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From: Winston Orrillo Ledesma
Sent: Friday, June 16, 2007 4:35 PM
Subject: POR EL DÍA DEL PADRE
Permítanme enviarles un añoso poema para mi padre, en homenaje a todos los de ustedes, y con motivo de conmemorarse esta fiesta.
( OJO: Vicio de poeta: ya, esta versión, se halla modificada respecto a una que envié, anoche
mismo: poesía, vicio de la palabra).
A MI PADRE LO VEO...
A mi padre lo veo entre el escombro
de tanta y tanta vida cicatera.
Su rostro ya no tiene los arcanos
que alguna vez mis ojos columbraran.
Todo se está volviendo más sencillo:
este claro lenguaje de mi origen
y la risa rosada de mi madre.
Tantas casas y voces y penumbras
¡y la misma distancia nos abruma!
Nunca pude acercarme a quien me diera
con sus brazos antiguos el encargo
de vivir estas horas, este día.
¡Qué lejos estuvimos -y apretados-
en la misma morada, padre mío!
Tú en las brasas ariscas de un oficio
que, fulmíneo, tenaz, te cercenaba;
y el poeta, imantado, mientras tanto,
sí, tan lejos del viento que te hería.
Alguna vez, a veces, conversamos:
ya no recuerdo, padre, en qué silencio.
¡Nuestras voces, jamás, zarparon junto
bajo el agrio sistema de los lobos!
Sin embargo, de lejos, yo, seguro,
pues mis pasos, contigo, discurrían.
¡Cuántas veces viví lo que soñaste:
desempeñé tu oficio y tus caídas!
Yo sentía que el viento me contaba
de tu intacto rincón desconocido.
Esta voz, esta frente, estos agravios,
eran tuyos, totales, sin ambages.
El espejo del alba y sus barajas
devolvía a mis ojos tu semblante:
tus carencias que entonces comprendía
anudadas a mí, sin duda alguna.
Por todo lo que entonces no dijimos
hoy comienzo a solfear de esta manera.
WINSTON ORRILLO
Lima, 1968
Del libro "Orden del día", publicado en la Editorial Losada, de Buenos Aires, en 1968.
Allí lo leyó el gran poeta peruano Alberto Hidalgo, exiliado a la sazón en la patria de
Borges. El inmenso vate arequipeño tuvo (algo muy suyo) el poco frecuente gesto
de escribirle a ese principiante del verso que era yo, y concluyó su carta (hecho que
pinta de cuerpo entero al más universal de los liridas surperuanos), con una frase inol-
vidable: "lo mejor que puedo decirle es me gustaría a mí haber escrito su poema".
Hidalgo tiene, asimismo, un poema a su padre, que es una presea.
sábado, junio 16, 2007
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