Desde Venezuela
SIETE SON LAS BASES, SIETE LOS PECADOS CAPITALES
Parte I
Este estoraque es cual el expediente de Uribe.
ELIGIO DAMAS
1.- Lujuria por Palanquero
Álvaro Uribe, en verdad no parece lujurioso. No se le conocen debilidades como las de Bobby Clinton, quien teniendo a Hilary tuvo su Mónica Lewinsky. ¡Y cómo le tuvo! Pero si cara de yo no fui. De sibarita y carajito poco íntegro. Cizañero es a carta cabal y de suma conocido. Evasivo, tanto que responde después, cuando nadie lo espera. La verdad y él, parecieran aceite y agua. Uno siempre lo ha imaginado en la escuela llevando leña de los compañeros por chismoso. Cuando envolvió a Chávez en aquello de traer de las montañas a los secuestrados, se comportó sin duda alguna de manera lujuriosa, lasciva. Entre él y Juan Manuel Santos, uno no sabe cual de los dos goza más con la lujuria del poder o el poder lujurioso.
Pero podría ser también un lujurioso reprimido, si es que le damos a la palabra sólo la connotación sexual que envuelve. Porque hacer las cosas a escondidas, las que tienen que ver con la lujuria, es lo usual. Como a Uribe le fascinan oscuridad y patraña, porque estas bien se llevan, no es descartable que le meta a la lujuria, en su acepción sexual, aunque sea eso que los venezolanos llaman un pajizo mental.
2.- Gula por Apiay
Quizás, Uribe, no esté entre quienes cometen el pecado de la gula. Se piensa así, porque éste está relacionado con lo de comer en exceso. No obstante, en la creencia y lenguaje populares, por lo menos en Venezuela, se come con los ojos. Y por ese proceder, un tanto coherente con algo dicho arriba, en el caso lujurioso, se podría pecar de gula con mirar. Por algo, coloquialmente se habla de miradas que matan. Según un viejo cuento, alguien después de observar un aparador de comida y ver pasar una mujer descomunalmente buena, murió al instante. El diagnóstico dijo: muerte por hacer el amor acabando de comer.
¿No se ha percatado lector de la aguda y penetrante mirada, en veces cargada de ira mal disimulada, por encima de unos lentecitos al aire, de quién a Colombia, la que libertó y fundó Bolívar, vendió a los gringos, sin que allá nada se supiese, como denunciase el ex presidente Samper?
De que come come. Aunque todo se le vaya en remordimientos y los depósitos en las islas Caimán. Los gringos, por debajo, dicen que come como lima nueva a la hora de cobrar honorarios. Por algo los venezolanos solemos decir “no engorda por la mala intención”.
3.- Avaricia por Malambo.
Para meterse en asuntos peligrosos y deleznables como el de la droga, hay que tener una dosis fuerte de avaricia. La ganancia fácil de sumas cuantiosas pues, en gran medida está asociada a la avaricia. Las clases dominantes del capitalismo y especialmente quienes a la cabeza del imperio están, los verdaderos, aquellos que tienen a su servicio a los Obama, sufren – eso mismo – del pecado del avaro. ¡Qué cosa curiosa, nuestro personaje lleva por nombre Álvaro! Unos y otros, los primeros y los segundos cuadran, se insertan muellemente, se necesitan, para saciar su sed de riquezas.
Y el enriquecerse siempre ha sido, será un acto arbitrario que lo mueve la avaricia y se vale de fuerza y abuso.
Venezuela, para recordar a Nicolás Guillén, “tan amargo, tan amargo, tu petróleo, que a azúcar cubana sabe”. Ese petróleo de los venezolanos, siempre ha estado en la mirada avara y zahorí de gringos acaparadores del capital. Y Uribe, aparte de otros motivos, como un número clave, 82 creo, en una lista maleva, es paciente del mismo mal. Su tajada quiere, para cuando le den su carta de buena conducta, irse para allá, a divertirse con y como el ratón Mickey y el pato Donald.
Por eso no le apena meterse con Venezuela y menos vender, lo que tanto le costó a los libertadores, como si se tratase de una bolsa de crak o panela de hierba, para que la “insolente planta del extranjero, holle nuestros territorios”.
viernes, noviembre 20, 2009
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