Debate Venezolano
MI AMIGA ESCUÀLIDA ES HERMÈTICA
Eligio Damas
Ella no es una moza, pero conserva mucho de sus mocedades. Sigue siendo exquisitamente coqueta y aún atrae la atención del sector masculino y hasta la admiración y envidia de muchas de su sexo.
Hasta hace poco no le interesaba hablar ni escuchar de la política, por lo menos en los grupos de amigos; procuraba en lo posible no intervenir en conversaciones sobre el asunto y hasta frecuentemente, con disimulo, se ausentaba de toda reunión donde se introdujera el tema Demás está decirlo, porque el título ya lo informa, pese a su discreción y disposición a no dejarse arrastrar a conversaciones y hasta discusiones estériles, es escuálida sólida e inmutable.
Pero desde que comenzó la discusión de la reforma constitucional propuesta por Chávez, ha dado un viraje, puesto en guardia y declarada en pie de lucha “en defensa de sus intereses amenazados”. Pareciera ser una integrante de eso que llaman clase media que uno no acaba de entender donde comienza y termina. Tiene sus ingresos modestos de origen cristalino, un carro con más de ciento veinte kilómetros de recorrido y una casa espaciosa en una zona residencial a tono con su condición de clase.
El bombardeo mediático y la turbulencia del rumor, eso que los cubanos llamaron “radio bemba”, cambiaron de manera radical, como gusta decir al comandante Chávez, la conducta de mi amiga, quien ahora no pierde la ocasión para meter la discusión sobre el tema constitucional en cualquier parte.
Dìas atrás coincidimos en una reunión social donde se celebraba el cumpleaños de un amigo común; al encontrarse frente a mi y saludarnos con afecto y hasta alegría, me tomó de un brazo con suavidad y me condujo a un apartado sitio. Quiso que hablásemos pero solos, sin testigos ni nadie que desviase la discusión o la condujese hacia dónde ella no quería.
Empezó por preguntarme si sus propiedades, casa y carro, en verdad estaban garantizadas y no existía el peligro que el gobierno se las quitase. Le respondí lo que todos saben bien. Que el artículo 115 garantiza la propiedad privada y que lo mismo hace el Código Civil, amén de otras leyes. Respondió rápidamente con la primera cuenta del rosario elaborado por la oposición. Que la propuesta de Chávez había omitido los llamados atributos de la propiedad y creado un vacío que podía llevar al gobierno a despojar a la gente de sus bienes.
Ante ese argumento, para no entrar en una discusión innecesaria, le recordé que la Comisión Mixta, ya había anunciado al paìs que el artículo 115 seria redactado de manera que, esos atributos de goce y disposición de los bienes, quedarían como estaban. Que antes ni ahora sus bienes estaban en peligro.
Es más, le dije, la misma norma constitucional propuesta establece que los bienes sólo podrían ser expropiados por razones de utilidad pública y la pertinencia de ellas no las determina el solicitante sino el tribunal donde el caso se ventile.
Mi amiga, muy rápida, hizo desplazar la segunda cuenta del rosario, cuando para sorpresa mía me respondió, un poco tensa por momentos, aunque de inmediato volvió a su estado de aparente sensatez y cordialidad: Pero ¿qué garantías tiene uno en esos tribunales formados por chavistas puestos allí para decir y hacer todo lo que al gobierno le convenga?
Escuche amiga, el gobierno no tiene interés en quitarle a usted ni a nadie su casa. Más bien está haciendo un esfuerzo supremo para que cada quien tenga casa espaciosa. Además, ese tribunal al conocer de una solicitud de expropiación por utilidad pública, debe atenerse a una ley. Y esta, amiga mía, no la hizo Chávez, que yo sepa, existe desde muchos años atrás. Eso debió usted, si le parece injusto, reclamárselo a los viejos gobernantes.
De nuevo hizo correr otra cuenta del rosario y esta vez argumentó:
Sí, enfatizó y agregó de inmediato, el tribunal chavista interpreta la solicitud con la ley en la mano y decide que me expropien mi casa y el gobierno me la paga como si fuese una gallina flaca.
Tampoco es así la cosa. Le contesté con paciencia, porque pese a lo enojosa de la conversación, las cualidades de ella me inclinaban a la caballerosidad y la paciencia. Y luego agregué; debe quedarte claro que tus bienes no corren peligro alguno. Y te recuerdo que eso de la declaración de utilidad pública, es una ley con la que siempre has convivido y desde antes de tener tu casa. Se aplica en casos excepcionales, de urgente y perentoria necesidad colectiva. Para construir el Metro, se ha venido aplicando la ley en muchos casos. Y en otras circunstancias similares a esa.
Además, le apunté, no te la pagarían a precio de gallina flaca o marrano berraco, sino de acuerdo al dictamen de una comisión o junta de avalúo nombrada por el tribunal.
¿Y esa junta de avalúo no la formarán con chavistas para pagarme malamente mi casa que tanto esfuerzo me costó? Esta frase la soltó al mismo tiempo que hacia correr una nueva cuenta del rosario.
Amiga mía, càlmese y medite ¿qué interés puede tener el gobierno en quitarle su casa para aumentar la cifras de venezolanos sin vivienda?
Yo le he puesto un ejemplo sólo para que usted maneje bien lo relativo a las leyes sobre el asunto que le preocupa, no porque usted pueda verse envuelta en eso. Por eso le agregaré que el cálculo del precio de los bienes a expropiar, se hará de conformidad con las normas y métodos que se utilizan para esos cosas y por personas expertas. Y además, ambas partes tendrán injerencia en el asunto.
Hizo correr otra cuenta y esta vez dijo, en voz muy baja y como quien cuenta las palabras: es posible que tu tengas razón pero lo más seguro es que este gobierno nunca me pague.
Me pasé con parsimonia la mano por los cabellos, me restregué la frente, miré hacia abajo; levanté la mirada, la dirigí hacia ella y le dije con calma, acompañando mis palabras con una cordial sonrisa:
Mira amiga, te diré una frase de mis tiempos juveniles; ¿tu cómo que quieres que el toro me tope? Estás hermética.
Para tranquilidad tuya, pon en venta tus bienes y vete del paìs, porque ese estado de angustia,que en ti cultivaron los medios y el rumor, va marchitarte y hasta puede matarte.
martes, octubre 16, 2007
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