sábado, octubre 17, 2009

CUBA Y USA UN TORNEO DE AJEDREZ

Cuba y USA un torneo de ajedrez
Por Lorenzo Gonzalo, 15 de Marzo del 2009

Las relaciones políticas entre países se desenvuelven sobre un tablero de ajedrez.

La soberbia puede intentar opacar esta realidad, pero la necesidad de vivir con el otro, algo obligado no sólo entre países sino entre las personas, demanda hacer concesiones.



Cuba, en su relación con Estados Unidos ha estado limitada por la supremacía militar y económica de esa nación, capaz de paralizar y en el menos doloroso de los casos, retardar la economía de la Isla. Desgraciadamente ningún país tiene la capacidad para vivir plenamente en la autarquía. Bajo las limitaciones impuestas a Cuba por Estados Unidos, el país se ha tenido que convertir en un laboratorio político y sociológico.



Ni siquiera los países de grandes extensiones territoriales, con variedad de climas y recursos, pueden en la actualidad prescindir del otro. La tecnología ha complejizado la producción a tales extremos, que las propias fuentes originarias dependen de otras variedades técnicas y recursos, que difícilmente son todos accesibles dentro de los límites de sus propios territorios.



De todos los países, quizás el que mejor podría soportar un corto período de autarquía, es Estados Unidos. La disposición de enormes infraestructuras y su capacidad para ofrecer niveles de vida generales, a tono con la irracionalidad hasta hoy sostenida, permitiría quizás un aislamiento de relativa duración, sin necesidad de confrontar peligrosas conmociones sociales. Pero todo esto es pura especulación y habría que considerar si los patrones de convivencia y la conciencia ciudadana de esa sociedad, sería capaz de entender y lidiar con semejante situación, aceptando niveles de vida que, aun cuando muchos ricos de países pobres los envidiarían, quizás no serían fácilmente aceptados por mentalidades criadas en el derroche.



Cuba, sin recursos ni poderío económico alguno, aun sin resortes represivos comparables a los utilizados bajo grandes tiranías, dictaduras violentas, cometer masacres o poseer sistemas carcelarios carentes de puertas de escape, ha logrado sobrevivir y aun llevar a cabo ciertos debates conceptuales y prácticos, para encontrar soluciones y hallar diferentes caminos de producción y distribución. Esto ha sido posible en medio de la brutalidad agresiva de Estados Unidos.



La solidaridad internacional y la paulatina acción de las autoridades cubana, poniendo al desnudo las etapas y circunstancias del proceso, con sus errores y aciertos a medias, precisamente por las dificultades y la improvisación inevitable, han oxigenado a la Isla y facilitado su permanencia a pesar de la falta de medios materiales. No obstante, el deterioro de todo ese período, por la magnitud de su duración, quizás no pueda ser jamás cuantificable.



Sin caer en la retórica de aceptar la existencia de de una voluntad generalizada, más allá de la pura acción personal, de grupos o individuos, capaz de mantener una cohesión social por encima de las deficiencias personales, no hay dudas que la esperanza alcanzada por la sociedad cubana, fundamentada en cierta seguridad social y la confianza en el discurso, han mostrado que pueden aunar voluntades sociales numerosas, capaces de mantener la cohesión del medio.



Esta autarquía social ya probada por Cuba, así como la supuesta autarquía económica en la que pudiera aventurarse Estados Unidos, también tendría límites. Todos los fenómenos sociales indican que los deberes se debilitan cuando se pierden las esperanzas. Para satisfacción de los cubanos, la solidaridad mencionada y la capacidad del gobierno en sus diversas etapas, para adecuar las dinámicas estructurales sin urgencias, pero a pasos firmes, les está permitiendo vislumbrar nuevos horizontes y ha despertado nuevas esperanzas. Solo que esta vez, las esperanzas confían en la llegada de los logros materiales concretos que durante años han esperado. Esa confianza se refuerza además peligrosamente, en que el mayor limitante que hasta hoy ha complicado una solución eficiente, Estados Unidos, se presenta como un animal más dócil.



Parte de ese proceso solidario recibido por Cuba, tiene su origen en la protesta de muchos países, frente al abuso del poderoso hacia el más débil. Otra cara de la solidaridad, llegó de los países pobres y subdesarrollados, que se apresuraron a identificarse con uno de los suyos. La penúltima etapa de ese proceso nació por el despertar de las conciencias en los países desarrollados, como parte de un proceso racional, frente a evidencias que demostraron un abismo en los procedimientos autoritarios del antiguo Bloque Soviético y el criollismo socialista cubano. La última etapa está naciendo en Estados Unidos, donde la prensa no ha podido encubrir por más tiempo las necedades de un grupo revanchista de origen cubano, que ha manipulado inmoralmente la política exterior de su país, aun después que ciertas concepciones sobre dominación extraterritorial han comenzado a ser abandonadas por la opinión pública estadounidense. En este cambio ha jugado un importante papel la prensa alternativa y la universalización de las fuentes de información.



Este nuevo escenario ha propiciado que los contendientes se sienten por vez primera, frente al tablero de ajedrez. Las blancas son de Estados Unidos, equipo a quien corresponde las primeras movidas. Hasta hoy, las jugadas han sido lentas, quizás por el ruido de quienes son desafectos al jugador de turno. El equipo cubano no tiene mucho que hacer mientras las fichas no se muevan. Ante la pobreza de la salida norteña, la respuesta cubana también es imprecisa.



A los funcionarios estadounidenses en la Isla les han permitido visitar a los nacionales cubanos que tienen ciudadanía de Estados Unidos, en cambio no han autorizado ampliar las limitaciones de movimiento propuesta por Washington para los funcionarios de ambas oficinas de intereses en los respectivos países. Quizás Cuba se niegue por razones de seguridad, pues los funcionarios de Estados Unidos han insistido en reclutar nacionales, crear fuentes de ayuda con fines políticos y apoyar actitudes de desobediencia civil y aun labores orientadas a la desestabilización del estado cubano. Sin embargo, otras movidas, ininteligibles e incomprensibles para el mundo que rodea la Isla, se manejan con torpeza o responden a antiguas prácticas fundamentadas en el anacronismo soviético del “castigo social” o la más antigua aún, del ostracismo feudal.

Recientemente a una bloguera que ha sido utilizada por la prensa enemiga del gobierno cubano, Yoani Sánchez, se le negó el permiso para recoger un premio que le concedieron los mismos sectores que alimentan esa prensa. No voy a juzgar a la mencionada bloguera, que además de ser utilizada, se deja querer por los medios que tradicionalmente han sido enemigos del gobierno cubano, pero sí debemos señalar que su discurso, aunque utilizado por esos enemigos y aun en el caso de considerarse ella misma, enemiga jurada del gobierno y quizás del proceso mismo, es de una racionalidad potable para los espectadores ajenos al conjunto de las informaciones sobre Cuba. Haberle permitido salir, quizás hubiera sido la típica jugada del sacrifico aparente de una ficha, que abriría camino para mejores ventajas.



Demostrarse uno mismo la capacidad para la sobrevivencia puede conducir a veces a abusar de las propias fuerzas.



Estados Unidos ha apostado por años a su capacidad para el aislacionismo y a su poder para actuar desde la distancia. Esa conducta está siendo desafiada por la realidad que se ha encargado de debilitar dichas facultades, las cuales nacieron de factores circunstanciales y recursos finitos. Un nuevo gobierno y una sociedad más preparada, laboran hoy para apartar el país de esas prácticas. Aunque el nuevo Presidente no ha podido hacer casi nada en ese sentido, su discurso las lamenta y critica.



Hay cosas en la vida y en la política que parecen esenciales y no son más que lastres retardatorios para el cauce del navío. Lamentablemente en política estos asuntos muchas veces no dependen del capitán del barco sino de los maquinistas y navegantes.



De todas maneras y a pesar de las buenas o las malas jugadas, todo parece indicar que los jugadores seguirán sentados frente al tablero de las blancas y las negras.

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