y ya la hemos comentado, es que China ha tomado medidas que contienen la devaluación del dólar y ha dado indicaciones de que permitirá que su moneda participe de ciertos niveles de flotación en el mercado, despojándola de esa manera de la devaluación forzosa a que la tiene sometida, lo cual hace más difícil la competencia del dólar y otras monedas como el euro, en las transacciones comerciales, distorsionando a mediano y largo plazo, la propia economía china, que realiza sus transacciones internacionales, dentro de una dinámica pura de mercado. China también es parte de las especulaciones bursátiles en el juego de las bolsas mundiales, convirtiendo su economía en un delicado híbrido, que no responde del todo a las tendencias del desarrollo económico existente. En su comercio exterior está sujeta a las mismas reglas que el resto de las naciones, excepto que la devaluación forzosa de su moneda, favorecida por su aislacionismo interior en lo referente al mercado laboral, le da beneficios de competencia, de los cuales no pueden disponer los demás.



Dado el nivel del desarrollo alcanzado, China parece que se halla en una etapa donde se ve obligada a adecuar su economía a las realidades. La más importante de ellas es la creación urgente de un poderoso mercado interior. Dentro de ese esquema, el Gigante Asiático podrá poner en marcha su proyecto socialista, superando las fallas actuales que pueden conducir a equivocaciones peligrosas, entre ellas las condiciones humanas de ese mercado laboral interno.



Dentro de ese marco, sin dudas que China y Estados Unidos, por la envergadura de sus mercados, podrán ser economías complementarias y avanzar en beneficio de la economía mundial. Si China logra elevar aún más los niveles de vida de los 300 millones de habitantes que ya se han beneficiado con sus políticas y además alcanza a incorporar unos cuantos millones más de los mil millones doscientos mil, que componen su territorio, se pudiera convertir en el aliado más importante de Estados Unidos, amén de que en estos momentos es su principal acreedor. Por supuesto, esto sólo pudiera ocurrir en un escenario donde Estados Unidos abandone su política de dictar pautas sobre la dirección política y la estructuración interna de las economías de otras naciones.



Por las recientes declaraciones de Obama y la de algunos miembros de su Ejecutivo, su Administración parece entender la necesidad de cambiar el estilo y la retórica de las relaciones internacionales y consolidar con China unas relaciones que serán necesarias para levantar el orden económico mundial nuevamente. China por su parte puede demostrar que el socialismo es posible si consolida una economía de menor asimetría distributiva y alcanza un mayor desarrollo en las oportunidades sociales para sus ciudadanos. Para ello también deberá crear bases de continuidad que marchen al margen de imposiciones y decretos y sin el uso de represiones innecesarias.



El otro aspecto que Obama pudiera haber alcanzado en su gira es que el tema de Afganistán fue tratado a puertas cerradas con el Presidente Huntao.



Geográficamente China tiene una franja fronteriza con Afganistán y económicamente, posee una gran inversión en la extracción de cobre. Su franja fronteriza de unos 80 kilómetros aproximadamente, llamada Corredor de Wakhan, pudiera servir para transportar tropas de la OTAN, de acuerdo a comentarios de algunos oficiales chinos. China por su parte está conciente de la necesidad de construir infraestructuras en esa región para asegurar la estabilidad de sus pobladores. Una sus grandes preocupaciones en estos momentos, es asegurar que los talibanes no retomen el poder.



La gestión de Obama en Asia no sólo demuestra su intención de universalizar el sentido de las relaciones bilaterales sobre base de respeto, sino también apunta a terminar con una guerra que de acuerdo a sus palabras ha drenado la economía estadounidense. Según sus palabras dice estar decidido a “terminar este juego” y no permitirá que esa guerra sea heredada por otra administración.



De acuerdo a la información disponible hasta el momento, las mismas indican que hay ligeros progresos en las relaciones entre Estados Unidos y China y por primera vez este último país, parece dispuesto a dar pasos concretos para ayudar al fin de la guerra en esa región fronteriza.



Sin embargo, considerando las posiciones de las fuerzas conservadoras de Washington y su conspiración permanente para minar las gestiones del Presidente, teniendo como ejemplo más reciente la situación de Honduras, debemos esperar con la misma parsimonia y paciencia que ha ayudado a engrandecer la milenaria cultura china.



Si la expresión pudiera valer pudiéramos decir que, frente a los acontecimientos actuales, debemos tener un optimismo escéptico.

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