DEL REFERENDUM COSTARRICENSE Y EL SUPUESTO MODELO CHILENO (Título del remitente)
Asunto: De Leonardo Perucci desde Chile
Chile adopta cada día la fisonomía de un país curioso. Curioso porque sus cifras macroeconómicas deslumbran a tirios y troyanos. Y entremedio de estos tirios y troyanos se encuentra la gran mayoría del pueblo chileno que las únicas cifras que entiende son las que con esfuerzo le permiten llegar a fin de mes y comprobar día con día el aumento paulatino de sus deudas.
Existen todavía leyes y pactos secretos que la naciente Concertación (coalición gobernante) tuvo que suscribir con la pistola del Ejército al pecho para retornar a la Democracia. Estas leyes y pactos consagraron a perpetuo la economía neoliberal, (además de otras cosas tales como la impunidad para Pinochet) y entronizaron una nueva clase política llamada "renovados" o "reciclados" que es la que actualmente desde los apetecidos puestos gubernamentales dicta y lleva adelante las políticas neoliberales de los Gobiernos de turno.
Sabido es que el gran dolor y sufrimiento del pueblo chileno se inició con el Golpe de Estado de 1973 y una de las principales causas fue la decisión soberana del pueblo de Chile y su gobernante mártir Salvador Allende, de nacionalizar la principal riqueza de Chile, el cobre ,que con justicia es denominado el sueldo de Chile. Pero hete aquí que a partir del Gobierno concertacionista de Aylwin se iniciaron las concesiones a privados dejando para el Estado solamente un exiguo 20% de los beneficios del cobre. Esta política entreguista, fácilmente comprobable con la venta a grandes monopolios de prácticamente todas las enormes riquezas del país y el desastre ecológico que esto ha traído consigo, no ha sido ni será la solución a los grandes problemas que enfrentan los sectores más desposeídos que ven como un 20% de la población se llena sus bolsillos en forma desmesurada y el restante 80% enfrenta una crisis permanente.
Cabe destacar que en una reciente encuesta publicada en Chile, este país aparece ocupando el 2do lugar entre los países de peor distribución de la riqueza en América Latina y un paupérrimo 12avo lugar a nivel mundial.
¿Será posible que suceda esto en un país que a escala planetaria se enorgullece de haber firmado Tratados de Libre Comercio mas que ninguna otra nación? .
¿Será acaso que estos Tratados solo favorecen al Gran Capital y convierten a los países pequeños en meros compradores de los excedentes productivos de las naciones ricas?
¿Será posible que la Iglesia Católica de Chile por boca de su Cardenal diga que, en el país campeón de los Tratados, la distribución del ingreso es igual a la de un país africano subdesarrollado?
¿Será posible que otro alto dignatario de esta Iglesia Católica, Monseñor Goick levante la voz para solicitar al Gobierno y a los Empresarios, un "sueldo ético" que venga a paliar las migajas que reciben actualmente los trabajadores?
¿Será posible que en este país, campeón de los Tratados, la delincuencia tenga en jaque a las autoridades que no logran detener un fenómeno social que no obedece más que a la desesperanza en un futuro mejor de las masas empobrecidas carentes de conducción política y que no se sienten representadas?
¿Será posible que la Educación en Chile viva en una crisis permanente enviando miles de jóvenes a las calles ya que no tienen acceso a una Educación que se ha configurado como elitista y fuera de sus posibilidades económicas?
La gran mentira del sistema neoliberal es que el Gran Capital ganará tanto dinero que éste chorreará a raudales sobre los desposeídos. Este supuesto "chorreo" se invierte en el extranjero por lo que podemos esperar hasta el día del Juicio Final que algo nos toque de esta riqueza.
La gran mentira de los Tratados de Libre Comercio es disfrazar los que los costarricenses conocen muy bien: "el burro amarrado contra tigre suelto". Si Costa Rica ha logrado distinguirse en el concierto Latinoamericano por ser una nación sin grandes desigualdades sociales pese a sufrir una bomba migratoria de proporciones, es por su sistema de gobierno, es porque su riqueza queda en el país y los excedentes se reinvierten en procurar bienestar para todos.
Ojala prime el maravilloso sentido común de los costarricenses y juntos derrotemos esta avanzada de modernos filibusteros coludidos con el Gran Capital que pretenden entregar a Costa Rica por un puñado de monedas.
Por nuestro país, por nuestros hijos, por un sentido de dignidad, por el orgullo de ser libres y no siervos menguados, me adhiero hasta las últimas consecuencias a quienes apoyan el NO AL TRATADO DE LIBRE COMERCIO.
Leonardo Perucci, Setiembre de 2007.-
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