El problema del trostkismo
Por: J.R. Meza Díaz Fecha de publicación: 27/08/07
Yo tuve una militancia, si se quiere fugaz, en el trostkismo. Fue por los años 1983, 1984, cuando daba mis primeros pininos en la UDO-Cumaná. El PST (Partido Socialista de los Trabajadores) me recibió de la mano de Armando Guerra y Ricardo Monsalve, ambos hoy sociólogos y acantonados en Caracas. Todo ese pasaje fue muy edificante; pero lo que nunca entendí fue el por qué a los militantes del PST se nos “prohibía” escuchar a Alí Primera, ser fanáticos del béisbol, bailar en discotecas y enamorar “carajitas” en los centros comerciales.Recuerdo que el gran jefe nacional del partido era un señor de estirpe nórdica, muy buen orador y economista de profesión: Alberto Franceschi. En aquellos tiempos, cuando Franceschi hablaba, la burguesía temblaba. Veinte años después, cuando el mismo personaje truena, porque tiene un vozarrón inmenso, quienes tiemblan son los oprimidos del mundo. Alberto Franceschi terminó convertido, nada más y nada menos, que en el adláter de Henrique Salas Römmer y en pieza clave de las oligarquías golpistas contemporáneas.Consecuencialmente a esta mutación tan terrible, comencé a escuchar y a leer que el trostkismo en el mundo se acomodó a los intereses imperiales, y que por eso no era raro que su militancia (alta, mediana y básica) terminara de escolta de la satrapía burguesa. Hasta de espías se les cataloga; por lo que no es extraña la acusación de “agente infiltrada” que le salpica a Eva Golinger por su trabajo investigativo en los EE.UU.: La señalan de ser “trostkista”.Como quiera que carezco de mayores elementos de juicio para ponderar esta situación, y en vista de que a uno nunca lo abandona “el amor” por los viejos tiempos, le pedí a Ricardo Monsalve me diera luces sobre el tema. “Es la patraña histórica que acuñó el Stalinismo para pulverizar después de su muerte a Lech Davidovich Bronstein, por ser el único que profesó lealmente el marxismo-leninismo, y ello representaba un peligro para los partidos comunistas del mundo que desde Nikita Kruschow le vendieron su alma al diablo”, me dijo Ricardo.Pero hoy la situación vuelve a hacerse latente en Venezuela. Por una parte, la corriente trostkista de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT-C-Cura) se enfrenta a Chávez en cuanto a la concepción de las relaciones Estado-Sindicatos; y por la otra el ministro del Trabajo José Ramón Rivero, trostkista para más señas, denuncia que un grupo de empleados públicos tomó por asalto la sede del ministerio exactamente el mismo día que el presidente presentaba la reforma constitucional ante la Asamblea Nacional. Casualmente, los tomistas pertenecen a la corriente “c-curista”.Por ello urge que se esclarezcan posiciones, pareceres y visiones, porque un pensamiento tan profundo y válido como el trostkismo requiere de prohombres cuya lealtad con la revolución bolivariana sea incuestionable. Como bien lo dice el exguerrillero Freddy Yépez, quien me imagino escribe en esta página desde su natal Ciudad Guayana, “el trostkismo resucita”, y es el momento estelar para ponerlo al día con la historia. ¡Bienvenidos, pues, al debate!...(jeramedi@yahoo.es)
lunes, agosto 27, 2007
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