lunes, octubre 26, 2009

JOSÉ ROCA ZAMORA, UN PERSONAJE FASCINANTE

Desde Venezuela


JOSÉ ROCA ZAMORA UN PERSONAJE FASCINANTE

ELIGIO DAMAS


Cuando hizo sus primeras piezas con arcilla, con materiales de los alrededores de Caicara de Maturín, el abuelo materno don Vicente Zamora le enseñó a construir un horno para cocinarlas.
- Joseito (díjole el viejo al niño), haga un hueco en la tierra, coloque dentro sus piezas; cubra estas de boñiga de vaca y déle fuego; luego cubra el hoyo con una lámina de zinc; esparza sobre ésta de nuevo boñiga y enciéndala.
Al día siguiente, muy temprano, a la misma hora que en aquel pueblo campesino empezaban las faenas, Joseito extrajo sus piezas y sintió placer con el sonido limpio de la arcilla templada y la utilidad de aquellas.
El viejo don Vicente Zamora, un artista y artesano a la medida de la próspera Caicara de los primeros años del siglo; la arcilla de aquel pueblo oriental, la mejor del mundo, que toda la vida fue el insustituible material para las creaciones de José Roca y el pueblo mismo, son los elementos más importantes que unidos al talento y a la fascinante modestia del individuo, definieron la calidad de este artista y lo que fue su admirable empeño en el trabajo creativo.
JOSEITO ROCA ZAMORA, hijo ilustre de su pueblo por decisión del Concejo Municipal del Distrito Cedeño en 1.977, recibió más de 20 premios y reconocimientos y superó la cifra de cincuenta exposiciones colectivas e individuales. Su obra escultórica fue cuantiosa y también intensa su actividad docente. Y es inexorable que, toda esta larga historia de premios y exposiciones y de enseñar muchachos, José Roca Zamora la vinculase al PUEBLO y al ABUELO.
"Cuando me gané el primer premio para estudiantes de escultura en el Salón Michelena, en mi primer año de escuela, hubo entusiasmo en el pueblo y en todos los rincones me felicitaban", me dijo con al alegría.
Y Caicara en todos sus estratos, se sintió contenta y premiada porque el hijo de JOSE LIBRADO ROCA, el barbero y dibujante de rótulos y tablillas, se ganó un premio allá en Valencia. Fue como la patente de corzo para que sus amigos y los pocos miembros renuentes de aquella familia ganada para el arte, sin entender todavía, por lo menos aceptasen que había algún mérito en eso de ser escultor y moldear la arcilla de Caicara.
En Caicara hubo mucho revuelo y sus habitantes parecieron entender que en aquel premio había algo significativo para el pueblo. Tres telegramas llegaron aquel día al poco locuaz telégrafo de Caicara, desde la lejana Valencia y esto le dio mayor gravedad al asunto. Y en el pueblo dijeron todas las voces "salió en todo como su abuelo, el viejo Vicente Zamora".
Cuando Joseito Roca llegó a Valencia y entró a la Escuela de Artes Plásticas Arturo Michelena, llevaba escondidos dentro de su humildad, además de su talento y atrayente sensibilidad, el grato sabor de las cosas y los aires de Caicara y el compromiso de ser el nieto de aquel artista que tallaba santos en madera, cabezas de personas y diseñaba monturas y demás aperos para bestias y repujaba con arte el cuero y era diseñador de cuantas cosas podían entrar en la cabeza de la gente de su pueblo agrario y pastoril y que aún le quedaba tiempo e interés para estimular las ya exquisitas manifestaciones artísticas y artesanales del nieto.
En Valencia aprendió con notables maestros como Claudio Miró, escultor español con obra en el Museo del Prado y "a quien debe una gran cantidad de conocimientos", como nos dijo con emoción nuestro artista; con Braulio Salazar, premio nacional de Artes Visuales 1.981; Pedro León Castro, pintor figurativista, Premio Nacional de Pintura; Eulalio Toledo Tovar y Mauro Mejías.
Pero cuando hablaba del aprendizaje alcanzado con esos maestros, de su feliz tránsito por la Escuela de Valencia, no podía impedir que su pensamiento retornase a la Caicara del pasado y a su fabuloso ABUELO, de quien tomó los instrumentos de esculpir y las lecciones primeras para manejarlos y para el uso del horno.
Uno se sentía magnéticamente atraído y como atrapado por su personalidad que se percibía fácilmente generosa; por su sencillez cuando nos hablaba de arte y su identificación con lo que creaba. Por su obra que no le hizo concesiones al mercantilismo, por su trabajo que no necesita firmas para que se reconozca en él al talentoso hijo de Caicara y amigo de nosotros.
¡No hay duda, es bello haber tenido un abuelo como el viejo de Caicara don Vicente Zamora! ¡Tampoco haber sido amigo y compañero de trabajo de José Roca, quien murió en Puerto La Cruz, el 6 de diciembre del 2000, hace ya casi nueve años!

No hay comentarios.: