Debate Venezolano
¿Y RAMÒN MARTÌNEZ? POR ALLÌ, TIRANDITO EL 333.
Eligio Damas
Ramón Martínez, el gobernador de Sucre, pretende asumir el rol de líder de la oposición. Es obvio que a Ismael García y otros dirigentes de PODEMOS, como dicen allá en Cumanà, les tiene “sobaqueos” o bajo el ala. Didalco Bolívar, está en muy bajo perfil. ¿Vaya usted a saber por qué?
Es decir, el carupanero, piensa que su partido no sólo es chiquito, sobre todo desde que rompieron con Chávez, sino que le es insuficiente para jugar el papel que “la historia le tiene reservado”. Por eso, se ha dejado de pendejadas y se saltó los límites del estado que gobierna por ahora y con frecuencia se aparece por Caracas; y tras él sus cortesanos, subjefaturados por Ismael, y lanza sus proclamas más que contra el gobierno, a favor de la oposición, elaboradas en el lenguaje de ésta; y la de la más rancia, para ganarse el puesto que Rosales no parece desempeñar con eficiencia.
Incluso hasta al mismo Hermàn Escarrà quiere dejar guindando. Este, como ya bien sabemos, se pegó como un chicle del artículo 350 constitucional, ignorando la interpretación dada al mismo por el TSJ, para incitar a todo el mundo que se alzase contra el gobierno, a la desobediencia tributaria y a huelgas ilegales. Y hasta ha estado llamando a insurrección municipal, que no es otra cosa que los Alcaldes opositores se alcen contra el gobierno. Y como es tan disparatero - sólo la Conferencia Episcopal le toma en serio, además de Ledezma- el resto del mundo le anda sacando el cuerpo.
Pero Martínez que es médico, en medio de esta etapa tan compleja y controversial de nuestra historia, descubrió que puede, como Escarrà, hacer las veces de constitucionalista. Si éste es eso, entonces cualquiera, puede serlo, deduce el gobernante regional. Y sus razones tiene, pues para serlo, basta estar contra el gobierno, tener una audiencia cautiva y predispuesta a creer todo lo que le digan o “tiren”, para usar el verbo usado por Martínez.
Un diario que recogió unas declaraciones de Martínez, dadas en las cercanías del CNE, tituló: “Martínez: Si se viola la constitución se debe aplicar el 333”. Y en el cuerpo de la información, se le cita cuando afirmó “ojalà no se cometan errores en el TSJ. Le vamos a tirar el 333 a quien viole la Constitución”.
Sucede que el gobernador y sus seguidores, entre éstos Ismael García, acaban de introducir un recurso ante el TSJ, por considerar que la Asamblea Nacional no puede agregar a la discusión artículos distintos a los que estàn en la propuesta presidencial. Y otro ante el CNE, solicitando se suspenda, por lo menos por seis meses la consulta refrendaria, porque como lo han venido sosteniendo, en tanto que voceros de la oposición, los votantes no han estudiado la propuesta de cambios. Por lo menos es eso lo que refleja la prensa.
Martínez, percatándose que los argumentos de Escarrà, relativos al 350 Constitucional, a éste le han convertido en el hazmerreír de mucha gente, cambió, como se dice en el lenguaje toreril, de tercio. El gobernador de Sucre, cree que el secreto de todo está en el 333. Como Melquíades, el misterioso y mágico personaje garciamarquiano, piensa que tiene la piedra filosofal en mano y a favor suyo después de traducir todos los documentos secretos del sánscrito.
Reunió a Ismael, Gutiérrez y algún otro dirigente que por allí le queda, en un oscuro recodo del Manzanares y gritó, ante el asombro y el susto de éstos, como Arquímedes, EUREKA, acabo de encontrar la fórmula para salir de Chávez, si le ocurre violar la constitución.
¿Cuál? ¿Cuál es Ramón? Preguntaron todos con asombro y desesperación.
Pues le tiramos el artículo 333. Y todos sin entender mucho la vaina, se fueron al TSJ y al CNE y aquello informaron a la prensa, en la voz de Martínez.
La periodista, también pegada al corte y deseos de quienes les revuelve el alma ver a Chávez en Miraflores, sin mucho indagar y menos hacer periodismos, no de investigación, sino por lo menos de lectura, redactó que “La norma 333 señala que las autoridades o ciudadanos estàn obligados a restablecer la Carta Magna vigente si es reformada por vía ilegal”. Y esa interpretación es una vulgar distorsión.
Porque ese artículo, lo que establece es que la Constitución no pierde videncia si dejare de observarse por un acto de fuerza o derogada de manera ilegal. Y agrega no lo que la periodista dijo, que parece ser lo que Martínez cree, sino “todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia”. Por esto esa expresión subliminal del mandatario sucrense, no tiene sentido. El no encontró allí otra versión del 350 que sirvió de “rosa de los vientos” y de gancho a Escarrà”.
Lo que el 333 quiere decir y norma, es lo que ya Martínez y su pequeña tribu hicieron, intentar “colaborar” en la efectiva vigencia, partiendo del supuesto que ha dejado de observarse. Pues si creen que se está violando la constitución, el 333 les autoriza y respalda para acudir al TSJ. Porque en el artículo 335 constitucional se lee que, “El Tribunal Supremo de Justicia garantizará la supremacía y efectividad de las normas y principios constitucionales; será el máximo y último intérprete de esta Constitución y velará por su uniforme interpretación y aplicación”.
Es decir, Martínez puede tirar de ahora en adelante todo y cuánto quiera, pero no nada que tenga que ver con el 333, porque ya lo hizo cuando solicitó al máximo tribunal de la república se pronunciase si hay o no legalidad en el proceder de la Asamblea Nacional. Lo único legal que le queda es esperar que el TSJ se pronuncie. Y este dirá la última palabra.
Martínez es un caído de la mata si cree, como Escarrà del 350 que el 333, le autoriza a él y a quienes le acompañen a rebelarse y guarimbear contra la institucionalidad.
lunes, octubre 22, 2007
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